Artillería de hilos

Fotografías: LB (Caracas, 01/09/2019).

 

Muy pocos dudan  del profundo y negativo impacto que hemos sufrido los venezolanos de un XXI que, antes, creímos promisorio.  La larga dictadura ha siquitrillado el siglo que costará reconstruir para andarlo, una vez superada definitivamente la amarga experiencia socialista.
Abultadas las alforjas de los científicos sociales, éstos tardarán un poco en hincar bien el bisturí en medio de las naturales polémicas que vendrán.  No obstante, el arte va dejando el testimonio fiel de una época y de una realidad ojalá, por siempre, irrepetibles.
Cierto, con retraso, pues, todavía esperamos por la novela, la pieza teatral e, incluso, el poema que retrate con fidelidad las realidades vividas, aunque ya la plástica va arrojando sus aportes. O la escultura hecha de materiales no convencionales, retazos de hilos artillados de preguntas que nos sorprenden al transitar los días y las horas que resultan enfermizamente prolongados y, a la vez,  breves por la saturación de los eventos.
Desde el primer vistazo, llamativo e interpelante, habla del inmediato contexto y nos sugiere otros que dibujan nuestras propias angustias. La pieza de Víctor Avellaneda, expuesta en la galería D’Museo de Los Galpones,  no deja de apuntarnos por diferentes que sean sus ángulos de tiro.
Ganador de la edición del Salón Jóvenes con la FIA 2018, celebrado en la Braulio Salazar de Valencia,  Avellaneda exhibe su cuestionario de tejidos inusuales para colocar el acento en la agresión, la violencia y la barbarie que explican la telaraña tendida y extendida por el régimen. El operador empinado sobre el vehículo ligero, con el dedo en el gatillo, no expone al que suponemos sofocado por la armadura que las nuevas tecnologías ofrecen, coronado por un casco de miniaturas transistorizada que explican la verdad y la mentira de las nuevas guerras, sino al personaje común y espontáneo, integrado al escupidor de balas,  quizá diestro o errático, que ya aceptamos en nuestra dura y difícil cotidianidad, indigestos de malos presentimientos.
Premonitorio, pues, entre nosotros, apenas pocos meses atrás,  fue oficialmente anunciado el ensamblaje de una máquina de rápido desplazamiento con su cañón a cuestas, garantizando la represión tan portátil como eficaz que se desea en medio de la catástrofe humanitaria,  Avellaneda ha logrado literal y paciente zurcir una pieza en la que, cada quien puede acomodarse, moldearse o acojinarse después de verificado un buen comportamiento. Empero, aún aceptándola, ella no tendrá problema alguno en doblar la boca del arma, así tratemos de escondernos entre los pliegues, para ultimar nuestras más íntimas esperanzas, trenzados a su nefasta ruta.
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