La oposición está en una encrucijada
Editorial #326 – ¿Y ahora qué?

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Una vez más, los venezolanos tienen más preguntas que certezas. El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció las peores condiciones posibles para la próxima fase de recolección del 20% de firmas para activar el referendo revocatorio.

No solamente se dispondrá de solo 5.392 máquinas cuando se habían solicitado más de 19 mil, se contará solo con 1.356 centros electorales de los más de cinco mil que se había pedido, se tendrá un horario reducido de solo 7 horas cada uno de los tres días de recolección, sino que, en clara violación a la Constitución, se deberá alcanzar el 20% en cada estado y no a nivel nacional. Algo que va contra toda lógica cuando el proceso es para revocar a una autoridad que fue electa en todo el país.

Sin embargo, como tantas otras veces, el ente electoral jugó a favor del gobierno y puso a la oposición en un gran dilema: ¿se debe aceptar unas condiciones que, además de injustas, crea el ambiente para que ni siquiera se logre activar el revocatorio?

En medio de este debate, estamos perdiendo el foco sobre lo verdaderamente importante que va más allá de las reglas: el CNE también anunció que de acuerdo a sus fechas, el referendo se realizaría “a mediados del primer trimestre del próximo año”. Eso quiere decir que, como varias veces lo hemos repetido, si el referendo es en 2017, es un fraude, porque incluso en caso de ganar la oposición, quien elige al próximo presidente es Nicolás Maduro, ya que se quedaría a terminar el mandato quién en ese momento esté ejerciendo como vicepresidente.

No queda duda de que no solo la oposición, sino también la gran mayoría de la población, está en una encrucijada. Nuestra situación es incluso peor hoy debido a que, por inexplicables razones, la MUD decidió apostar todo al revocatorio, cuando a principios de año se había comprometido a trabajar en las cuatro vías constitucionales para lograr el cambio político: la renuncia, el referendo revocatorio, la enmienda y la Constituyente.

Además, la reacción de la dirigencia opositora fue extremadamente lenta, declarándose en “sesión permanente” e informando que recién se anunciarán las acciones concretas a seguir esta semana, varios días después del anuncio del CNE y en una coyuntura en la que si algo nos es escaso, es el tiempo. Incluso da la sensación de que la MUD no estaba preparada para un escenario como éste. ¿Esperaban acaso algo diferente de este CNE?

El camino que queda por delante es incierto, pero seguramente tendrá obstáculos peores de los que ya hemos enfrentado. La lucha opositora debe darse en varios niveles: en el internacional, manteniendo la presión para que el mecanismo de la aplicación de la Carta Democrática se acelere; en lo institucional, exigiendo a la Asamblea Nacional que sea mucho más firme en su confrontación con el régimen; y en lo ciudadano, organizando y activando a los millones de venezolanos que no solamente quieren un cambio, sino que lo necesitan desesperadamente.

Entre los muchos errores que la MUD ha cometido, uno ha sido el peor: dejar que cuatro partidos secuestren la toma de decisiones de esa organización intentando imponerlas sobre los demás actores políticos. Una crisis como la actual debería ser suficiente incentivo como para ampliar la Unidad y que un frente inclusivo de liderazgos diversos sea el que guíe a millones de venezolanos que en esta hora todavía se preguntan:

¿Y ahora qué?

Miguel Velarde
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