Saquear para sobrevivir: una terrible idea

Por más que lo intenten negar el ser humano muy en el fondo sigue siendo un animal, sigue teniendo dormido dentro de sí un instinto capaz de hacer cualquier cosa para asegurar lo fundamental: la supervivencia.

Imaginemos qué pasaría si las leyes fueran anuladas, si al cometer actos incorrectos nadie pudiera castigarte, no tendrías que ir a la cárcel, ni pagar un precio, la anarquía reina; todo lo que necesitas para sobrevivir está allí, a la vuelta de la esquina y lo que deseas hacer sólo depende de la parte más primitiva de tu cerebro.

Bueno, la situación es ahora. Desde comienzos del mes de abril comenzaron una serie de protestas en Venezuela que se mantienen hasta la fecha, junto con estas protestas la anarquía ha reinado en varios lugares de la nación, y junto a ella, el fenómeno de los saqueos ha sido recurrente. ¿Por qué ocurren los saqueos?, ¿son realmente los famosos “colectivos” quienes los inician?, lo cierto es que la verdad absoluta no existe pero aún así intentaremos analizar el panorama desde varias aristas.

De la antigüedad a la actualidad

Durante la edad antigua los vikingos se dedicaban a saquear ciudades enteras, una práctica barbárica que se mantuvo por varios siglos por medio de la piratería; actos llenos de muerte y delincuencia que eran bastante comunes en aquellos años.

Por suerte los tiempos han cambiado, las leyes nos protegen y amparan bajo su manto pero ¿qué pasa cuando la anarquía reina?, ¿qué pasa cuando una parte la población hace cosas moralmente correctas sólo porque las leyes se lo ordenan? Es bastante frecuente ver en casos de conflictos bélicos, desastres naturales y otro tipo de calamidades el fenómeno de los saqueos, los cuales pueden resultar ser una forma desesperada de buscar la supervivencia o de sacarle un provecho a este gran panorama desfavorable.

No es algo que ocurre sólo aquí en Venezuela, pasa en muchos varios lugares del mundo cuando las condiciones se presentan, por eso es imposible saber si en todos los casos registrados de saqueos en Venezuela sean efectivamente causados por los colectivos armados pro gobierno, siendo un hecho característico en momentos de descontrol social es imposible hacer tal afirmación con todo el peso que conlleva.

Comida para hoy

Durante los últimos días hemos vivido situaciones de descontrol total, las protestas en contra del gobierno de Nicolás Maduro se han intensificado y  por lo que el panorama demuestra es poco probable que no terminen pronto.

En el país la vida es muy costosa, tanto que miles de personas se han visto obligadas hurgar las bolsas de basura para poder conseguir alimento que les permita sobrevivir; miles de personas se encuentran en condición médica crítica a consecuencia del alto de costo de las medicinas e insumos médicos, los cuales a veces llegan a presentar hasta el 100% de escasez. Obviamente, en vista de esta delicada situación, es muy difícil para un venezolano poder acceder a diversos artículos electrónicos, ropa, zapatos y otros bienes materiales.

El pasado 20 de abril en horas de la noche se generaron disturbios en la parroquia el Valle, sector popular de Caracas. Los enfrentamientos duraron horas, la Guardia Nacional y Policía Nacional reprimieron, lo cual causó que todo se saliera de control. Entre aquella anarquía espontáneamente un grupo de los manifestantes comenzó a saquear varios establecimientos como por ataque repentino de adrenalina, incluso, unas 10 personas resultaron fallecidas luego de ser electrocutadas mientras intentaban saquear una panadería.  

¿Cómo garantizar que efectivamente quienes cometieron estos actos delictivos eran en su totalidad miembros de los famosos “colectivos? El hambre que azota nuestro país hace que los saqueos se estén volviendo cada vez más frecuentes en sectores populares.

En las últimas semanas se ha registrado saqueos más fuertes en Los Teques (Estado Miranda), Valencia (Estado Carabobo), siendo el último uno de los casos más graves que se han registrado hasta ahora.

