Usos y abusos de la historia como herramienta
Preguntas al economista Ramón Tomás Díaz Gaspar (1926-2017): Periodista, docente, abogado y especialista en economía, con gran experiencia en temas comerciales y financieros, fue uno de los intelectuales uruguayos más influyentes
¿Para qué sirve la historia en la formación de un economista? ¿Sustituye o complementa las implicancias del análisis económico? ¿Existe una historia objetiva o hay tantas historias como historiadores? Si hoy se definiera la elección presidencial de 2019, ¿qué episodio de la historia argentina nos serviría para entender lo que puede ocurrir con la economía, entre mañana y el 10 de diciembre de 2019?
Buscando respuestas a estos interrogantes, conversé con el uruguayo Ramón Tomás Díaz Gaspar (1926 – 2017), abogado, presidente del Banco Central de su país, fundador de la revista Búsqueda, presidente de la sociedad Mont Pelerin y considerado el intelectual uruguayo más importante de la segunda mitad del siglo XX. Cuando presidió el Banco Central, alquiló la casa en que vivía para habitar un departamento más chico y así poder complementar su sueldo público con el producido de la diferencia de los alquileres, para vivir «dentro de sus medios». En 2003 publicó Historia económica de Uruguay, un verdadero clásico.
-Te conocí la primera vez que pisé territorio uruguayo.
-¿Cuándo fue eso y en qué circunstancias?
-En algún momento de la década de 1980 una empresa multinacional organizó una reunión regional en Montevideo. Vos analizaste Uruguay y yo, la Argentina. Como te presentaron como abogado, francamente no esperaba mucho de tus palabras, pero a los pocos minutos cambié de opinión pensando (para mí) si en Uruguay los abogados analizan tan bien la economía, lo que serán los economistas.
-[Risas]
-Para beneficio de los lectores argentinos, te pediría que sintetizaras el prólogo de tu libro.
-Con gusto. Al comienzo de la obra dije que, en cierto momento de su historia, los uruguayos se enamoraron de su país. ¡Como el Uruguay no hay! Últimamente, sin renegar nadie del patriótico orgullo, el país ha entrado, por la fuerza de las circunstancias, en algo así como un eclipse. No estoy seguro de que, sintiéndonos todos orgullosos, lo estemos por las mismas cosas, ni acerca de los mismos tiempos. Aclaré que a la historia económica se puede arribar desde la historia y desde la economía, y que yo no he recibido ninguna instrucción formal en Ciencias Históricas, sino que soy un profesional en economía, pero en historia sólo un amateur.
-¿Para qué sirve la historia económica en la formación de los economistas y para quienes tienen que tomar las decisiones?
-Vamos por partes, comenzando por el rol que cumple en la formación profesional. Los ejercicios de estática comparativa ocupan un lugar importante en la «caja de herramientas» de los economistas, según la feliz expresión de Joan Violet Robinson.
-¿En qué consisten tales ejercicios?
-Hay que diferenciar las variables que están bajo el control de un país, una familia, etcétera, de las que están fuera de su control, pero los impactan. Las primeras se denominan endógenas; las segundas, exógenas. La tasa de interés que maneja el Sistema de la Reserva Federal está fuera del control de los Estados argentino o uruguayo, pero afecta el funcionamiento de las respectivas economías. Pues bien, los ejercicios de estática comparativa consisten en averiguar, a raíz de las decisiones de los afectados, cuál es el efecto que un cambio en alguna variable exógena tiene sobre los valores de equilibrio de las variables endógenas.
-Dame un ejemplo.
-Un gobierno duplica la alícuota del impuesto a la venta de cierto producto, a raíz de lo cual cabe esperar que aumente el precio del producto, incluyendo el impuesto, que caiga el precio neto del impuesto, y que disminuyan las cantidades producidas y vendidas.
-¿Para qué sirve la historia frente a tal análisis?
-Lo complementa mostrando que la respuesta de los agentes económicos afectados puede ser la indicada, pero también pueden intentar que se revise la decisión, presionando para lograr su derogación y hasta la renuncia del funcionario que la dictó. Es el planteo formulado de Albert Otto Hirschman, denominado queja o salida. El cambio tecnológico generó respuestas diferentes por parte de los oferentes en los casos de las máquinas de escribir o las afeitadoras, que en el caso de los taxistas de la ciudad de Buenos Aires.
-Además de la diferente reacción, está la cuestión de los tiempos.
-Buen punto. Plantear los ejercicios de estática comparativa en términos del salto de una curva y la búsqueda de nuevos valores de equilibrio supone que tanto la decisión original como las repercusiones ocurren de manera instantánea. Dejame ilustrar con el caso de la derogación de las Leyes de Granos. En 1815, luego de la derrota de Napoleón Bonaparte, el parlamento inglés discutió la derogación de los derechos de importación de los granos, debate que encontró a David Ricardo de un lado y a Thomas Robert Malthus del otro. Muy significativo para el análisis económico, pero…
-¿Pero qué?
-Que la derogación se produjo en 1846, es decir, 31 años después del referido debate, y no tanto por un convencimiento intelectual, sino porque el proceso de urbanización que se produjo durante el período aumentó el poder relativo de los votantes urbanos respecto del de los rurales.
-¿Cómo saber si la historia se está utilizando correctamente para iluminar el presente?
-Siendo cuidadosos y, además, pensando. Quien cita las decisiones adoptadas por Benjamin Shalom Bernanke -cuando presidía la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed)- para sostener que no existe ninguna correlación entre el aumento de la base monetaria y la tasa de inflación, está leyendo peligrosamente mal la historia. Como también la está leyendo mal quien nota que el acuerdo entre la Argentina y el FMI congeló la base monetaria y la tasa de inflación continuó aumentando. A nadie se le ocurriría prohibir los medicamentos porque algunos seres humanos abusan de ellos.
-Hoy se vota en la Argentina. Si las urnas consagraran a Alberto Ángel Fernández como presidente electo, ¿qué episodio de la historia nos serviría para entender la evolución económica entre mañana y el 10 de diciembre próximo, cuando se produzca el cambio de autoridades?
-Aunque desde el punto de vista político-institucional estamos hablando de situaciones completamente diferentes, desde el ángulo económico hay que prestarle atención a lo que ocurrió en tu país entre octubre de 1980 y fines de marzo de 1981. Con un semestre de anticipación con respecto al momento en que se hizo cargo, la Junta Militar eligió al nuevo presidente. El ministro de economía saliente emitía mensajes tranquilizadores, pero los argentinos querían escucharlo de las nuevas autoridades, que optaron por no hablar durante la transición, con el consiguiente deterioro. Dios quiera que ahora no ocurra algo parecido, pero quien tiene que tener esto particularmente en claro es el presidente electo.
-Recordado Ramón, muchas gracias.
Crédito: La Nación
- Usos y abusos de la historia como herramienta - 28 octubre, 2019