El mejor mecánico del mundo, Don Ernesto Piovesan
Ayer domingo se hizo una misa en cuerpo presente a un maestro, a una institución por mérito propio del mundo del automovilismo venezolano, Don Ernesto Piovesan, un caballero especializado en la mecánica que hizo historia y ayudó a otros a hacer historia en del deporte motor dejando además a Venezuela, el país que le dio cobijo y a quien le dedicó todo, en la más alta alcurnia automovilística mundial.
De Italia a Venezuela
Don Ernesto es uno de los 3 hermanos que nacen en Italia y que crecen durante la 2da Guerra Mundial, conflicto en el que además participó del lado de los partisanos, rebeldes italianos que luchaban en contra de los fascistas y de los nazis. Durante éste periodo comienza a trabajar en el mundo del automóvil y luego del conflicto, el Joven Ernesto se mete de lleno en el automovilismo italiano, fabricando 2 automóviles y 1 motocicleta, luego comienza a trabajar en Cisitalia y con quien además participó además en diversas carreras como las famosas 1000 Millas o Mille Miglia, una carrera de 1600km de recorrido y una de las más famosas de Europa.
En 1951 Don Ernesto se viene a Venezuela a la edad de 21 años, de hecho 1 semana después de haber participado en su última carrera. Aquí empezó a trabajar inmediatamente en la empresa Autobuses del Este y luego en Autobuses del Valle, en donde llegó a trabajar como Jefe de Taller. En 1954 se independiza e instala un taller en La California y comenzó a trabajar preparando carros de carreras, allí trabajó automóviles de pilotos como Joao Rezende Dos Santos, Guido Lollobrigida, Sauro Battistini, Azzurro Mazzini, Renny Ottolina, Maurizio Marcotulli con su Ferrari Testrarossa e incluso llegó a participar como co-piloto de Fernando Baiz en el Gran Premio de Venezuela de 1958, una carrera que iba desde Maracaibo hasta Caracas.
Sus creaciones
Don Ernesto no sólo preparaba automóviles para competencias, también llegó a producir 2 automóviles de carrera, el 1ero fue el Piovesan 1 de 1965, con una carrocería diseñada y fabricada en su propio taller, e impulsado por un motor de 4 cil de 1.3 lts proveniente del Renault 8, con suspensión y caja de Volkswagen. El carro debutó con el piloto Octavio Bocalandro, mientras que en su Debut en Caracas, en Los Próceres, el carro fue conducido por Marcel Abend, pero el automóvil al parecer tenía problemas de recalentamiento, sin embargo, durante el periodo en el que automóvil participó con en competencias, lo hizo con muchísimo éxito, ganando incluso el Campeonato Nacional en 1966, esto se debió en parte a que muchos de los automóviles de carreras de la época se hacían con mecánica de Volkswagen y algunos ejemplares que usaban motores de moto Ducati y eso cuando no habían carros importados.
Otro de los ejemplares es el Piovesan 2, otro automóvil hecho y diseñado por Don Ernesto, pero en esta ocasión tendría un motor más grande, un motor de Porsche Super 90 de 1,6 lts, pero este ejemplar no tuvo los resultados esperados, en buena parte porque este carro llega en la misma época en la que llega a Venezuela la Formula Ford, con carros más potentes.
Adicionalmente, aunque no menos importante está el hecho de haber hecho la trompa de un Zerex Special, perteneciente al piloto Leopoldo Barboza, quien luego de sufrir un accidente en el que la trompa del carro se dañó, Barboza le pidió a Don Ernesto que le hiciera una trompa y éste hizo el trabajo, partiendo de una lámina de aluminio y moldeándola con un martillo.
