Estamos a tiempo de rectificar
Editorial #485 – El Foro por la Libertad
Cuando el primer trimestre de este año planteábamos que se debía acelerar todas las acciones posibles en Venezuela porque ahí se jugaba el destino de toda la región, muchos nos catalogaron de “radicales”, “exagerados” y “extremistas”.
En ese momento, el apoyo con el que contaban las fuerzas democráticas en Venezuela había alcanzado su punto máximo. No solo se tenía la confianza de la gran mayoría de los venezolanos, sino también el reconocimiento de más de 60 países en el mundo, mientras que los pocos miembros del Foro de Sao Paulo que quedaban en el poder en la región, como Nicaragua, Bolivia y Uruguay, luchaban por sobrevivir.
Lamentablemente, no se aprovechó lo que fue la mejor oportunidad de sacar a las mafias chavistas en los 20 años que llevan en el poder y, como también se advirtió, el paso del tiempo empezó a jugarnos en contra.
No solo la gente en Venezuela empezó a perder energía y esperanza, sino también el mapa político regional empezó a cambiar. La llegada al poder de Andrés Manuel López Obrador en México y, más recientemente, de Alberto Fernández en Argentina, debilitaron en gran forma al Grupo de Lima, que había funcionado como un eje de presión importante contra la dictadura chavista.
De la misma forma, el Foro de Sao de Paulo se reunió en julio en Caracas para preparar su contraofensiva y la vimos ejecutarse en estos días desde Ecuador, pasando por Chile y más recientemente en Colombia. En nada nos sorprendería que el próximo foco de agitación política disfrazada de protesta social se dé en uno de los objetivos más importantes que tiene el comunismo regional: Brasil.
Después de tanta evidencia, finalmente muchos parecen entender que el enemigo que enfrentamos quienes luchamos por la libertad y la democracia es el mismo. Son fuerzas que trabajan en forma conjunta desde la creación del Foro de Sao Paulo a principios de la década de los noventa y, con el paso del tiempo, han mejorado sus herramientas de destrucción de la libertad, la democracia y la institucionalidad. Sin embargo, más allá de sus fortalezas, si de algo se han aprovechado ha sido de nuestras debilidades.
La primera de ellas ha sido no haber hecho el diagnóstico correcto de lo que enfrentamos en su momento. Como consecuencia de esto, no nos organizamos como necesitamos hacerlo para enfrentarlos.
Estamos a tiempo de rectificar. La única manera de poder frenar esta ola destructiva que amenaza la paz continental es unir fuerzas quienes pensamos igual y dar la batalla no a nivel local, sino como corresponde: a nivel regional.
El primer paso es realizar un foro en el que participen todos los gobiernos de la región que compartan ese norte, entre los que deben estar Estados Unidos, Brasil, Colombia, Chile, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Perú, Venezuela (E), y también muy posiblemente el nuevo gobierno de Uruguay.
Trabajar juntos, con una sola estrategia y un mismo objetivo, es la única manera en la que podremos derrotar a la amenaza socialista en la región y devolverle la estabilidad y la paz al continente.
Todo, desde un gran Foro por la Libertad.
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