Editorial #321: El rumbo lo cambiamos nosotros

Rumbo

Las expectativas que ha generado el 1 de septiembre son muchas (quizá demasiadas). Es lógico; la manera en la que se le ha informado el país sobre lo que augura ser una movilización nacional de importante asistencia no puede generar menos atención. Pero una vez más corresponde decir algo: no seamos ingenuos.

El 1 de septiembre no puede ser lo mismo que han sido otras fechas de movilización. No puede ser lo mismo no sólo por las expectativas que están creciendo cada día más, sino también porque la confianza, la reputación y la sensatez de la Unidad opositora estarán  plenamente en juego.

Esa fecha no puede ser para exigirle a quienes quieren perpetuarse en el poder que accedan a perderlo; debe ser para hacerles entender que somos nosotros quienes haremos que se vayan, cuando nosotros lo digamos.

Esa fecha tampoco puede ser para esperar que el Consejo Nacional Electoral (CNE) nos diga cuándo será la recolección de las firmas para activar el Referéndum Revocatorio, sino para presionar y hacerles entender que tienen que darnos la fecha lo antes posible, con nuestra presión, y no que será cuando ellos digan y cuando ya el Revocatorio sea inútil para los venezolanos y sólo útil para el PSUV.

Mucho menos el 1 de septiembre puede ser un acto aislado, lleno de retórica y discursos en tarimas, música y aplausos. No puede verse como un acto de campaña o una fiesta democrática; debe ser un acto de rebeldía, una lección ciudadana de que no estamos dispuestos a soportar una burla más por parte de quienes han destruido a Venezuela

Lo que sí debe ser el 1 de septiembre es el inicio de una etapa de presión y articulación ciudadana, organizada para lograr lo único que podemos aceptar como venezolanos y que es la única que puede salvarnos: lograr un cambio de gobierno este mismo año.

Está claro que el Referéndum Revocatorio y sus fechas, más que un asunto de calendario, son un asunto de voluntad política de quienes están aferrados al poder. Por lo tanto, la estrategia opositora no debe ser exigir sobre lo primero, sino influir y cambiar lo segundo.

Por lo tanto, más que convertirse en la fecha en la que la Unidad se moviliza por una fecha, el 1 de septiembre debe ser la fecha en la que los ciudadanos hagamos entender a toda la dirigencia opositora y al chavismo, que somos nosotros los que conduciremos el cambio y que sí, políticamente demandamos conducción, pero hacia un cambio y un transición, no hacia la estabilidad o hacia una transacción.

Ese día debe ser para sincerar una fecha tope en la que sepamos que habrá Revocatorio este año, y si no lo hay este año, pues redefinir la estrategia de lucha posterior a esa fecha, por ejemplo. Si es por una fecha, podemos convertir en fracaso una movilización que no ha nacido; si es por una causa, la podemos mantener viva y por más que un día.

En definitiva, el 1 de septiembre debe ser para hacer entender que el rumbo lo cambiamos nosotros.

Pedro Urruchurtu
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