Venezuela violenta

Algunos nos sugieren violentos por tropicales, como si hubiere una relación automática. Otros, nos refieren como una sociedad exageradamente pacífica al soportar estoicamente  el presente siglo.

Lo cierto es que jamás tuvimos un régimen tan violento, o variadamente violento, como el actual, frente a una población tan desproporcionadamente castigada las veces que ha intentado responder. Y esto, porque en 2002, 2014 y 2017, por ejemplo, pretendiendo que rectificara por una vía pacífica, el poder establecido ejerció literal, directa e implacablemente la fuerza, como la ha administrado por siempre, creyéndola imperceptible.

La delincuencia organizada ha jugado un rol estelar, ayudando al eficaz y terrible control social. No hay ningún resquicio de libertad, espontaneidad y genuina vivencia, sino un enorme escenario teatral en el que el poder establecido habla de amor y paz, probidad y orden, mientras las realidades contradicen groseramente las consignas.

Incurren en deslices, revelando el auténtico cuño de sus propósitos. Borran por instantes algunos testimonios gráficos o audiovisuales que, de un modo u otro reaparecen, los delatan manipulando – incluso – los motivos religiosos que la realísima gana les dicta.

La época decembrina se presta aún más para los excesos del régimen, procurando un artificio navideño. Además, rentable, porque sus prohombres, desde el más alto nivel, participan de una gigantesca feria que dejó en nuestra memoria el término dacazo: nada es gratuito en esta espiral de violencia física y psicológica.

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