6to Salón del Automóvil y la Motocicleta Clásica, la gala de la automoción
Este año, nuevamente el LePursang Automovil Club de Caracas lleva a cabo este gran evento, sin duda uno de los más importantes en el calendario de eventos en el mundo del automóvil clásico en nuestro país. De hecho, para muchos, se trata del Pebble Beach, Amelia Island o el Villa D´Este de Venezuela. La cita, como ha sido tradición, fue en las instalaciones de la Hermandad Gallega de Caracas, donde más de 90 de los más exclusivos automóviles y motocicletas clásicas se exhibieron en un ambiente familiar y de camaradería.
En este evento, a diferencia de otros que aquí he reseñado, reinan los automóviles europeos, aunque los automóviles americanos van teniendo una cada vez más nutrida presencia. La predominancia de la muestra fue británica, con automóviles MG, Austin Healey, Triumph y un prístino AC Bristol Aceca, que aunque está en proceso de restauración, desde ya atrae atención y roba miradas.
En cantidad muy próxima a los ingleses estaban los autos teutones, representados por una nutrida e interesante presencia de Porsche, desde los 356 de la década de los 50 hasta el 911 más moderno que se pueda ver; pero además de Porsche, nos encontramos con automóviles BMW, entre ellos se tiene que destacar un Isetta, bastante raro de ver por ésta tierras, aún cuando abundaban al ser parte de la flota del Servicio Postal Nacional (antes de ser IPOSTEL). Mercedes-Benz también tuvo una interesante presencia, al igual que la Volkswagen. A los germanos le siguen en presencia los italianos, que estuvieron representados por un Fiat 1100, un Fiat Supermirafiori y un lindo Fiat 500; además estuvieron presentes 2 Alfa Romeo GTV y un Alfa Spider. Por último debo mencionar la presencia de gala con un rarísimo Renault 5 Turbo II que nació de las entrañas de Renault para destronar al Lancia Stratos en el Campeonato Mundial de Rally.
Otra parte de la muestra era la de rústicos y camionetas que, si bien estuvo algo reducida, no dejó de ser interesante. En esta sección destacaron un DKW MUNGA y una prístina Range Rover entre otros, además de una Ford F100 de 1949 modificada que con sólo apretar algunos botones da la impresión de parecerse a un Transformer. También destacaron con una no menor importancia la muestra de motocicletas, pudimos ver una serie de motocicletas Honda, entre CB350, 500 y 450 Scrambler, también destacó la presencia de una CBX, además de una nutrida colección de motos BMW y varias motocicletas con un estilo “Café Racer”
Como siempre, este tipo de eventos representan una burbuja entre tanto caos, una válvula de escape que permite descansar al menos un fin de semana de crisis, traiciones, déficit, defaults económicos. Es sin duda alguna un mundo en el que el tiempo y el espacio se alejan de nuestra realidad. A lo largo del evento era común escuchar el hecho de que este tipo de eventos hace la diferencia en un ambiente en el que las actividades familiares ya no son comunes. Algo que si debo destacar es la cordialidad con la que algunos propietarios de automóviles atendían a los visitantes, hablándole de sus carros, sus historias personales con éstos o la historia de ese modelo en particular, hasta permitiéndoles abordarlos. Ese tipo de gesto no es sólo bueno sino hasta necesario. Siempre he sostenido que eventos de este tipo son herramientas educativas súper poderosas si queremos generar y potenciar la cultura del automóvil antiguo y clásico que tanto se dice que no hay y, no sólo eso, sino que nos sirve de ejemplo sobre qué tan lejos se puede llegar aprendiendo a cuidar y mantener lo que tenemos.
Pero además de lo antes mencionado, destaco otra cosa: de un tiempo para acá, se ha hecho excesivamente costoso el tener un automóvil clásico (en parte por eso tuve que vender el mío, aunque no me lo han preguntado) y aún así, a pesar de la crisis, las restauraciones continúan, a pesar de las restricciones que el mismo Estado impone en la obtención de materiales como el thiner y lo absurdamente costoso que a veces resulta hacer una pieza o parte o traerla de afuera. Aún así, la calidad del trabajo es espectacular y eso es lo que a mí me parece genial, que a pesar de todo, se siguen haciendo trabajos de restauración de muy alta calidad, tan alta que terminan compitiendo en eventos en el extranjero.
Hasta hace poco se trabajaba con las uñas, pero hoy en día se trabaja ya sin ellas porque la misma situación-país se las comió; con todo y eso se siguen haciendo trabajos impresionantes y eso debe resaltarse, porque esa si es la “otra Venezuela”, no la que nos muestran los medios y que simulan que todo está bien cuando no lo ésta, la Venezuela que vemos aquí es la de: “Ok, la cosa está ruda, pero hay que seguir trabajando y haciéndolo bien”, sin importar lo que venga, la Venezuela de resolver, la de trabajar con lo que se tiene pero siempre procurando hacerlo lo mejor posible, incluso la Venezuela de la paciencia (tan escasa en el latinoamericano), en fin, ésta es una Venezuela en la que la adversidad no es motivo para la mediocridad y eso es importante destacarlo, no sólo en eventos de ésta categoría, sino en todos los eventos de carros clásicos, porque mantener un carro con “X” cantidad de años tiene un mérito elevadísimo, indiferentemente de si es americano o europeo o de si los repuestos de los americanos son más económicos que los de los europeos, porque lo que nos transmite esto que vemos aquí es que el futuro para el venezolano que trabaja con vocación y pasión es infinito, más allá de cualquier crisis o situación por resolver. Si hoy en día vemos trabajos así, quisiera imaginar lo espectacular que será el futuro si se siguen haciendo las cosas bien.
Fotogalería:
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