Nuestro talante democrático y compromiso con la libertad será puesto a prueba más que nunca
Editorial #489 – El deber de la esperanza
A finales de 1983, luego de años de una de las peores dictaduras militares que nuestra región haya conocido, Argentina recuperaba la democracia que hasta hoy preserva, a pesar de todos los contratiempos que tuvo que enfrentar en el camino.
A propósito de un nuevo aniversario de ese 10 de diciembre en el que Raúl Alfonsín juró como presidente, hace pocos días uno de los intelectuales más lúcidos de ese país, Santiago Kovadloff, recordaba y reflexionaba sobre esos días históricos.
Kovadloff contó que a poco de haber asumido la Presidencia, Alfonsín invitó a una reunión a un grupo de selectos intelectuales, artistas y escritores que habían sido maltratados durando los años de dictadura. El mismo Kovadloff era parte de ese grupo y recuerda que quien lo encabezaba era el más destacado de todos, Jorge Luis Borges.
Después de un largo discurso del presidente Alfonsín -en el que no solo resaltó y agradeció el importante rol que cada uno de los presentes jugó en el rescate de la democracia argentina, sino también planteó los objetivos de su flamante gobierno- le tocó a Borges agradecer en nombre de los presentes.
Fiel a su estilo, de brillantez inigualable y con un talento para hablar tan magistral como al escribir, Borges respondió en una sola frase: “Gracias presidente Alfonsín, porque siento que usted nos ha devuelto el deber de la esperanza”.
Nótese que no dijo “la esperanza”, ni siquiera “el derecho a la esperanza”. Borges, en su gran sabiduría, habló del “deber” de la esperanza. Su objetivo era claro: resaltar el hecho de que una sociedad, una nación, pase lo que pase y enfrente lo que enfrente, tiene la obligación de no perderla nunca.
Parece oportuno recordar este hecho, en un contexto como el que vivimos en la región. Lo ocurrido ayer en Venezuela, donde de la manera más burda y grotesca el chavismo y sus cómplices de “oposición” le dieron un golpe al último poder que quedaba, el parlamentario, desnuda en su totalidad a una tiranía que ahora usurpa todos los espacios de poder en el país. Después de innumerables intentos de “diálogo” y acercamiento, es hora de que todos finalmente comprendan que el régimen chavista solo concibe la política a través de la fuerza, por lo que la única manera de lograr que abandonen el poder es también la fuerza.
Así comienza un 2020 que también promete ser complejo para el resto de la región, no solo para los países que ya enfrentaron momentos difíciles el año pasado, como Chile, Perú, Ecuador y Bolivia, sino también para los más grandes de la región, como Brasil, México y Argentina.
Nuestro talante democrático y compromiso con la libertad será puesto a prueba más que nunca por el Foro de Sao Paulo que, de manera organizada, busca eternizarse en el poder en los países donde lo ostenta y conspirar contra la democracia en los que aún no lo ha conquistado.
Nuestro rol es comprender la magnitud de lo que enfrentamos y seguir la ruta adecuada para alcanzar nuestros objetivos. La lucha ha sido difícil y larga, sin embargo, no tenemos otra opción que seguir comprometidos con ella y luchar hasta vencer.
Por eso es que hoy es tan oportuno recordar las palabra de Jorge Luis Borges. Tenemos que tener muy claro que la esperanza no es solo un derecho, también es un deber.
Nuestro deber.
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