El Soberbio Orinoco

Jules Gabriel Verne es, sin duda alguna, uno de los escritores más importantes de Francia, toda Europa y el mundo gracias a la influencia de su obra en la literatura vanguardista y surrealista. Además es el segundo autor más traducido después de la británica Agatha Christie y se le considera, junto al norteamericano Orson Welles, como el padre del género “Ciencia Ficción”.

Este amante de la ciencia y la literatura, supo utilizar su genio, conocimientos geográficos adquiridos a través de sus viajes por Europa, África y América, así como también su curiosidad por la revolución industrial y los avances de la tecnología, para convertirse en uno los más talentosos creadores de novelas de aventuras.

En sus relatos se combinan datos científicos con elementos fantásticos que, sin saberlo, predijeron algunos hechos futuros y avances mecánicos que hoy en día son una realidad.

En 1865 escribió ¨De la tierra a la luna¨, una novela sobre un grupo de científicos que construye un cohete tripulado que sale de la atmósfera terráquea disparado por un inmenso cañón, alcanza la luna, se devuelve al planeta tierra y sus pasajeros sobreviven al periplo para contar la experiencia.

El día 24 de julio 1969, más de un siglo después, amarizan con vida en el Océano Pacífico Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, los astronautas de la misión “Apollo 11”, después de realizar el primer viaje espacial desde el planeta tierra hasta la luna y de regreso.

En 1866 escribió “Las aventuras del Capitán Hatteras”, un libro que habla sobre una expedición que se embarca desde Liverpool a la conquista del Polo Norte. Faltaba casi medio siglo para que, el 6 de abril de 1909, los norteamericanos Robert Peary y Matthew Henssen llevasen a cabo la hazaña la conquista del Polo Norte.

En 1869 publicó “20.000 leguas de viaje submarino”. En este narra la historia de un biólogo llamado Pierre Aronnax y como, en una de sus expediciones, es capturado por un antiguo príncipe de la India que decidió abandonar su pasado y creencias para cambiarse el nombre a “Nemo” (en Latín “Nadie”) y estudiar ingeniería.

El Capitán Nemo construyó y comandaba una moderna embarcación llamada el “Nautilus”, un inmenso pez vela metálico impulsado por energía eléctrica cuyo afilado pico y lomo aserrado le permitía embestir otros barcos y cortarlos de un golpe en dos pedazos para luego sumergirse y desaparecer entre las sombras de las profundidades.

Esta extraña nave contaba con cuartos de lujo, un gran salón y tenía una tripulación de 80 marineros. Su motor era propulsado por electricidad producida por baterías de una amalgama de sodio-mercurio, podía navegar a una velocidad de noventa kilómetros por hora y sumergirse a una profundidad de once kilómetros.

Fue el 15 de febrero de 1890, dos décadas después de la publicación de aquella novela, que el científico, marino y militar español Isaac Peral realizó el primer viaje submarino en un pequeño aparato llamado “Peral” que navegaba a una velocidad de tres kilómetros por hora y podía sumergirse  a unos dos metros bajo el nivel del mar.

En “Robur el Conquistador”, obra publicada en 1886, habla sobre el “Albatross”, un buque dotado de múltiples mástiles con hélices que le permitían despegarse de la superficie marina y elevarse por los cielos para volar largas distancias.

Se le atribuye el primer vuelo de un aparato parecido al “Albatross” al argentino Raúl Pateras de Pescara, quien en 1916 realizó, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, el primer vuelo de un helicóptero medianamente controlable.     

En la novela “El soberbio Orinoco”, publicada en el año 1898, relata la aventura de Juana de Kemor, una mujer que se hace pasar por hombre y parte en una expedición por las aguas del río Orinoco para encontrar a su padre, el Coronel Kemor, quien se encuentra desaparecido en la selva venezolana.

En este libro Jules Verne dice lo siguiente: –Por la parte de Soledad hasta donde llegará pronto el ferrocarril, Ciudad Bolívar no tardará en unirse con Caracas, la capital venezolana, por este camino de hierro”.-

Este ferrocarril aún no ha sido construido.

Jimeno Hernández
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