Editorial #696 – Guerra, petróleo y libertad
La pandemia no cambió al mundo, la invasión a Ucrania podría hacerlo
El mundo se encamina rápidamente a una compleja crisis económica debido al duradero impacto de la pandemia y a la invasión rusa a Ucrania. Dos hechos inesperados ante los que nadie supo cómo reaccionar.
El 2020 fue un año terrible para las finanzas globales debido al Covid-19 pero, sobre todo, a los prolongados aislamientos y cuarentenas. El 2021 vimos una importante recuperación, principalmente debido al efecto “rebote” luego de los derrumbes económicos de los que no salió ileso ningún país. Este año, en el que debería haberse estabilizado parte de ese crecimiento, presenta serias amenazas e incertidumbre debido a la guerra en territorio ucraniano.
Según el banco de inversión Morgan Stanley, existen “altas probabilidades” de que Rusia entre en un default similar al de Venezuela.
Los efectos globales del conflicto y de las sanciones a Rusia también ya son evidentes. Por ejemplo, dispararon el precio del petróleo: en promedio, la gasolina supera los 4 dólares por galón en Estados Unidos, un nivel récord en ese país.
Otra gran preocupación que esa nación enfrenta está relacionada a la inflación: la semana pasada se informó que llegó a 7,9% anual en febrero, su máximo nivel en los últimos 40 años. Esta variable podría convertirse en un gran problema para un país que no está acostumbrado a estos niveles no solo por lo alta, sino también por lo prolongada.
Los políticos estadounidenses saben que este último factor será determinante en las elecciones de medio tiempo en noviembre, en la que se elegirán 435 representantes en la Cámara Baja y 35 de los 100 puestos del Senado. En esa cita electoral también se definirá el rumbo del ejecutivo por los próximos dos años.
Debido a esto, la Administración Biden está desesperada por controlar la crisis económica y, entre los temas urgentes, conseguir otras fuentes de energía alternativas a la sancionada Rusia, que representaba el 8% de su consumo si se toman en cuenta el petróleo crudo y sus derivados.
Todo esto es una muy mala noticia para la lucha por la libertad de Venezuela y ya empezamos a ver las primeras señales: una visita del más alto nivel de Estados Unidos para reunirse con Maduro y su primera línea.
Aquí resulta inevitable preguntarse, ¿es el petróleo el argumento que obliga al gobierno de Biden a cambiar su posición frente a Venezuela, o es acaso la excusa perfecta? Son varias voces las que advierten desde mucho antes de iniciada la crisis en Ucrania que la posición de la nueva administración se estaba suavizando en relación a lo que ocurre en el país.
La pandemia aceleró algunos procesos de cambio que ya se estaban dando, sobre todo los relacionados con la tecnología. Sin embargo, no cambió al mundo, cómo muchos creían. Lo que sí puede cambiarlo es la invasión rusa a Ucrania y todo lo que ésta puede desencadenar.
La señal más reciente de esto es la decisión de la Casa Blanca de comenzar los trabajos de creación de un dólar digital, como parte del esfuerzo de regulación en el campo de las criptomonedas como Bitcoin.
Estamos siendo testigos del nacimiento de un nuevo orden monetario mundial y el gran reto que enfrentan las naciones y las personas es no quedarse atrás y aprovechar todas las oportunidades que éste presenta.
Sin embargo, lo que debe quedar claro es que, ya sea en Ucrania o en Venezuela, no habrá manera de hacerlo sin paz y libertad.
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