Audaz reaparición del violín

Consabido, la economía informal ha tomado los maltrechos y abarrotados, como encarecidos, medios públicos de transporte.  Quizá realizando una mercancía proveniente del contrabando, privilegiadas las golosinas, los más jóvenes intentan sobrevivir en espacios harto competidos por la delincuencia de toda ralea.
Ya no hay siquiera una escuela de artes y oficios que ayude al esfuerzo desesperado, convertido el antiguo INCE en una burda instancia pechadora y, a la vez,  fracasada cátedra popular del socialismo. Por arruinado que se encuentre el empresario de alguna significación, debe tributarle so pena de una extraordinaria multa, mientras que el aspirante a un empleo, en el país de la catástrofe económica,  ha de aprender por si mismo ciertas facetas de la contabilidad, la plomería, la barbería, los tableros eléctricos, los automotores o el remiendo de calzados.
De las busetas, autobuses y vagones del metro, se ha notado la ausencia del instantáneo obsequio musical, excepto en un rubro tan barato como el rap. Muy pocos se aventuran a cantar con un instrumento de relativo costo, como el cuatro o la guitarra y, menos, con una aparatosa arpa vista en un par de oportunidades, tiempo atrás. Empero, recientemente, vimos y también disfrutamos muy brevemente de un violín.
La muchacha subió a la camioneta-por-puesto, todavía por llenarse, empuñando el arco y muy rápidamente sacó el instrumento de cuerdas para una pieza apresurada. No pudimos alcanzarla y recompensar tan atrevido esfuerzo, menos de hablar con ella, dado el atropellamiento apurado de las personas que saben escasas las oportunidades de transportarse, aunque vimos que alcanzó varios billetes de baja denominación, los que no reciben los transportistas y suelen ofrendarse en las misas dominicales.
Por supuesto, ella no portaba un Stradivarius, pero todos intuimos o sabemos cuan costoso es un violín que afilará la percepción de cualquier asaltante para seguir y saldar cuentas con su presa.  Nos atrevimos a fotografiarla tan aparatosamente tomada,  incurriendo en una aventura similar, ya que nos conmovió mucho la joven que muy probablemente se formó en las aulas del llamado Sistema Nacional de Orquestas, se ha visto obligada a la insólita incursión callejera, no tendrá dinero para migrar ni la posibilidad de llevar a un hijo o a sus padres.
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