A diferencia del 2014, esta nueva oleada de protestas están acompañada de un aumento sin medida de la pobreza; el hambre es un común denominador entre la población del país, muchas personas están comiendo una vez al día cuando pueden encontrar algo para comer, la desnutrición es uno de los asuntos más preocupantes de la crisis humanitaria que se vive en Venezuela.

Hambre para mañana

Lo más difícil llega después de los saqueos, en las calles el silencio es aterrador y el aura se vuelve pesada, algo similar a la calma después de una tormenta. Los dueños recogen los escombros del desastre mientras intentan contabilizar lo que les queda, los negocios que se salvaron recogen toda su mercancía esperando que vuelva a repetirse un episodio de anarquía.

Luego conseguir alimento se vuelve aún más difícil de lo que era, por ejemplo, en el caso de Valencia, donde fueron hasta 3 días continuos de saqueos en algunos sectores, los comercios supervivientes no abrieron sus puertas por varios días y los vendedores informales aumentaron sus precios aprovechando la poca demanda de mercancía.

Paulatinamente los establecimientos que no fueron saqueados empiezan a abrir sus puertas, las colas se vuelen un dolor de cabeza, comprar pan es casi una pesadilla, fueron días difíciles para los habitantes de varias zonas de la ciudad de Valencia.

El 10 de mayo Fedecámaras Carabobo dio una rueda de prensa donde contabilizó un total de 140 negocios afectados en 5 municipios de Valencia, dejando unos 25 millones de dólares en pérdidas. Además que el 60% de los negocios que fueron saqueados quedaron en riesgo de no volver a abrir sus puertas dejando en peligro más de 5000 empleos, agudizando aún más la difícil situación para conseguir un empleo en estos tiempos.

Ser comerciante en tiempos de crisis

Desde hace varios años ser dueño de un negocio en Venezuela se ha vuelto un martirio. Si tienes una panadería no hay harina para hacer el pan, si tienes un restaurante debes eliminar del menú los platillos de los cuales no tengas los ingredientes, si tienes un negocio de alimentos o cualquier otro producto ¿de dónde sacas la mercancía?, además, los productos llegan cada vez más costosos y hay que elevar los precios y rezarle a todos los dioses a que alguna autoridad  no te obligue a bajar los precios, todo eso aderezado con los constantes aumentos de salario mínimo que dificultan mantener la cantidad necesaria de empleados.

Para empeorar todo tenemos un odio hacia lo “burgués”, estos señores que tiene dinero por esfuerzo propio y que son obligados a regular y bajar sus precios atribuyendo que la inflación es culpa del comerciante, “el único culpable” de todos los males que azotan a la nación según los seguidores del gobierno, un odio que se junta con la envidia, pensando que los precios son siempre altos porque el rico quiere hacerse más rico a costilla de los pobres, que el sueldo no es más alto porque la clase baja trabaja para aumentar las riquezas de los patronos, pensamiento arraigado en cierto sector del país.

Lo cierto que hoy en día muchos negocios están al borde de la quiebra, un comercio se vuelve insostenible bajo estas condiciones, aun así muchos lo siguen intentando, estando allí generando empleos, ¿qué pasa cuando un negocio de estos que está al borde de la quiebra es saqueado? Lamentablemente pierde toda posibilidad de mantenerse, es demasiado complicado reabastecer mercancía cuando se encuentran en el límite de la supervivencia y de paso con una inflación descomunal, lo peor de todo es que entre menos negocios existan menos comida y otros productos conseguiremos en la calle.

Esto no es un llamado de la reflexión, es exponer una difícil situación que azota a mi país, un país donde el rico es malo, dónde conseguir las cosas por vía corrupción es aplaudido, un país donde la gente muere de hambre y el gobierno propone perder el tiempo cambiando una constitución que no necesita ser cambiada… un país que arde en llamas pidiendo a gritos una solución y que en el medio de la desesperación cometen graves errores que lo único que hacen es alimentar las llamas de nuestro propio infierno.

Nada justifica un saqueo pero en ocasiones el instinto de supervivencia mata cualquier rastro de moralidad…

Ana Daniela Valero
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