Día del Orgullo LGBT: Sociedades hipócritas

Junio se convirtió en un terreno de batalla. La llegada del “Mes del Orgullo”, en los últimos años, ha traído consigo la polarización y el enfrentamiento alrededor de este tema. Lo que debería ser un tiempo de promoción de la tolerancia, la inclusión y el respeto, se terminó convirtiendo en sus antónimos. 

Grupos religiosos, políticos, filosóficos, sociales… Todos tienen una opinión y su verdad, que afirman como absoluta. No faltan los que, como diríamos en Venezuela, siempre pescan en río revuelto, los incoherentes que piden ‘derechos’ con el Che en el pecho, y quienes callan para ser políticamente correctos. 

Desde 1970, cada 28 de junio se celebra el Día Internacional del Orgullo LGBT, en conmemoración de los disturbios de Stonewall, en Nueva York, que marcó el inicio del llamado movimiento de liberación homosexual, que buscaba el cese de la persecución a los homosexuales. 

Hoy, en pleno junio de 2022, la discriminación en sociedades como la nuestra, sigue siendo una realidad. Sociedades que, en su hipocresía, se horrorizan por la “sexualización” cuando se trata de la inclusión de personajes LGBT en series y películas, pero que desde edades del preescolar preguntan a los niños por “las novias”.

En sociedades machistas como la latinoamericana, esa inclusión LGBT que para algunos “es innecesaria”, para otros puede resultar un salvavidas. Porque no, una película no hace gay a una persona, pero sí hace que esa persona, ese niño -que seguramente está en depresión, que se siente como un bicho raro por ser diferente-, descubra que no es el único con esas preferencias, que no está mal lo que siente y quién le gusta. Que amor es amor, y punto. 

Seguramente entienda que nadie lo puede hacer sentir menos por quien ama. Que no tiene que bajar la cabeza por quien ama. Que el “está bien que sea, pero en su casa”, no está bien. Que sus preferencias no lo definen. Que ninguna iglesia o doctrina lo puede hacer sentir una basura. ¡Que no es una abominación!

Lo cierto, es que fuera de todo este debate 2.0, existe una realidad que no se puede ocultar con versos bíblicos, ni con la negación conservadora. Los crímenes de odio existen, la discriminación existe, las burlas y señalamientos existen, la agresión existe y los suicidios por lo antes mencionado, también existen. Negarlo, además de cobarde, sería inhumano.

Apostemos y luchemos por una sociedad abierta, de respeto a la elección de vida de cada individuo, de tolerancia, de iguales ante la ley; una sociedad libre. Pero para eso, tenemos que empezar por recuperar el país, porque no hay país plural sin país. 

Gabriel González
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