A la vanguardia de esta nueva arremetida ya no está solo Cuba, sino también Venezuela
Editorial #478 – No es casualidad
Las dos noticias más importantes en la región esta última semana ocurrieron en Perú y en Ecuador.
En el primer caso, fue la disolución del Parlamento anunciada por el presidente Martín Vizcarra, quien en el marco de la Constitución de ese país hizo uso de esa figura para acabar con el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo (dominado por una mayoría fujimorista) que había estado bloqueando toda acción de su gobierno.
La otra noticia relevante viene de Ecuador, donde después del anuncio del alza en el precio de los combustibles por parte del gobierno, se desataron violentas protestas en diferentes ciudades de ese país, como Guayaquil, Cuenca y Loja. Como consecuencia de esta situación, el presidente Lenin Moreno anunció el estado de excepción.
La profundización de los conflictos sociales y políticos en varios países de la región pueden parecer hechos aislados y sin ningún tipo de relación entre sí, pero no es así. Desde hace mucho años una organización cuyo único objetivo ha sido tomar el poder por cualquier vía está detrás de muchos de los intentos de desestabilización que hemos visto a lo largo de los años.
El Foro de Sao Paulo, desde su creación en 1992 y bajo el liderazgo de los hermanos Castro en Cuba, ha sido muy efectivo en sabotear las democracias de nuestros países cuando no estaban en el poder y de destruirlas desde el poder.
El 25 de julio de este año, Caracas fue sede de la más reciente reunión del Foro, donde acudieron representantes de 120 partidos de izquierda en el mundo, muchos de ellos de los países antes mencionados.
Pocas semanas después, empezamos a ver signos de inestabilidad en los países que han encontrado una vía democrática e institucional para su desarrollo, como Colombia, Argentina, Perú y Ecuador.
No existe la menor duda: es solo el principio. Es evidente que el Foro socialista que tanto daño le ha hecho a nuestros países ha lanzado una nueva ofensiva con la que pretende volver a tomar el poder en los países mencionados y afianzarlo en otros donde todavía lo ostenta, como Venezuela, México, Bolivia y Uruguay.
A la vanguardia de esta arremetida ya no está solo Cuba, sino también Venezuela. Es por eso que desde hace tiempo insistimos en que el problema de los venezolanos ya no es solo nuestro, sino también de toda la región. No solo por los más de 5 millones de emigrantes que veremos el próximo año, sino también porque es desde estas tierras desde donde se lidera todo el plan de la peligrosa y destructiva izquierda latinoamericana.
Debemos estas más alertas que nunca, luchar contra esta nueva amenaza socialista y tener muy claro que nada de lo que estamos viendo es casualidad.
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