Cómo se planifica un regalo de Navidad

La historia de un regalo de Navidad es como cuando en el colegio te mandaban a leer Cien años de soledad, pero al final terminabas comprando el resumen. Porque un hijo no conoce ese diálogo interno que vive un padre en pleno diciembre a medida que se acerca esa fecha que es más temible, que un racionamiento de agua cuando estás todo enjabonado. Y así pasan los días:

14 de diciembre:
“Le daré a mi hijo un set de gamer. Consola, control profesional, juegos, televisor, audífonos, silla gamer, cámara, el set del volante, forro y un regulador de voltaje. La cosa es que no me esperaba esta subida de la inflación.”

15 de diciembre:
“Sincerémonos: ¿quién necesita un set gamer con forro? Ni que viviéramos en el desierto del Sahara. Mi computadora no tiene forro y funciona a la perfección. Mira, uno la prende y… ya va… ¿qué pasa?… ¿Por qué no prende?… No me digas que… ¡Nooo!… ¡Hay que llevarla a reparar!”

16 de diciembre:
“El técnico de la computadora me dijo que gamer responsable desenchufa su consola al terminar de jugar. Así que adiós, regulador de voltaje. A ver si con eso, mi hijo agarra conciencia ambiental. La mismita que de seguro tuvo el condenado que hoy me clonó la tarjeta. Sería para ahorrarse el plástico, ¿no?”

17 de diciembre:
“La clonada me hizo valorar más lo que tengo y no lo que me falta. Así que chao, set del volante. Pensándolo bien, a mi hijo ni le gustan los juegos de carros. Es que, para vivir tranquilo, no hace falta mucho. Ya va… ¿será por eso que se me cayeron esos clientes hoy? ¡Ay, nooo!”

18 de diciembre:
“¡Que llegue el 24, por favor! Es que por no tener set gamer, mi hijo se puso a jugar pelota y partió un ventanal del edificio. Ahora, como castigo, se quedó sin silla gamer. Si quiere jugar, que se siente en un taburete de la cocina o que juegue de pie para evitar el sedentarismo. Ahora déjame ver de dónde saco para pagar el vidrio.”

19 de diciembre:
“¡Ya tengo para pagar el ventanal! ¡Cuesta lo mismo que la cámara y los audífonos! ¡Así que bye, bye, cámara y audífonos! Además, causan sordera. Que juegue con el mismo audio del televisor y si quiere cámara, le presto mi celular. Cualquier cosa, cerramos la puerta. Bueno, cuando reparen la filtración que abombó el marco. ¡Ojalá y el albañil no me cobre caro!”

20 de diciembre:
“Si el albañil solo trabajó con una espátula, ¿por qué mi hijo no puede ser gamer con el control que trae la consola? Así son los músicos. Arrancando, usan un instrumento de segunda mano. Y si no me cree, que les pregunte a los músicos del matrimonio al que nos invitaron mañana en la playa. Que, por cierto, debo reservar hotel, avión, alquilar el traje y comprar el regalo. ¿¿¿Por qué hay gente que se casa en pleno diciembre???”

21 de diciembre:
“Mi hijo ha pasado toda la boda dentro del cuarto viendo televisión. Tanta pantalla le hace daño. ¡Entonces fuera televisor! Si va a jugar, que juegue con el de la sala para yo supervisarlo. Y que se vaya acostumbrando, porque hoy llega mi primo y le toca pasarse a la sala para darle el cuarto.”

22 de diciembre:
“Si mi hijo quiere videojuegos adicionales, que se los compre mi primo. Solo tiene un día aquí y ya me vació la nevera. Come más que reina de belleza después del certamen.”

23 de diciembre:
“¿¿¿Una cuota extraordinaria de emergencia para comprar nuevos ascensores en el edificio??? ¿¿¿Justo el 23 de diciembre??? ¡Gracias a Dios está de moda lo vintage! A mi hijo le va a encantar el yoyo que le voy a regalar.”

24 de diciembre:
«Esta fecha me pone melancólico… Uno valora más a la familia… Por eso, me retracto. Mañana le daré a mi hijo su set gamer con todos los accesorios. Sí, pasaremos el día en el local gamer del centro comercial para que mate fiebre y después me deje tranquilo unos cien años de soledad.”


Reuben Morales
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