Editorial #558 – La importancia de Perú
La batalla que hoy se está dando Perú es otra pieza fundamental en el tablero democrático de la región
Lo que ha ocurrido en los últimos meses deja más claro una realidad en la que desde hace años insistimos: la lucha de Venezuela no es solo de los venezolanos, es la misma lucha de todos los latinoamericanos.
El autoritarismo populista que vemos desde el poder en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia, así como los esfuerzos por desestabilizar a los gobiernos democráticos en Chile, Ecuador y Colombia, son parte de un mismo plan y tienen un solo objetivo: tomar el poder y eternizarse en él.
Por eso, la victoria de Guillermo Lasso en Ecuador el pasado 11 de abril es un paso fundamental para frenar la arremetida chavista en nuestros países y hacia la construcción de un frente para el rescate de la libertad.
La batalla que hoy se está dando Perú es otra pieza fundamental en el tablero democrático de la región. Su lucha tampoco es solo de los peruanos y por eso todos debemos alzar la voz contra el proyecto socialista que pretende implementar el Foro de Sao Paulo en ese país.
Muchas veces, lo único más difícil que recuperar la libertad ya perdida, es preservarla cuando aún se tiene. Hoy Perú todavía está a tiempo de no hacerlo y por eso la cita electoral del 6 de junio tiene una importancia histórica para toda la región.
Si en algo hemos fallado quienes defendemos la democracia y la libertad, ha sido en no lograr consolidar nuestras conquistas y subestimar al mal. No podemos volver a equivocarnos, cada nuevo paso hacia la libertad total de nuestro continente tiene que ser definitivo.
La amenaza socialista es una realidad que acecha día a día y si nosotros no avanzamos decididamente contra ese proyecto, perderemos a nuestras naciones por mucho tiempo.
La única manera de hacerlo es construyendo un proyecto amplio, firme y sostenible; que tenga como prioridad recuperar la democracia y las instituciones en las naciones que las han perdido, además de fortalecerlas y preservarlas en las que aún gozan de éstas.
Y aunque muchas veces uno no aprende de socialismo ajeno, esperemos que la desgracia de Venezuela, reflejada en más de un millón de venezolanos que hoy viven en Perú, por lo menos sirva para que los peruanos eviten vivir una tragedia propia.
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