*Recopilación de artículos especiales, basados en la experiencia y observación de artistas que transitan por Tribus Café Cultural.
Si fuese posible otro Círculo de Bellas Artes*: Danza
Artículos inspirados en distintas tertulias llevadas a cabo con artistas que residen en Venezuela y que se mantienen activos con proyectos en la actualidad; los mismos se alinean en la idea de lo que fue el Círculo de Bellas Artes y sus resultados socioculturales dentro de la respectiva época. A continuación, se presentan fragmentos de las conversaciones sostenidas.
La constancia del que sueña y despierta para cumplir lo soñado probablemente sea el cable a tierra más exacto para los tiempos que deben ser aprovechados, olvidar la fuerza que emana de las ideas y perder toda esperanza es como cortar el aire en seco, desgajando el viento capaz de remover la tierra árida. Cuando al inicio de este año hablábamos de intervenir el café con la danza, recuerdo que intentábamos definir qué era danzar, o más bien lo intentaba ella, pues muy poco puedo saber yo de lo que es siendo siempre la que está de este lado del escenario, puedo describir lo que veo y lo que siento en la sala donde, frente a mí, los cuerpos se mueven intentando decirnos algo, mas quien dibuja los trazos de ese cuerpo, aquel o aquella que se dirige a nosotros pidiéndonos, en una suerte de ruego bellísimo, que entendamos las palabras de este código, el código sin letras, el código de la piel y de los cuerpos, esa es la persona que ha vivido en sí misma su significado. “Danzar es… la danza es como… aire”. Tan acostumbrada al lenguaje del movimiento se ha tardado un poco en llegar al término más exacto, si hubiese tenido que mostrarme lo que es la danza y no decírmelo habría sido para ella mucho más sencillo de explicarlo, habría sabido qué hacer exactamente antes de que los sesenta segundos de un minuto llegasen a concluir. “Aire”, me dijo, “es libertad, es vida, es fuerza y es delicadeza. Es como aire”. Y en el aire, desde el oxígeno hasta el aroma, de la tempestad a la caricia, hay un motor encendido que define la existencia; tiene razón, es vida, y cada vez que la danza es utilizada como lenguaje y cuerda del arte -es decir, fuera de todo propósito programado tras una misión puramente mercantilista y por ende vacía- entonces es también lenguaje y cuerda del vivir, y viceversa.
“Discúlpame la tardanza es que dude mucho al escribir”, esta vez nos tomamos el café por separado, es tan corto el tiempo que en ocasiones ni siquiera compartir el café se puede, “el escrito es muy cortito, no soy muy hábil escribiendo. Estaba muy nerviosa”. ¿Cómo se atrapa el aire dentro de una caja y cómo se le dice a Greys que en lugar de danzar escriba?, quiero decir, de escribir claro que puede hacerlo, sabe hacerlo y lo hace, pero si se me permite voltear la pregunta, entonces ¿cómo alguien podría pedirme que danze?, mejor dicho, ¿cuántos pasos sería correcto dar o cuánto minutos debería durar un baile que se supone sustituya este artículo?
“La reunión de un grupo de artistas, hacen que se generen cambios y procesos de transformación social.” Cuando la danza interviene en Tribus Café Cultural, éste es atravesado, recorrido, tejido por personas que van interactuando con los visitantes y los van sumando a movimientos cuyo punto de llegada es la conexión de todos, se va dando un recorrido que implora abrir los ojos hacia un nuevo universo humano que corre a la par de la realidad cotidiana; entre miradas, sonrisas, movimientos y demostraciones, vendan los ojos de la carne para abrir los del alma y el espíritu, para que veamos bien, para que veamos completo, para que solo quede de ello un montón de preguntas que no hacemos porque las respuestas están en nosotros y van resolviéndose por sí solas. “El Círculo de Bellas Artes fue la unión de grandes pintores que cambiaron por completo la historia, ya que ellos se atrevieron a brindarse apoyo dando como resultado un gran movimiento que provocó la modernización dentro del arte y la sociedad. Ellos poseían los valores esenciales que permiten el conocimiento y su historia. Actualmente hemos estado actuando individualmente, alejados como humanos provocando una ausencia de apoyo entre los que de corazón deseamos transformar algo.”
Siempre que nos vemos está radiante, incluso en las semanas más terribles, su manera de vibrar es su forma de concebir el mundo y sus momentos y de la misma manera parece afrontarlos. “Estamos en desunión y así lo que hacemos se aleja de ser entregado con contundencia”. Las intervenciones de danza en el café han sido muy bien recibidas por el público porque siempre es agradable sentirse dentro de un jardín que emana vida, que habla del vivir, que nos expone ante la luz como vulnerables y nos confronta desde un sentimiento tan puro que no deja espacio para las heridas. Se expresa la vida, se habla sobre la vida, se abren curso entre nosotros para decirnos qué es la danza, danzando. Greys se encarga de encender esta lumbre en nuestro espacio, junto a su equipo, con sus formas en el viento, con sus extremidades dando giros, ya venía desde mucho rato escribiendo sus opiniones, expresando lo que ocurre para ella. Amigos, unión, amor, necesidad, abandono, apatía, tristeza, plantas que retoñan en medio de la desesperación sin saber si llegarán a ser árboles. Ella nos hace justicia generando vida alrededor de los cafecitos de un sábado por la tarde, y yo le hago justicia traduciendo sus palabras en letras.
“Creo que el arte se trata de dar y estoy segura de que si conectamos en algún punto en definitiva podríamos aumentar nuestra capacidad de entregar un mensaje que recorra corazón, mentes y vidas en macro”.
Fin de la tertulia.
(Texto tomado de las palabras y movimientos de la bailarina Greissy Vecchionacce)
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