España en suspenso por falta de acuerdos
Durante varios años la alternabilidad política en España se vio sumergida en un intercambio entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a pesar de ser una nación rebosante de pequeños movimientos que se veían a la sombra de dos grandes organizaciones que en las urnas se convertían en las únicas opciones de gobernabilidad real.
Los resultados de las elecciones celebradas el 20 de diciembre de 2015 marcan un hito importante: la aparición de dos fuerzas políticas: Podemos y Ciudadanos, quienes rompen con la hegemonía de los grandes partidos, lo que conlleva a la formación de un Congreso sin mayorías.
Un sistema indirecto
La Constitución española consagra un procedimiento el cual el ciudadano elige a los miembros del Congreso, quienes a su vez son los encargados de nombrar al presidente del Gobierno.
Una vez conformado el parlamento el Rey, Jefe del Estado, llama a cada aspirante a una ronda de consulta que se realiza en forma de entrevista privada, una vez culminada le informa al Presidente del órgano legislativo a quien propone para ocupar ese cargo, quien convoca a un Debate de Investidura que culmina con una votación.
En caso de no lograr los votos suficientes para asumir la presidencia del Gobierno, se puede realizar otra ronda de consultas y sesión de investidura o una vez transcurridos 2 meses de la primera el Rey debe disolver las cámaras y convocar a un nuevo proceso electoral.
20 de diciembre: fin del bipartidismo
Los resultados de las elecciones del 20 de diciembre dejaron entrever que la profunda crisis económica que atravesaba el país en ese momento no era ajena al ciudadano de a pie, que planteó buscar una solución un tanto apartada de los partidos tradicionales.
A consecuencia de lo anterior, nació un Congreso multicolor, donde ningún partido alcanzó los 176 escaños que le dan la mayoría y con ella la certeza de colocar su nombre e ideales en la jefatura de Gobierno, había que trabajar en las alianzas, en la negociación.
Los candidatos para ocupar ese cargo se centraban en 4 figuras principales: Mariano Rajoy (PP), el presidente del Gobierno saliente, precedido por una gestión con grandes críticas, así como defensores, Pedro Sánchez (PSOE) la juventud y la principal cara de oposición, la respuesta a cambio radical del Partido Popular, Pablo Iglesias (Podemos)con su estilo un tanto desprolijo y sus propuestas de un cambio social profundo representaba a una buena parte de los españoles, especialmente a aquellos que anhelaban una solución político territorial y Albert Rivera (Ciudadanos)conciliador e inclusivo.
La travesía de una investidura
Ante este panorama comenzó el año 2016 con la misión de “formar Gobierno”, la campaña había quedado atrás, junto a las promesas, las sonrisas forzadas en las fotografías.
Comienza a analizarse las alianzas con combinaciones tan infinitas que simulaban una quiniela, por un lado Pablo Iglesias era tajante en su posición “el PSOE tiene que decidir si se pone de acuerdo con el PP, Ciudadanos o con nosotros”, por el otro Pedro Sánchez mostraba su disposición para entenderse con todas las fuerzas políticas, mas noconel Partido Popular, mientras éste brillaba por su silencio.
Paralelamente a este trance tan delicado, el PP tuvo que luchar contra las acusaciones de corrupción en miembros de su partido. Situación que se mes a mes suma nuevas caras.
A pocos días de terminar el mes de enero la situación política de la península se le sumaban nuevas aristas, después de una ronda de consultas con el Rey Felipe VI, Mariano Rajoy la cabeza del partido con más escaños decidió rechazar la oferta de formar gobierno por no contar con el apoyo, todo el peso de resolver el problema cayó en los hombros del socialista Pedro Sánchez, quien aparentemente contaba con la aprobación de las fuerzas políticas asentadas en el Congreso.
Comienza febrero, los ojos de España y el mundo están sobre el Partido Socialista, con un lapso 3 a 4 semanas para lograr alianzas y enfrentar un Debate de Investidura.
