Se deben tomar las medidas más efectivas y comunicarlas de manera clara
Editorial #499 – Pandemia y pánico
Como la peor de las catástrofes llegó la pandemia de coronavirus a todos los rincones del planeta. Nunca antes la humanidad había vivido una situación como ésta que tiene características únicas: un virus que afecta a todo el mundo en poco tiempo y cuyo impacto es seguido en tiempo real a través de las nuevas tecnologías.
La desinformación y el pánico también se esparcen con mucha mayor velocidad que en tiempos pasados, lo que no ayuda en nada a la lucha contra la enfermedad pero empeora la situación sobre todo a nivel emocional.
El impacto del coronavirus se dividirá en dos etapas. La primera, que ya estamos viviendo, tendrá que ver con la salud, que por ahora alcanza cientos de muertos y decenas de miles de contagiados en más de 120 países.
La segunda etapa será aún más crítica y tendrá que ver con el desastre económico que dejará el coronavirus. Todo indica que es muy probable que estemos muy cerca de la paralización casi total de la economía a nivel mundial. Debemos estar listos para enfrentar ambas y actuar lo antes posible para disminuir todos sus costos.
En los países de nuestra región, parece inevitable la suspensión de clases, de la mayoría de actividades laborales y de cualquier otra no indispensable. Los especialistas aseguran que la suspensión de la circulación de personas es la manera más efectiva de enfrentar el contagio. Mientras más se tarde en hacerlo, más alto será el costo y más durará el problema.
Algunas naciones como Estados Unidos y otros en Europa apuestan a “aguantar” el coronavirus y, con la llegada del calor del verano, frenarlo. Esa hipótesis causa aún mayor preocupación en el hemisferio sur: ¿cuál es el plan en las naciones que se enfrentan a la llegada de un largo invierno en el que el virus puede agarrar más fuerza?
Se deben tomar las medidas más efectivas y comunicarlas de manera clara. Más contagioso que el coronavirus es el pánico y tenemos que cuidarnos de ambos.
La realidad es que el mundo enfrenta un gran desafío, cuyo éxito dependerá de la reacción efectiva de los gobiernos y la disciplina de los ciudadanos.
De todos esperamos serenidad y responsabilidad para enfrentar una amenaza que es tan grande porque es una peligrosa mezcla entre pandemia y pánico.
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