La realidad cambió
Editorial #427 – Solos
Fueron muchos los años en los que, conscientes de la tragedia en la que nos sumergíamos, no podíamos comprender la indiferencia e indolencia de la comunidad internacional con Venezuela.
Muchas veces se hicieron llamados casi desesperados a la solidaridad y atención sobre algo que era cada vez más difícil de ignorar: el problema de Venezuela ya no era solo de los venezolanos.
Hoy la realidad cambió. No solo los países vecinos de la región, sino también muchos alrededor del mundo, se han tomado en serio nuestra crisis. No hay mejor ejemplo de esto que los sucesivos hechos de la semana pasada en el marco de la 73º Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, en la que el caso venezolano fue uno de los más discutidos.
Las fuertes y reiteradas alusiones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, a la “tragedia humana” en Venezuela, fueron lo más noticioso. Sobre todo, porque hubo incluso un amago de “encuentro” entre Trump y Maduro, que finalmente fue desestimado por la Casa Blanca.
Sin embargo, también se dieron otros hechos que no podemos ignorar. El más importante de ellos, la solicitud de cinco países de la región (Argentina, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) junto a Canadá a la Corte Penal Internacional para que investigue crímenes de lesa humanidad en el país. Esto, a corto plazo, puede parecer uno más de esos trámites interminables y poco efectivos. Pero, con el tiempo, puede cambiar la historia.
Otro hecho que se suma a la creciente presión contra el chavismo fue el ocurrido en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, donde se aprobó la primera resolución de su historia sobre Venezuela, en la que insta al gobierno a aceptar ayuda humanitaria internacional para paliar la escasez de alimentos y medicinas que afecta a la población.
Mientras todo esto ocurre a nivel internacional, aunque parezca imposible de creer, a nivel local reaparecen algunos dirigentes de oposición para abogar por la participación en algún tipo de “elecciones” convocadas por el Asamblea Nacional Constituyente, desconocida por el mundo entero.
La actitud de los mismos actores de siempre, que en los últimos años le han hecho mucho daño a la lucha por la libertad, debe ser rechazada y condenada con firmeza. Lo único que buscan es destruir el contundente apoyo internacional que tanto ha costado construir.
La buena noticia es que cada vez son menos y tienen menor impacto. La gran mayoría de los ciudadanos está clara sobre cual es el verdadero liderazgo opositor: ese que no se rinde ni se quiebra.
Los venezolanos también están conscientes de que finalmente están acompañados por las fuerzas democráticas del mundo y de que quienes desde hace años los oprimen y les roban el futuro, están más solos que nunca.
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