EDITORIAL #155: DÍAS DIFÍCILES

 

541719 10151385886682616 1789676118 nDías difíciles para Venezuela. La decisión del Consejo Nacional Electoral de ampliar la auditoría al 46% de las actas que no habían sido revisadas, es una válvula de escape temporal para una crisis política que recién comienza. La fuerza indetenible del progreso chocó contra el objeto inamovible del pasado y esa realidad volverá a caer, más temprano que tarde y con todo su peso, sobre los hombros de los venezolanos.

 

La oposición está en su mejor momento en 14 años. Tiene en Henrique Capriles un líder nacional que se ha consolidado durante la campaña y la crisis post electoral. El resultado del 14 de abril dejó claro que la oposición ya no es minoría, mientras que el conflicto ha permitido algo que muchos analistas veían como poco probable después de las elecciones: que siga sólidamente unida.

 

Mientras tanto, con la muerte de Hugo Chávez, el oficialismo ha perdido a su único líder y cada vez se hace más evidente que a Nicolás Maduro se le hará muy difícil llenar las expectativas de sus seguidores. El chavismo también deberá enfrentar a corto plazo una profunda revisión interna debido a los malos resultados electorales, un proceso que debe encontrar “culpables” y que, inevitablemente, generará quiebres internos.

 

La coyuntura también favorece a la oposición. Era previsible esperar una crisis económica a corto plazo que derivara en una crisis política. Sin embargo, pocos esperaban que esta última se diera inmediatamente después de las elecciones mientras los problemas económicos recién comienzan, lo cual puede convertirse en un espiral de conflictos difícil de manejar para el gobierno. Los 30 días que durará la nueva auditoría obligarán al gobierno de Maduro a mantenerse en una lucha en el plano político, mientras la inflación, la escasez y la caída en el poder adquisitivo de la gente seguirán siendo temas pendientes.

 

Por el momento, lo único que está claro es que nada está claro. Muchos coinciden en que estos días adicionales le permiten a uno de los actores “ganar tiempo”, lo que nadie sabe a ciencia cierta es si el beneficiado será el oficialismo o la oposición. Lo más probable es que el que más provecho le saque al próximo mes será quien juegue mejor sus cartas.

 

Por lo que vimos hasta ahora, la estrategia del chavismo será radicalizarse lo más posible para mantener alineadas a sus filas y buscar desmovilizar a sus adversarios. Del lado opositor, cada paso que se dé será cuidadosamente estudiado para no caer en el juego oficialista que intenta catalogarlo de “violento” y tratará de mantenerse enfocado en su reclamo principal: la revisión del proceso electoral.

 

A pesar de que algunas pocas voces lo aseguraban desde hace algún tiempo, hoy por primera vez son muchos más los que saben que somos mayoría los que queremos vivir en un país diferente al que tenemos. Pero, para la oposición, no es suficiente saber que es mayoría, sino también debe comenzar a actuar como tal. Es ahí, en esa convicción, donde se encuentra el punto de inflexión entre el progreso y el pasado, entre la verdad y la mentira.

 

 

Miguel Velarde

Editor en Jefe

@MiguelVelarde

mvelarde@guayoyoenletras.com

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