Barriles de petróleo que compran silencio

Entre retrasos y fallos electrónicos, se realizó en Washington la 29º Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA, la cual era una convocatoria muy esperada para nuestro país, ya que se suponía, de manera errónea como fue demostrado posteriormente, que los Estados Americanos llegarían a un consenso sobre la grave situación que enfrenta Venezuela en el contexto de protestas y, específicamente, sobre las violaciones de Derechos Humanos que cada día ocurren dentro del orden interno de la nación.

Sin embargo, y como debía ser esperado, luego de unas cuantas horas el diálogo entre los representantes americanos empezó a trabarse y finalmente se llegó a la conclusión de que la discusión debía ser postergada, pero, ¿cómo era posible? Si se toma en cuenta que las grandes “potencias” latinoamericanas y que países “importantes” como Estados Unidos y Canadá repudiaron nuestra situación actual, ¿cómo se puede explicar que no se haya llegado a un consenso sobre las recomendaciones y las acciones a tomar con respecto a Venezuela? La respuesta es simple pero no muy obvia.

Se trata de La Comunidad del Caribe, o como es mejor conocida CARICOM, la cual se encuentra integrada por 15 pequeñas islas ubicadas en las aguas caribeñas. A simple vista, estas pequeñas islas podrían parecer insignificantes si son comparadas con todo el territorio continental americano, pero, cuando se siguen los principios democráticos de la igualdad del voto, se puede ver claramente que 15 votos representan casi la mitad de la totalidad de los miembros de la OEA. Y con la mitad del aforo en contra es difícil, por no decir imposible, aprobar una resolución.

Distintos reportajes de medios caribeños, en especial del portal Caribbean News Now!, revelan que dichas naciones sostuvieron una reunión el miércoles en la mañana, horas antes de la Reunión de Consulta, la cual fue presidida por el Ministro de Exterior de Bahamas. La finalidad de la misma era tomar decisiones en cuanto a la postura de no-intervencionismo que asumirían, la cual horas después sería respaldada por los países del ALBA y terminaría estancando la sesión.

Según la actual canciller de nuestro país, Delcy Rodríguez, esta presión hacia la no-intervención por parte de los países del CARICOM tiene su origen en la “voz moral” de estos países y en el respeto hacia las normas internacionales de la organización. No obstante, cuando se ve desde un punto de vista menos sesgado, el espectador podrá darse cuenta fácilmente de que tal vez no solo interviene la moralidad, sino que quizás el hecho de que 11 de las 15 naciones que integran el conglomerado caribeño son miembros, también, de Petrocaribe, aquella alianza creada por el ya difunto Hugo Chávez, la cual realizaba intercambios petroleros bajo condiciones irrisorias.

Entonces, ¿nos encontramos ante un hecho de solidaridad y respeto a nuestra soberanía o simplemente ante una demostración grosera de que los intereses económicos no tienen límites? Pues, si las impresiones no engañan se estaría ante el segundo escenario, un escenario en el que las decisiones de un ente internacional dependen de cuánto petróleo regaló Venezuela a cambio de unos cuantos paquetes de caraotas negras, mientras que la represión, las detenciones, los allanamientos y los asesinatos son dejados de lado.

Venezuela se encuentra sumida en un grave problema si todas las naciones que han sido beneficiadas por las políticas chavistas deciden callarse ante la inminente injusticia, inconstitucionalidad y violencia que se vive hoy en día en nuestro país. Si todos los barriles de petróleo que hemos regalado logran comprar silencios y prevalecen en el contexto internacional. Si a la diplomacia no le conviene dar la cara y simplemente decirle basta a un régimen y a una ideología que no da más, que demostró su fracaso.

Si bien es cierto que el reconocimiento internacional no resolverá nuestros problemas y que la OEA es una organización que solo tiene potestad para reclamar, denunciar y exhortar, nadie puede negar que es importante que nuestra situación sea reconocida más allá del territorio nacional, ya que esto es lo que permitirá que en algún momento histórico, más tarde o más temprano, exista justicia y todas aquellas víctimas del régimen consigan paz.

Ahora solo queda una pregunta: CARICOM, ¿importa más tu bienestar económico que los Derechos Humanos de una población?

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Guayoyo en Letras