El cambio que nunca llega
La MUD comenzó el año con una marcha el pasado 23 de enero en conmemoración a los 59 años de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez. Un hecho para la historia de Venezuela caracterizada por una generación que se lanzó a las calles con un objetivo irrenunciable, el fin de la dictadura.
Sin embargo, en contraste con la realidad lo que sucedió aquel lunes fue una vaga manifestación de descontento. Una tímida movilización hasta las instalaciones del Poder Electoral, piquetes de GNB y PNB bloqueando las vías de acceso y el rector Rondon acercando hasta donde pudo llegar la marcha para recibir el documento que querían entregar los opositores. Lo que había sido anunciado como “una marcha como la del 23 de enero” terminó siendo un fracaso previsto donde el mismo Capriles reconoció que aquella era la última movilización convencional
Esto no es de extrañar, cuando la improvisación y las contradicciones se apropiaron del discurso opositor, que sin brújula anda naufragando en mar abierto en busca de la aprobación pérdida y la credibilidad de su discurso. Es paradójico como el Gobierno con niveles de rechazo altísimos salió fortalecido delante de la MUD, su discurso oficial (por muy falso que sea) salió triunfador gracias a su consistencia y todo su aparataje. Terminaron imponiendo su verdad y el descontento que hasta cala en el espíritu de algunos opositores.
En este mismo naufragio, la MUD ha arrastrados a sus seguidores quien entre miles de declaraciones terminaron confundidos. ¿Cuál es la exigencia principal? ¿Elecciones? ¿Generales o regionales? Mientras unos piden elecciones generales, otros piden regionales. En este sentido, Julio Borges pide enfocarse en estas últimas. El presidente del Parlamento dice que el gobierno se debilitaría con 15 o 20 gobernaciones.
El diputado olvida que el parlamento que preside aprobó por mayoría a principios de año, el abandono del cargo del presidente. Asimismo, en el 2016 acordaron su responsabilidad política ante la crisis. A estas alturas, es menester preguntar cuál era el fin último de estas acciones, ¿cuál es la estrategia de la oposición contra los responsables de esta debacle? Porque si estos actos no tienen ningún efecto vinculante en la vida política nacional ¿Qué ganaban realizando dichas sesiones? A fin de cuentas, según la AN con mayoría opositora, el presidente abandonó el cargo y éste es responsable de la crisis que atravesamos, entonces ¿Por qué enfocarnos en las regionales si en Venezuela no hay presidente?
Aun así, el problema no es la declaratoria de abandono del cargo sino que durante todo el 2016 se prometió un cambio a los ciudadanos, se conformó una nueva AN con mayoría calificada y con una junta directiva que buscaría la salida constitucional de Maduro en seis meses, aprobaron una hoja de ruta que contenía la enmienda constitucional, la renuncia de Maduro y el revocatorio, sin embargo, apostaron sólo por el revocatorio, renunciaron a las regionales, denunciaron un golpe de estado y prometieron rescatar la democracia. A estas alturas, no se vislumbra elecciones todavía, se siguen restando espacios democráticos y Maduro sigue en el poder
Es ingenuo pensar que aun con un revés electoral para el chavismo en unas posibles regionales sería el fin del Gobierno de Maduro. Si terminaron convirtiendo la AN en el ridículo papel de un jarrón chino, ¿no lo pueden hacer con 15 o 20 gobernaciones? La estrategia de Borges suena tentadora, la idea de seguir restándoles espacios de poder no se escucha mal pero la realidad es que el gobierno aún con una Asamblea en contra y con niveles de rechazo descomunales, sigue siendo poderoso y subestimarlo fue el error de la oposición. No actuar como mayoría y seguir con contradicciones dentro del discurso es lo que hizo flaquear su aprobación popular y por ello no es de extrañar el fracaso de la pasada movilización del 23 de enero.
Aun así es lamentable como la oposición después del tan prometido cambio de gobierno termine aceptando las elecciones regionales (que ni siquiera ha aprobado el CNE). La realidad es que los tiempos políticos van muy ajenos a la hambruna de la gente, los tiempos políticos van ajenos a la crisis, a la inseguridad, a la escasez, a la enfermedad. El problema es estructural y eso no se cambia con una gobernación. Es necesario hablarle claro a la gente, que espera de ustedes cambios urgentes para salir de esta crisis. Se trata de escuchar la crítica y cambiar la estrategia, no se puede seguir haciendo lo mismo.
Mientras no se cambie la estrategia, seguirán pasando cosas como las que suceden al cierre de este artículo: GNB sacó a empujones a diputados del CNE. Ellos seguirán pisoteando la voluntad popular y encarcelando a disidentes detrás de bastidores mientras sonríen en cámaras y en tono irónico hablan de paz y diálogo. Como lo hace el diputado Diosdado Cabello, quien ahora se ofreció como mediador en un diálogo entre opositores. El chiste se cuenta solo…
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