*Recopilación de artículos especiales, basados en la experiencia y observación de artistas que transitan por Tribus Café Cultural.
De si fuese posible otro Círculo de Bellas Artes*: Multidisciplinarios.
Artículos inspirados en distintas tertulias llevadas a cabo con artistas que residen en Venezuela y que se mantienen activos con proyectos en la actualidad; los mismos se alinean en la idea de lo que fue el Círculo de Bellas Artes y sus resultados socioculturales dentro de la respectiva época. A continuación, se presentan fragmentos de las conversaciones sostenidas.
Como rompiendo la crisálida de los parámetro conocidos preestablecidos y aparente inalterables, se define a sí mismo como artista visual liminal+criminal, y el motivo de la etiqueta para definirse no es si no el resultado de los muchos procesos de investigación creativa por los que ha transitado: escritura, danza, teatro, canto, además de su trabajo como restaurador y conservador de textiles. Multidisciplinariedad.
Ante la memoria de lo que fue el Círculo de Bellas Artes le surgen muchas ideas y se cuestiona a sí mismo, precisamente por el legado, el cómo impactó la pintura venezolana en ese tiempo. A como él lo recrea en su mente, se rebelan porque la academia era en exceso abarcada por la vieja escuela de Europa, mientras que los deseos de los artistas estaban dirigidos hacia el paisajismo venezolano, a pesar de que sus obras fueron muy cuestionadas en la época. Ciertamente nada es puro, todo guarda la influencia de algo previo que lo ha llevado a transformarse y a ser lo que es; estos artistas no eran la excepción, por esto el acto de rebelarse fue un acto decidido a pesar de ellos mismos.
Cuano él comienza a leer sobre el Círculo de Bellas Artes, se percata de que no se trató solo de artes plásticas, hubo periodistas, hubo escritores, hubo una unión de diversas personalidades del mundo de las artes, desde estudiantes rebeldes hasta personajes consagrados. Y si se levantara ahorita -así lo ve él- sería tomar las calles para generar centros de formación y educación, fuera de las instituciones, para retomar, enseñando, la ciudadanía. Porque más que mostrar el objeto, el fetiche pictórico, recalca la intención de mostrar un individuo sensible que apueste por la creación y el respeto del entorno, por lo particular y las diferencias de los trabajos colectivos. Cree que al final todo es válido en el arte, y todo ha sido para alimentar y alimentarnos desde el punto de vista cultural; apuesta por la creación y la formación. Si todo está sectorizado por la situación política, existe entonces una división que fragmenta una nación entre “lo público” y “lo privado”, lo que no permite que se lleguen a acuerdos entre estos dos polos, acuerdos creativos capaces de generar la tan mencionada ciudadanía. Están divididos.
En aquel entonces ellos se rebelaron no por capricho -reflexiona Misael-, propusieron algo, que fue salir del cubo para ir a pintar su paisaje; él sigue admirándolos, sobre todo a los que venían del interior del país, le sorprenden porque, de hecho, muchos de ellos provenían de allí, y esto no sabe si se debe al ego propio, porque también se suma a esa partida siendo de Guárico, pero es que en su experiencia en Caracas, ciudad que le resulta hermosa, el 70% de las personas que ha conocido que están haciendo algo en ella para darle valor, han sido del interior, y revisando la historia, los más destacados han sido del interior, Manuel Espinoza, Armando Reverón, Juan Calzadilla, Jesús Soto. Esto genera un juego centro-periferia del cual no está muy seguro se le de la importancia suficiente.
También se pregunta qué pasó con esos otros pintores, porque se mencionan algunos, los más famosos, pero ¿y los otros?
Retomando la idea central, ¿cómo sería ese círculo hoy? Él se enfocaría en Bellas Artes, porque le es absolutamente hermosa, recopila teatros, galerías, museos, instituciones artístico-culturales nuestras, que avalan la educación, pero está muy destruida, deprimente, y eso le resulta contradictorio. Salir de cualquiera de estas instancias y ver panfletos políticos haciéndose pasar por arte le resulta ofensivo, afirma que no es arte de protesta ni es muralismo, es propaganda política. Para él, los lugares feos, los espacios tomados por la buhonería, deberían intervenirse, en cambio, con actos artísticos, suplantar unos con otros, para mejorar las condiciones de vida de esas mismas personas, enseñándoles a valorar los espacios que ocupan y que son suyos; y cambiar la propaganda política por verdadero muralismo, porque opina que está bien que pintemos a Simón Bolívar, pero ¿por qué no también a la señora que vende empanadas y que tiene cincuenta años allí, y que levantó a su familia con su labor de toda la vida?, afirma también que es mejor ella a un político hacedor de promesas que terminan no siendo ciertas.
Y su círculo sería -se ríe- “liminal-criminal”, no porque comentan delitos, sino precisamente por esa transdisciplinariedad, esa fusión de actos artísticos que ofende a muchos pero que da resultados sustanciosos, además llenaría todo de mucho color. Es su experiencia como individuo, ciudadano, profesional del arte, ha pasado por muchas instituciones y está seguro de que hace falta más pasión por los lugares de trabajo, no hay entrega y no hay formación si no se ama el espacio en el cual se realiza la labor que debería construir piezas para formar, unir y armonizar la ciudad, en cambio ha visto en demasía desganas, y el terrible hacer de las cosas simplemente porque deben estar listas. Para hacer verdaderamente algo hay mucho bloqueo, por eso muchos se han ido, sin embargo, él siempre busca de construir desde sus posibilidades y sus herramientas, sean fuertes o no ante el público sus obras, se expresa y lo muestra.
Finalmente destaca que para él la educación es la clave. Afirma que actualmente existen instituciones artísticas cuyos pensums son reducidos y retrógrados, lo cual resulta bastante delicado e indignante. El arte lo salvó y por ende confía de que puede salvar a otros, cuando regresa al interior se enfoca en enseñar y en Caracas trabaja constantemente en función de ello también. Sus armas son esas, las artes y estar constantemente autoeducándose.
Fin de la tertulia.
(Texto tomado de los pensamientos y palabras del artista visual liminal+criminal Misael Carpio)
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