Confesiones no tan anónimas
Unas flores que hablan, unas bocas que callan y unos ojos que confiesan, el deseo. Los abrazos, las sonrisas y de nuevo, el deseo. Voltean a la barra, uno a uno, nos miramos y reímos.
¿Desean algo más? – preguntamos.
– Solo quedarnos aquí otro rato – nos responden.
Y si tuviéramos la garantía de que nos va a durar fuera de aquí, tan siquiera un poquito de esta paz (extendiendo sus brazos de par en par), de inmediato nos iríamos. (risas) – y siguieron en lo suyo.
Cosas como estas se repiten a diario en Tribus Café Cultural, la gente nos pregunta cómo hacemos para lograr y mantener tanta buena energía. A decir verdad, nosotros le llamamos «presencia de Dios.»
Confesamos que, para sobrevivir hemos tenido que diseñarnos un corazón tierno y la piel de rinoceronte. Y es que continuar en medio de tanta «compleja economía» se ha convertido en uno de nuestros grandes retos para no permitir que las adversidades tengan efecto contrario y nos vuelvan el corazón como el de un rinoceronte y la piel tierna como la de un lechón. A diario esquivamos pusilánimes actos, que pretenden que nuestra piel se ablande y se nos filtren las desesperanzas hasta lo más profundo de nuestro corazón. ¡Jey! pero somos fuertes, somos constantes y tenemos al más Grande.
La longevidad de cada cosa en la vida, depende de la manera en que manejamos las situaciones, ya sean difíciles o no tan fáciles. Alguien dijo una vez «Siembra un pensamiento y cosecharás una acción, siembra una acción y cosecharás un hábito, siembra un hábito y cosecharás un carácter, siembra un carácter y cosecharás un destino.» En Tribus Café Cultural estamos determinados a mantenernos dentro de una actitud valiente y temeraria, sí, temeraria, con la que defenderemos nuestra «atrevida armonía.» Sentimos la necesidad de brindarles a cada uno de ustedes una atención que va más allá de colocar el café liquido en una taza para llenar de propinas nuestros bolsillos.
Somos producto de tu sentir, ¡te amamos! ¿Te cuesta creerlo? Lo sabemos, y lo comprendemos, porque al igual que tú, estábamos ya casi acostumbrados. Y aunque sea errática la involución de todo el panorama Tribus Café Cultural siempre elevará su pensamiento como las águilas hasta alcanzar una visión amplia e inclusiva para crear retos nuevos que te permitan tener acceso a la calidad de vida y a tu participación para la creación de ella. Solo cree y esfuérzate, ven junto a nosotros a ser valientes.
Hay muchas cosas por lograr, rescatemos nuestra autenticidad natural del venezolano; solidaria, multiplicadora de buenas acciones, de respeto, de sentido de pertenencia hasta del camino por donde andamos. No somos los únicos que estamos en una montaña rusa, pero es la actitud la que nos hace diferente.
Si nacimos en Venezuela fue por algo, levantemos nuestras fuerzas, levantemos nuestras miradas y nuestros brazos. Recibe de todo el cariño que tenemos para ti, llénate y llévate mucho de él, repártelo, multiplícalo y haz tu tarea para que juntos podamos respetarnos. ¿De allí la raíz para que se expanda ese respeto más allá de nuestras fronteras? Bueno, pues ya luego eso lo trabajaremos. Lo comprendes, ¿verdad?
No es lo mismo mantener la paz, que provocar la paz. Tribus Café Cultural se atreve a decir que provoca la paz y esto se hace solo a través de una actitud de guerra, y para que no se entienda distinto a lo que queremos transmitir, nos referimos a la guerra ante la indolencia, la displicencia, el oportunismo. No somos de los que barremos debajo de la alfombra la crisis, la frustración, la intolerancia, el irrespeto; que para algunos eso es lo que llaman “mantener» la paz.
Hagámosle la guerra al desamor, depende de nuestras actitudes y de que seamos los multiplicadores con acciones repetitivas, constantes y permanentes. No seamos solo espectadores, o receptores. ¡Atrévanse a dar! Es la única guerra con la que comprenderemos cómo dar amor, el cual tiene implícito la paz.
Dicho esto, apreciados amigos, hermanos y comensales, y aunque se conviertan en transmisores y multiplicadores ambulantes de mucho amor y mucha paz, igual no nos dejen de visitar.
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