La televisión: ¿Enemiga de la cultura?
Seguro alguna vez en nuestras vidas hemos escuchado la famosa frase: “la televisión vuelve más idiota a la gente, es una mala influencia para la sociedad”
Antes de empezar un pequeño viaje en el tiempo
Desde su nacimiento en el siglo XX la televisión ha sido vista como una amenaza por los sectores más altos de la sociedad, pues esta ofreció un entretenimiento dedicado a las masas, donde todos podían participar sin importar su coeficiente intelectual. Inmediatamente empezó a ser víctima de menosprecios y críticas, pues sin duda la televisión ganó rápidamente popularidad intimidando otros medios proveedores de cultura como el cine, el teatro o hasta la misma palabra escrita.
Al ser la televisión un medio mucho más poderoso que podía llegar a una gran cantidad de público al mismo tiempo, obviamente el contenido tuvo que ser adaptado a unos estándares más generales. Varios eruditos advirtieron que se podría deformar la cultura para convertirla en algo de “plebeyos”, por así decirlo, eliminando completamente su calidad intelectual. Este es un pensamiento que sigue tatuado en el subconsciente colectivo y que en la actualidad no afecta solamente a la televisión, empaña otros medios como el cine, los libros, la música o con cualquier cosa que aspire ser “comercial”.
Otro problema con el que ha tenido que lidiar la televisión es su reputación de mal influenciar y manipular a voluntad a sus televidentes, esto tiene su origen en la “teoría de la aguja hipodérmica”, esta teoría nace en los años 20 y tiene su mayor auge durante la Segunda Guerra Mundial (tiempo en el cual la propaganda era una herramienta fundamental), se argumentaba que era posible “inyectar” por los medios de comunicación un mensaje tan poderoso que podría ser capaz de manipular a las masas enteras. Con el pasar de los años esta hipótesis comenzó a perder fuerza y a lo largo de la historia han existido una gran cantidad de detractores, pero ya la idea fue fuertemente plantada en la cultura popular.
Una mala influencia para ti
Hay quienes dicen que la televisión es un mal ejemplo, que gracias a ella nuestra sociedad empeora cada día más, pero ¿qué hay de verdad en ello?
La razón fundamental para realizar esta afirmación es obviamente basada en esa teoría de que somos manipulados y demasiado influenciados por lo que vemos en la televisión. Se dice que los niños de hoy en día son más violentos y groseros gracias a la televisión, que se han perdido los valores porque los programas carecen de ellos, y bueno, pareciera ser que todos los males actuales son causados por la “caja idiota”.
Los seres humanos somos imitadores por naturaleza, de esto no hay duda alguna, por esta razón es bien cierto que los niños son más susceptibles a ser mal influenciados con facilidad, pero realmente son los padres los que deben inculcar valores para que estos infantes se formen adecuadamente, sin importar los miles de factores externos que puedan corromper al pequeño, ¿es culpa de la televisión que el niño al crecer se convierta en un delincuente?, ¿no les parece más creíble que sea por una mala educación en el hogar u otro tipo de problemas en casa?, en varias ocasiones he visto a madres decirle a alguien más ante una rabieta de su hijo en la calle que “ese es ejemplo que le da la cochinita esa de la televisión”. Por supuesto, es más fácil encontrar en la televisión una excusa para justificar los errores que otros han cometido.
Hay demasiado contenido negativo en la televisión, eso nadie puede negarlo, pero esto es producto de la misma sociedad pues nadie más que nosotros decidimos lo que van a transmitir, siempre se produce el material que el público pide, pues el objetivo siempre será vender y para lograr ese objetivo hay que darle al cliente lo que quiere.
Por otra parte hay programas que son catalogados de completamente negativos, como es el caso de las populares series de animación para adultos, como “South Park”, “Family Guy”, “Los Simpson” y las muchas otras, lo curioso es que tal vez no sean tan negativos como se piensa ya que en el fondo usan un humor muy negro para llegar a transmitir un mensaje contundente de crítica social, que en más de una ocasión hace reflexionar al televidente. Es importante resaltar que los padres deben estar al tanto de lo que sus hijos ven, son responsables de seleccionar el material adecuado para los niños, estas series claramente son clasificadas para público adulto a pesar de ser animación.
Muchos defensores de “la ética y la moral” han criticado sin parar este tipo de programas por su crudeza y crueldad pero es obvio que el objetivo de estas animaciones es crear un ambiente exagerado y gracioso para reflejar una realidad incómoda, ¿por qué cambiar eso?, no somos una sociedad que vive en amor y paz, tenemos demasiados defectos y no podemos ocultar el sol con un dedo, la televisión siempre nos hace ver lo que somos y mientras siga existiendo seguirá reflejando nuestra realidad.
Vamos, no es tan malo ver televisión
Con el paso de los años la televisión se ha visto obligada evolucionar para adaptarse a los tiempos modernos, un ejemplo de ello es el hecho de que la complejidad de muchas series televisivas han aumentado considerablemente, actualmente representa un gran esfuerzo cognitivo llevar un seguimiento de todas las relaciones y hechos que se pueden unir en una sola historia, es un trabajo para el cerebro, no sólo recordar todos los hechos, sino también establecer las conexiones necesarias entre personajes, fechas, acontecimientos entre otros factores para entender el desarrollo de la trama.
Además, en los últimos años se ha producido mucho contenido educativo de calidad que ha atraído una cantidad considerable de público, la televisión se ha convertido en una gran herramienta para conocer otras realidades y culturas.
Si comparamos el contenido que ofrecía en sus inicios la televisión podemos ver lo mucho que ha evolucionado, no es simplemente una caja idiota, es sólo una fuente más de información y recreación, nada más allá de eso, todo depende de la cantidad de horas que se pase frente ella pues siempre es importante realizar otras actividades como leer un poco o realizar ejercicio.
Obviamente todo en exceso es malo, eso no está de más decirlo, pero ver televisión no es una amenaza para tus puntos de coeficiente intelectual, relájate un poco y disfruta de tu programa preferido, al fin y al cabo la televisión es no es tu enemiga.
Referencia: “Televisión ¿ver o no ver?” de Fernando Mariño.
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