EL PETROCHAVISMO COMO ÚLTIMO RECURSO

Por Felipe Vallejos

 

petrochavismoViajes y cumbres, recados a sus opositores y la búsqueda constante de reconocimiento y legimitación internacional. En eso se ha pasado Nicolás Maduro las primeras semanas de su gestión, ahogada por cacerolas, por Trending Topics y su boca, enemiga acérrima de darle un poco de tranquilidad a Miraflores por estos días.

 

La última jugada del sucesor de Chávez fue convocar a los estados miembros de Petrocaribe, alianza económica disfrazada de solidaridad que amarra a los países beneficiados de petróleo a cambio de lealtad política. Y es que Chávez, y ahora Maduro, han utilizado el preciado bien para potenciar una “Revolución bolivariana” que tal como dijo Vargas Llosa, agoniza de manera lenta y con avisos de terminar mal, muy mal para Venezuela.

 

Representantes de diversos países con tradición democrática y de discurso institucional, tienen que “agachar” la cabeza y besar el anillo. Las economías latinoamericanas, de vaivenes y desaciertos, dependen del oro negro y de las condiciones en las que reciben cientos de miles de barriles diarios. A eso Capriles le llama regalar, y muy lejos no está de la realidad.

 

Los números y las finanzas están ahí. Pocos países pagan el de por sí, favorable acuerdo, y se van endeudando de forma progresiva, siendo ancladas a un gobierno que a todas luces, tiene una sombra de ilegitimidad que calienta los ánimos en la sociedad venezolana, y amenaza con desestabilizar a toda la región, económica y políticamente hablando.

 

Casi 800 mil millones de dólares han pasado por Miraflores desde Chávez irrumpió con su revolución, y la mayor parte de ese dinero ha venido del petróleo, hoy, refinado a duras penas por PDVSA, politizada y arcaica, lejos de la innovación y la producción que requiere un país cuya subsistencia económica depende de ese recurso no renovable.

 

Los favores y las lealtades no son gratuitas. Todo es por intercambio, nada es por mera solidaridad. Ayer Chávez, hoy Maduro. El primero tuvo una época favorable, pero al segundo se le viene la noche, y la luz al final del túnel se le escapa tal como el orden y la paupérrima estabilidad social y política.

 

Lo de la Asamblea Nacional y los golpes fue el aviso de una bomba de tiempo. Con Chávez ya era preocupante, pero con Maduro el escenario se agrava. La revolución está en coma y el pueblo a la espera.

 

Hablemos @felipevallejos

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