El tiempo nos dio la razón
Editorial #431 – El panorama
Aunque a muchos les parezca que a pesar de la profunda crisis que atraviesan los venezolanos “no pasa nada”, son muchas variables las que están en desarrollo.
A nivel local, finalmente ha quedado claro quién es quién en la oposición. Durante años, el chantaje de la “unidad” sirvió para que el liderazgo opositor sea secuestrado por unos pocos partidos que le hicieron más favores al oficialismo que a los ciudadanos. Quienes tratamos de alertar sobre esto, sufrimos permanentes descalificaciones como “divisionistas” o “radicales”. El tiempo nos dio la razón.
Hoy la mayoría de los venezolanos sabe que existe un grupo de políticos y de partidos que para lo único que sirvió fue para darle legitimidad y oxígeno al chavismo cuando éste lo necesitó. También sabe que existe un liderazgo opositor auténtico, que se ha caracterizado por su coherencia, constancia y transparencia, y que en la actualidad es, sin la menor duda, quien encabeza la lucha de los demócratas en el país.
A nivel internacional, también se ha ido definiendo el escenario. Después de muchos años de tibiezas y ambigüedades, la gran mayoría de países de la región y ahora muchos en el mundo también han adoptado una posición firme en relación a Venezuela. El oficialismo está cada vez más aislado y preocupado.
Ahora toma aún mayor importancia lo ocurrido en las últimas “elecciones presidenciales” realizadas el pasado 20 de mayo en las que participaron Nicolás Maduro y su cómplice en la oposición, Henri Falcón. Fue tan burdo ese montaje, que más de 50 países y organismos internaciones desconocieron el proceso, lo cual pone una presión adicional al oficialismo de cara al próximo 10 de enero, que es cuando formalmente debería comenzar un nuevo periodo de gobierno.
Lógicamente, la crítica situación del país y las innumerables denuncias que tienen quienes aún ostentan el poder en Venezuela son suficientes razones para incrementar la presión internacional. Sin embargo, la realidad es que el mundo diplomático es complejo y lento. Consciente de esto, el oficialismo mueve desesperadamente sus fichas buscando evitar llegar a esa fecha sin lograr la legitimidad suficiente que le de algo más de oxígeno.
Para esto, ya se activaron en lo que les ha funcionado otra veces: un nuevo diálogo. También vemos trabajando en eso a sus siempre serviles colaboradores de siempre, como Zapatero y algunos dirigentes de “oposición”.
Hoy esto se les hace más difícil que antes por una razón muy simple: casi nadie les cree y son pocos a los que engañan, tanto en Venezuela como alrededor del mundo.
Todavía existe una gran incógnita sobre cuánto puede durar el proceso que desencadene finalmente en un cambio político en Venezuela. De lo que sí estamos seguros es de que un paso crucial para lograrlo ya se ha dado: ya tenemos claro el panorama.
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