Interés propio sobre el colectivo
Todas las organizaciones políticas tenían un punto en común: sacar al Partido Popular de la jugada, especialmente anular a Mariano Rajoy a quien culpaban de la gran crisis en la que estaba sumida el país.
El espacio de coincidencia no fue lo suficientemente fuerte para mantener la cohesión, los deseos individuales pronto superaron el interés colectivo, cada quien ofrecía soluciones en la medida que exigían, Podemos solicitó la Vicepresidencia del Gobierno, un puesto antes de las reformas sociales que fueron su bandera en las elecciones.
Albert Rivera en cambio buscaba mantener contentas a todas las partes, inclusión de todos los puntos era la consigna, una posición ideal y un poco romántica ante la situación política.
1er Debate de Investidura
El 22 de febrero fue la fecha fijada por el presidente del Congreso Patxi López para que se llevara a cabo la sesión de Investidura de Pedro Sánchez, tras un duro debate donde todas las partes criticaban a los demás sin buscar solucionar culminó con 219 votos en contra de la investidura, 130 a favor y una abstención, la esperanza de solventar el duro trance se vio diluida y la sombra de una nueva elección se hacía presente.
Para el PSOE había fracasado la misión de formar gobierno, ante la negativa del PP y la falta de contundencia de las demás fuerzas políticas llevaron a que el 2 de mayo el Rey Felipe VI disolviera las cámaras y convocara nuevas elecciones.
26 de junio: de nuevo a las urnas
Transcurre la mitad de 2016 y la situación política en España se complica cada día más, los ciudadanos acuden nuevamente a un proceso electoral sin tener una solución clara al dilema.
El fracaso del Partido Socialista Obrero Español en la Investidura se vio reflejado en los escrutinios, 120mil votos menos y con ellos la pérdida de 5 escaños en el Congreso, al contrario del Partido Popular que ganó 14 puestos más en el parlamento, sin embargo con sus 137 diputados estaba lejos de la mayoría.
Ciudadanos obtuvo el peor resultado al perder 8 lugares en el Congreso, mientras que Podemos en alianza a sus pequeñas sucursales nacionales (Podemos-IU-Equo, En ComúPodem, Compromís-Podemos-EUPV: A la Valenciana y En Marea) solo pudo obtener 71 diputados.
De nuevo el panorama era el mismo que a principios de año, un Congreso plural sin mayoría, nada había cambiado.
“Formar gobierno”: 2da parte
Se encara un nuevo proceso de investidura similar al de enero, pero con la gran diferencia de que se sabe quién es quién en ese juego político y hasta donde son capaces de llegar.
Nada ha cambiado en las visiones de los partidos, todos quieren formar gobierno pero ninguno tiene como hacerlo, el ánimo de acercar posturas y negociar se ve más lejano.
El Rey convoca una nueva ronda de consultas y esta vez con el favorable resultado electoral Mariano Rajoy acepta intentar formar gobierno.
Mientras tanto en el Partido Popular aparecen más implicados en casos de corrupción, el turno fue para la senadora Rita Barberá, quien fue casi obligada a abandonar la organización más no dejó su puesto en la cámara alta.
Con este panorama Rajoy llegó al Debate de Investidura y la situación no fue distinta a la esperada, con 170 votos a favor quedó a un paso de la presidencia del Gobierno.
¿Terceras elecciones?
Ante este escenario político en España la idea de unas terceras elecciones se hace la más razonable, en teoría se realizarían en un día muy especial para la familia, el 25 de diciembre.
Para ese entonces habrá pasado 370 días de la primera vez que los ciudadanos acudieron a las urnas a pedir un cambio y una salida a la crisis, poco de eso ha pasado.
Un año de disputa política ha mantenido en suspenso a una nación, con un gobierno en funciones que poco puede hacer y queda en veremos puntos tan importantes como la aprobación del proyecto de Ley de Presupuestos.
Más allá de una lucha partidista es un enfrentamiento entre personas, entre egos, donde nadie quiere a ceder y cuyo único perdedor no será el que no alcance la presidencia del Gobierno sino el pueblo español que espera pacientemente un cambio mientras unos pocos se disputan un cargo.
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