La verdadera unidad se dará alrededor de una estrategia efectiva
Editorial #409 – Mitos y verdades
Si de algo han servido los constantes desaciertos de nuestras élites, ha sido para derrumbar algunos mitos que ellas mismas se encargaron de construir. En pocos meses, varias de las “verdades indiscutibles” que políticos, periodistas, analistas y encuestadores promocionaron y defendieron apasionadamente, se derrumbaron justo sobre ellos.
Uno de los primeros mitos en caer fue el relacionado al diálogo. Se necesitaron varios intentos fallidos a lo largo de cuatro años para que finalmente la mayoría comprenda que ese proceso no iba a lograr nada que no sea darle tiempo y oxígeno al gobierno.
A pesar de toda una operación internacional, con un nefasto personaje a la cabeza como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero, un vergonzoso final finalmente cerró ese capítulo.
Otro mito que cae es el de las elecciones. Desde hace años, un sector opositor se ha empeñado en afirmar que la “acumulación de fuerzas” iba a llevar a lograr el cambio por la vía electoral. Eso ha probado ser falso, porque nunca antes el rechazo a Maduro había sido tan grande –algunos números indican que sobrepasa el 80%- y, aún así, la falta de condiciones y de instituciones independientes ha sido suficiente no solo para no poder derrotarlo, sino para que el chavismo se adjudique victorias tan amplias que son imposibles creer.
Junto a este último, también se desmorona el mito de las encuestas. Durante mucho tiempo, los resultados de algunos empresarios de los números eran palabra santa. Sin embargo, el descarado manejo de las condiciones y los resultados de los últimos procesos –desde el de la Asamblea Nacional Constituyente, las elecciones regionales, las municipales y la presidencial- se llevó por delante cualquier excusa que estas empresas podían utilizar para justificar sus “errores”. No solo quedó en evidencia que algunos de ellos llegan a conclusiones por demás equivocadas, y ahora queda la duda si lo hacen o no intencionalmente.
También existen algunos mitos que se resisten a desaparecer: uno de ellos es el de la unidad. Por mucho tiempo nos llevaron a creer que ésta era el fin y no, como siempre debió haber sido, un medio para lograr el verdadero objetivo: la libertad. Es por eso que durante años existió una unidad prácticamente perfecta, pero que ha sido muy poco efectiva.
Sin embargo, la buena noticia es que cada vez son más los que comprenden que más que una unidad equivocada, es vital una estrategia acertada, que ni se venda ni se rinda, y que sea el medio para llevar a las fuerzas democráticas a alcanzar sus objetivos.
Hay que decirlo de frente: aquí hay muchos políticos, “intelectuales” , periodistas, encuestadores y analistas de “oposición” que desde hace mucho le hacen el juego al gobierno. Ya es hora de que asuman su responsabilidad, se hagan a un lado y dejen de ser un estorbo para lograr el cambio.
Así, la verdadera unión de las fuerzas se dará alrededor de la estrategia efectiva que sirva para superar la crisis en Venezuela y no para prolongarla.
Para lograrlo, lo primero que debemos hacer es separar los mitos de las verdades.
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