¿GLORIA AL “BRAVO” PUEBLO?

Por Francisco Alfonzo

 

En este país han sucedido cosas verdaderamente graves en los últimos 14 años. Al principio podía medio discutirse sobre la culpabilidad y los causantes de algunas de ellas. Sin embargo, luego de 14 años no hay forma de sostener un argumento según el cual la preocupante y grave situación actual del país no sea culpa del gobierno. Es decir, estamos mal y ello sólo tiene un culpable: la revolución. No obstante, a pesar del largo elenco de irregularidades que han sucedido, el pueblo venezolano muestra pasividad y tolerancia absoluta.

 

Sería imposible enumerar todos y cada uno de esos eventos o situaciones, pero haremos un esfuerzo por ilustrar los más ejemplificativos. En los últimos 14 años ha habido inmensos escándalos de corrupción, como por ejemplo el caso del maletín Antonini, el caso Bandes y los casos mencionados por Mario Silva en su famoso video (del cual todavía falta una parte). El caso de los alimentos podridos de PDVAL ha demostrado una inmensa irresponsabilidad en el manejo de recursos públicos. Se han hecho modificaciones antidemocráticas e inconstitucionales a la Constitución (enmienda del 2009). El gobierno ha cerrado medios de comunicación como un golpe fatal al derecho humano a la libertad de expresión. Han sido encarcelados jueces y dirigentes políticos de manera arbitraria y por capricho presidencial. El Estado Venezolano ha renunciado a tratados internacionales en materia de derechos humanos. En el último año ha habido 4 gobiernos de facto e inconstitucionales en Venezuela. Se han robado elecciones presidenciales. La falta de independencia entre los poderes públicos es abierta, notoria y evidente. Paremos de contar…

 

Ahora bajemos al plano terrenal y de lo tangible. En los últimos 14 años los índices de violencia, muertes, robos, secuestros e inseguridad han ascendido a proporciones equiparables con los de países en guerra. Así mismo, el país tiene al menos 5 años sumido en una profunda crisis eléctrica que tiene sin luz a la mayoría del territorio venezolano. También hemos pasado por crisis en el suministro del servicio agua potable. El Bolívar (los sueldos) ha perdido su valor de forma acelerada y exponencial, producto de la inflación que ha roto records históricos. El gobierno tiene restringida la libertad cambiaria de divisas, la libertad en la fijación de precios, la libertad de contratación laboral, la libertad en los arrendamientos de viviendas. No podía faltar la escasez, ¡no hay comida!, arroz, café, azúcar, harina, aceite, carnes, tampoco hay papel toilette y toallas sanitarias. (Pero, ¿tenemos patria?)

 

No cabe duda de que el culpable de los eventos descritos en los dos párrafos precedentes es la revolución, el gobierno, el PSUV y su élite de militantes oportunistas, corruptos e ineficientes. Es imposible, luego de 14 años en el poder, echarle la culpa de ello a la oposición, a la cuarta República o a potencias extranjeras.

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Cabe destacar que todo esto ha pasado durante un período en el cual el gobierno ha manejado una impresionante cantidad de dinero, producto de la exponencial subida de los precios del petróleo. (Sin embargo, a pesar de ello, no se ha construido ni una sola obra pública de infraestructura significativa en el país, la regional del centro sigue teniendo apenas dos canales y, parece increíble, no existe autopista que conecte a oriente con la capital).

 

A pesar de todo lo anterior, el pueblo venezolano parece estar a gusto con la crisis de la situación país y con todas las irregularidades y eventos insólitos ocurridos durante esos 14 años. Seleccionemos uno, nada más uno de los problemas descritos, y consideremos que es suficiente para que, primero, los responsables presenten su renuncia o pongan su cargo a la orden inmediatamente, o sino, son suficientes para que el pueblo se lance a la calle y los saque inmediatamente. En otras palabras, en un país con madurez y seriedad política e instituciones democráticas sólidas, la ocurrencia de cualquiera de las situaciones descritas implicaría el cese del gobierno de turno que no supo evitar, manejar o solucionar la crisis. O, por otro lado, un pueblo valiente que no esté dispuesto a renunciar a sus derechos sacaría del poder a cualquier gobierno que lo lleve a una situación como en la que nos encontramos los venezolanos.

 

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Pues bien, no caben dudas sobre la gravedad de la situación actual. Al igual que están plenamente identificados los culpables. ¿Qué pasa con el pueblo venezolano que ha tolerado tanto? A parte de acudir a votar a las urnas y de llenar avenidas con una que otra marcha, la población no ha hecho nada más para cambiar su realidad, ha demostrado una total pasividad y consentimiento ante la corrupción, la ineficiencia y el autoritarismo comunista. En un principio se podría pensar en que al venezolano no le importa mucho el tema del respeto a la Constitución, porque está más preocupado en trabajar para ganarse el pan del día a día. Pero es que hemos llegado a un punto en el cual ni trabajando se consiguen los alimentos y los servicios básicos.

 

La mayoría de los políticos de la oposición están haciendo, más o menos, todo lo que tienen y pueden hacer para cambiar la situación actual: unidad, elecciones, impugnaciones, defensa del parlamento, ruedas de prensa, declaraciones, denuncias, etc. Los pocos medios de comunicación libres que quedan también están haciendo su trabajo, denunciando y publicando cuanta irregularidad sucede en el país. Las ONG´s y los defensores de derechos humanos también están enfrentando arduamente y con suma dificultad las arbitrariedades de este régimen. Las universidades y sus profesores están formando incansablemente a sus profesionales para que en un futuro aporten cuanto puedan al país. Muchos abogados defienden incansablemente el Estado de Derecho y la Constitución ante los parcializados y corrompidos tribunales de la República. Sin embargo, nada de lo anterior sirve si existe abandono del pueblo en la lucha por los derechos.

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El venezolano no puede tolerar que la revolución limite cada día más y más sus derechos y libertades fundamentales. La crisis es tal, que votar no es suficiente. Hay que debatir, hay que denunciar, hay que protestar, escribir, confrontar y actuar, de manera espontánea, no tenemos por qué sentarnos a esperar a que un líder nos diga qué hacer, somos libres (por ahora y medianamente), ejerzamos esa libertad. En el trabajo, en las plazas, en los templos, en las universidades y colegios, en la calle, en las instituciones públicas, en los bares, auto mercados, en internet y redes sociales, salas de espera, en los medios de comunicación y en reuniones familiares y sociales. En todos lados, a toda hora y de todas las formas posibles es necesario que los venezolanos no abandonemos la lucha por nuestros derechos y nos mantengamos en alerta y en protesta constante manifestando nuestro descontento por la situación actual.

 

Esto no es un llamado a la rebelión, esto es un llamado a la reflexión. ¿Qué tanto más estamos dispuestos a tolerar? ¿Dónde está el glorioso y bravo pueblo? Gritemos con brío ¡Muera la opresión! Compatriotas fieles, la fuerza es la unión.

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@FranciscoAlfonz

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