Venezuela diferida
Está bien, difirieron el juicio de responsabilidad política a Nicolás Maduro, pero ¿permitiremos que difieran nuestra Libertad?
Tras los anuncio de la MUD – PSUV respecto al “diálogo”; parecía que la frustración, decepción y molestia me invadía, sin embargo, quería saber ¿qué pensaban las madres que hacen colas? ¿Qué pensaba el padre desempleado? ¿Qué pensaba el joven que no tiene como costear sus estudios? ¿Qué pensaba el docente mal pagado? ¿Qué pensaba la madre que no tenía como darle las tres comidas del día a sus hijos? ¿Qué pensaban los estudiantes? ¿Qué pensaban los pacientes del oncológico? ¿Qué pensaban los padres de Bassil? ¿Qué pensaban los padres de Génesis? ¿Qué pensaban los familiares de Leopoldo López? ¿Qué pensaba la madre de Lorent Saleh? ¿Qué pensaban los que perdieron sus empleos por su valentía de firmar para el RR? ¿Qué pensaba el ciudadano simple que tenía sueños de hacer su vida en Venezuela? Y… ¿Qué pensaron “nuestros representantes” al sentarse allí, con el que encarcela, asesina, censura y secuestra todos los días a los venezolanos?
Tal parece que nuestro país se ha estancado, no en esos resultados, sino más bien en dudas y decepciones, que sólo abonan a la crisis que ya padecemos. El régimen ha jugado a tal punto de querer esclavizar hasta nuestras ideas, y cualquiera que sea contraria a la del “diálogo”, automáticamente es tachada de violenta. Yo sé perfectamente que los violentos son ellos, que los manipuladores son ellos, pero si no escribo aquí lo que pienso, me convertiría cómplice del opresor: yo no estoy de acuerdo con el diálogo.
Estoy casi segura, que la mayoría de los venezolanos, no esperaban más que una fecha de RR, o quizás cualquier salida constitucional, pero que fuese en este año como les fue prometido. Si me lo preguntan a mí, no esperaba nada; al menos creí que por respeto y dignidad a las 30 millones de voluntades que hoy claman un cambio en el país, se levantarían de la mesa. Pero al final de cuentas, yo también caí por ingenuidad.
Hace unas semanas atrás veíamos a una Venezuela que avanzaba en el rompimiento de sus cadenas contra la dictadura, y hoy nos vemos en retroceso; nos vemos como si los diecisiete años de lucha contra este régimen nefasto, se quedara en eso, en una mesa de tiempo; y todo por subestimar a la Fuerza Ciudadana, la misma que ha hecho todo lo que se le ha pedido con tal de ver una Venezuela Libre. Sin duda, nos sentimos burlados.
Venezuela, hoy está cansada de que el régimen negocie su futuro y pretenda hacerla claudicar. Estoy plenamente segura que nuestro país merece más que un “peor es nada”, más que “logros electorales”, más que “cacerolazos”, más que “mítines políticos”, más que “intentos”, más que “únicas vías pacíficas”; Venezuela merece respeto y libertad, y eso no se negocia, se conquista.
Probablemente poco hago escribiendo artículos, marchando, protestando, votando, firmando, o reafirmando; pero cada aporte que yo pueda hacer para salvar a Venezuela, para levantar mi voz contra la dictadura, para conquistar la libertad; lo haré y lo seguiré haciendo.
Si quienes se sentaron allí, lo hicieron pensando en los millones de venezolanos, por lo menos déjennos quejarnos, valoramos sus esfuerzos, pero temo que se han equivocado. Sin embargo, sigo pensando, irónicamente, que todavía estamos a “tiempo” de retomar la agenda que ya teníamos, porque sí, la calle sí funciona, aunque tal parece que sólo funciona “dependiendo de quién llame a tomarla”.
Es momento de aceptar que se trata de la libertad, se trata de salir de una jaula, no de que le pongan barrotes de oro. Si nuestro objetivo es Venezuela, entonces la Unidad se ampliará a cada sector que esté dispuesta a luchar por ella; de lo contrario, puede que Venezuela también sea diferida.
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