El primer paso para que las cosas cambien es que cambiemos nosotros
Editorial#342 – «Estamos hartos»
No importa por donde se camine, las calles de Venezuela transmiten todas las mismas sensaciones: desesperanza, desmoralización y mucha rabia. El presente asfixia por diferentes motivos a millones de personas y el futuro no presenta una esperanza de cambio.
Mientras el gobierno profundiza aceleradamente un modelo que ha destruido al país, la oposición se encuentra más dividida y confundida que nunca. Una parte de ella, incluso parece estar trabajando de la mano de quienes debería adversar.
El mayor problema que tenemos los ciudadanos es que no encontramos una referencia que nos inspire a soñar y a luchar; que nos dé confianza. No solamente estamos atrapados en una situación en la que algunos abusan y saquean, ni siquiera contamos con líderes que nos permitan pensar que esta situación va a cambiar.
Nos han traído a un punto en el que muchos estamos hartos de todo. Estamos hartos de los políticos que priorizan sus negocios y sus cuotas de poder a cambio de seguir condenando al país a un destino que solo lo va a llevar a una mayor destrucción.
Estamos hartos de la complicidad de los empresarios que se arrodillan mendigando unos dólares baratos ante un modelo que solo busca destruirlos, en lugar de luchar por trabajar y producir libremente.
Estamos hartos de la indolencia de la gente, de su egoísmo y su poco compromiso con lo que pasa en el país.
Estamos hartos de los cómplices: músicos, deportistas, artistas, periodistas y gente de todo tipo. Que por sus propios beneficios se hacen parte de un circo que busca justificar lo injustificable.
Estamos hartos de los malandros. De los de la calle y de los de traje. De aquellos sin valores ni principios que en medio de una crisis no les importa saquear a su país y dejarlo en ruinas, para ellos poder disfrutar de la buena vida.
Estamos hartos de las colas, de los precios y de los sueldos; estamos hartos del hambre.
Estamos hartos de vivir en un país sin justicia, sin medios libres, sin elecciones y sin instituciones. Estamos hartos de vivir en una mentira.
Estamos hartos de la estupidez populista que escuchamos en ambos bandos, con la que pretenden aprovecharse del sufrimiento de la gente y seguir engañándola. Como si este país no hubiera tenido suficiente populismo en su historia.
Estamos hartos del miedo. De sentirlo cada que ponemos un pie en la calle o, incluso, antes de decir o escribir lo que pensamos. Por temor a que nos persigan o nos maten.
Pero también es un momento en el que vale la pena preguntarnos: ¿no deberíamos estar hartos de nosotros mismos? ¿De aceptar todo el abuso que hemos venido aceptando?
¿No deberíamos estar hartos de que nuestros propios líderes nos mientan y prefieran dialogar y negociar a su conveniencia a costa de nuestro futuro?
¿No deberíamos estar hartos que nos sigan tratando como tontos y que nosotros nos dejemos?
¿No deberíamos estar hartos de que sean otros los que decidan nuestro destino mientras nosotros nos rendimos?
Independientemente de la decepción que podemos sentir por quienes en su momento consideramos nuestros líderes y en quienes depositamos nuestra confianza, ¿qué rol jugamos en esta historia?
No tenemos la menor duda de que el primer paso para que las cosas cambien es que cambiemos nosotros mismos. Que digamos “basta” a todo el abuso de ambos lados, que derrotemos todos nuestros miedos, busquemos la manera de dejar de ser víctimas de esta historia y comencemos a escribirla.
Es hora de ser diferentes, por una razón muy simple: porque estamos hartos.
- Brasil: dos certezas y dos incógnitas - 3 octubre, 2022
- Editorial #705- Recalculando - 21 junio, 2022
- Editorial #703 – Sorpresas que no sorprenden - 30 mayo, 2022