Finalmente el mundo está abriendo los ojos ante lo que ocurre en el país
Editorial #350 – «Basta y sobra»
Luego del rotundo fracaso de la MUD el año pasado, que no tuvo la capacidad de lograr la realización del referendo revocatorio y entregó todo a cambio de nada en la farsa del diálogo, la oposición perdió la brújula, mientras el gobierno, que había estado más débil que nunca, vuelve a ganar terreno lentamente.
Este escenario tiene a los políticos desorientados y a los ciudadanos desmoralizados. Los primeros, no encuentran la manera de plantearle al país una ruta en la que la gente confíe, mientras que los últimos han dejado de creer en todo después de tanto engaño.
Paralelamente, la situación económica no mejora. Por el contrario, pareciera que en el futuro cercano solamente podría empeorar. Algunos síntomas de esto comienzan a aparecer, más allá de las desesperadas medidas como las intervenciones de panaderías y negocios privados. En un país que tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo, estamos sufriendo hasta escasez de gasolina.
Aunque el gobierno se apresura en negar esta realidad, los venezolanos están cada día más conscientes del fracaso de este modelo. Incluso quienes en algún momento creyeron y apoyaron a una “revolución” que les había prometido que nunca más un venezolano se iría a dormir con hambre. Basta recorrer las calles del país y ver a miles de personas comiendo de la basura para entender que todo fue un gran engaño.
Al mismo tiempo, internacionalmente se desarrollan acontecimientos que nuevamente podrían poner en una situación muy complicada al chavismo, y que demuestran que la lucha de los demócratas gana cada día más aliados alrededor del mundo.
Después de años de indiferencia de la comunidad internacional, finalmente el mundo está abriendo los ojos ante lo que ocurre en el país. Encabezados por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, y apoyados por la nueva administración del gobierno de los Estados Unidos, un amplio grupo de países del continente ha decidido presionar al gobierno de Maduro para que cumpla las condiciones básicas de una democracia: respeto a la Asamblea Nacional, liberación de los presos políticos y elecciones libres.
La razón es simple: la situación en Venezuela es insostenible e imposible de disimular. Además, es tan grave lo que ocurre, que los países de la región ahora se preocupan porque la inestabilidad local pueda incluso afectarlos.
Mientras tanto, algunos dirigentes políticos de oposición, demostrando su desconexión con la realidad y con la gente, anuncian candidaturas presidenciales para unas elecciones que no existen. Buscan, como siempre, mantenerse vivos en el show político para preservar sus propios intereses. Imperdonable.
Afortunadamente, los venezolanos y el mundo están conscientes de que la lucha que tienen por delante es otra y de que vienen días complejos para quienes vivimos en esta tierra a la que tanto le ha tocado sufrir.
No es momento para bajar los brazos y rendirse. A pesar de lo decepcionantes que son las actuaciones de muchos líderes de oposición, cada día existen más venezolanos comprometidos con un cambio verdadero y más países en el mundo dispuestos a acompañarlos.
Con eso, basta y sobra.
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