Según el Banco Mundial, la pobreza en el país es de más del 90%
Editorial #452 – Catástrofe
El más reciente informe del Banco Mundial, no deja lugar a dudas: en Venezuela ocurre una catástrofe económica. Así lo confirman los números presentados por este organismo en su informe semestral sobre las previsiones de crecimiento de Latinoamérica y el Caribe.
“Nada podría preparar a la región para la escalada de la crisis económica, social y humanitaria en Venezuela, por lejos la peor crisis en la historia moderna de la región”, afirman los expertos que desarrollaron el informe, destacando algo que ya sabíamos: la tragedia venezolana es inédita no solo para nosotros, sino también para el continente.
De esta conclusión podemos rescatar algo más que también advertimos hace tiempo: el problema de Venezuela ya no es solo de los venezolanos. El impacto económico, político y humano que nuestra crisis tiene en América Latina es insostenible para nuestros vecinos.
Según el Banco Mundial, el PIB de Venezuela se contraerá 25% este año, una cifra que acumulada a la contracción que ha sufrido la economía desde 2013 alcanzará el 60%. Es decir, nuestra economía será menos de la mitad de lo que era hace 6 años.
La hiperinflación, que según el mismo informe fue de 1.370.000% en 2018, este año superará los 10.000.000%. La pobreza en el país es de más del 90%.
El informe alerta que las condiciones socioeconómicas de Venezuela «continúan deteriorándose rápidamente», no solo por la caída en el precio del petróleo, sino también por las políticas «altamente distorsionadoras» del régimen, un ajuste fiscal desordenado y una mala gestión económica. Es decir, por esta tragedia llamada Socialismo del Siglo XXI.
Tanto o más preocupante que las cifras presentadas por el BM, son las que publica la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones (2019), que estima que el número de personas que habrán abandonado el país superará los 5 millones para fines de 2019.
El masivo éxodo es una consecuencia lógica de la situación en Venezuela, que no solamente tiene efectos económicos y sociales profundos y duraderos, sino también humanos. Nunca antes en la historia las familias venezolanas se habían visto obligadas a desmembrarse como lo hacen ahora.
El hecho de que las peores mafias hayan encontrado refugio en territorio venezolano es una amenaza a la paz y a la estabilidad de la región, pero el colapso económico y sus consecuencias, como una emigración tan grande, también afecta directamente a las economías de otros países, que enfrentan sus propias dificultades.
Hoy la calamidad es innegable tanto en el país como para el mundo. La pregunta es cuánto más está dispuesta la comunidad internacional a esperar que la situación siga deteriorándose antes de actuar con mayor y definitiva contundencia.
Es cierto que los tiempos políticos y diplomáticos no son los mismos que los del hambre. Pero lo que el mundo debe comprender es que nuestro tiempo es de urgencia, porque lo que en algún momento fue una crisis humanitaria, hoy ya es una catástrofe.
Y se va a poner peor.
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