Preparando pilotos
Además de hacer y preparar carros, Don Ernesto preparó a pilotos venezolanos de la talla de Winston Chebly, Máximo Olivieri, Bruno Orioli, Biagio Parisi, Christian Loffredo entre otros. Don Ernesto era estricto en la formación de sus pilotos, avocándose primero al aspecto personal de cada competidor, era de las personas que exigía una alimentación óptima, ejercicios constantes, cero bebidas alcohólicas y cero cigarros, luego se enfocaba en la disciplina del piloto.
Por ultimo estaba la técnica de conducción del piloto, en ese sentido los preparaba de forma exhaustiva, caminando por todo el circuito, curva por curva, tomando apuntes sobre la calidad de conducción, tomando tiempos parciales con sus varios cronómetros y además se paraba al borde de la pista para indicar con el pie donde frenar, cosas que sólo hacía él. Como resultado can cualquiera de las carreras en donde el nombre Don Ernesto ponía el pie, su equipo de carreras ganaba y en el peor de los casos hacía pódium, y esto era algo que sucedía dentro y fuera de Venezuela.
El Mejor Mecánico del Mundo
Don Ernesto se caracteriza por ser meticuloso y estudioso al máximo de cada uno de los carros en los que ha trabajado, de hecho, éste servidor tuvo la oportunidad de visitar a Don Ernesto y visitar su taller y ver la inmensa cantidad de certificados de cursos hechos en Ferrari, incluso para piezas y partes específicas de Ferrari, además de una incontable variedad de manuales, básicamente no hay nada en el área mecánica que Don Ernesto no conociera. Con el tiempo la trayectoria de Don Ernesto Piovesan como mecánico se consolidó, hasta el punto en que muchos lo llaman Maestro, no sólo por haber sido pupilos, sino porque como diría el piloto venezolano Winston Chebly “Cada vez que estoy con él algo aprendo” y esa oración se ha convertido en el Mantra de más de un piloto, mecánico y hasta de restauradores que con el tiempo han tomado de Don Ernesto sus conocimientos, de los que por cierto y vale decir, no era “pichirre”.
La imagen de Piovesan de Gran Mecánico, se remonta a sus inicios en el automovilismo venezolano, en el momento en que preparaba carros de carrera para Renny o Marcotulli, ya que todos los carros que él tocaba ganaban y si no ganaban, era por otros motivos ajenos al mecánico, de hecho el piloto Fernando Baiz lo llama “El mejor mecánico del Mundo” porque tanto los carros que él tocaba como los que preparaba ganaban incluso a carros extranjeros, de nuevo, queda como mejor ejemplo el Piovesan 1, que ganó el Campeonato Nacional de 1966.
Otra anécdota cuenta que en una ocasión Don Ernesto logró tener acceso a los talleres de Ferrari en donde se hacía el trabajo relacionado con los Formula 1. Allí Don Ernesto vió, vió y vió, luego preguntó y luego dio algunas opiniones, opiniones que dejaron perplejos a los ingenieros de Ferrari y preguntando que quién era esa persona que sabía tanto; Finalmente sus opiniones fueron escuchadas e implementadas en los Ferrari de Fórmula 1, con total éxito.
Pero esa relación no termina allí, es más, la perplejidad en Ferrari no quedó en sus conocimientos, sino incluso en las herramientas que el propio Don Ernesto creó a lo largo de sus años de trabajo, herramientas que facilitaban el trabajo en procesos en los que el trabajo de 2 personas se reducía a 1 sola persona. Luego de que es nombrado representante oficial y Asesor Técnico de Ferrari para Venezuela, los técnicos e ingenieros de Ferrari se impactaron con varias de éstas herramientas e incluso pidieron a Don Ernesto que éste la diera a Ferrari y la respuesta de Piovesan fue que ésa era de él, pero que con gusto él haría una copia para Ferrari, es así como hoy en día, algunas herramientas que forman parte del stock de herramientas oficiales de Ferrari, fueron creadas por Don Ernesto Piovesan y todo lo antes mencionado sin detallar mucho su importantísimo papel en la época de las carreras del Ferrari Challenge Venezuela a finales de los 90, ya que una buena cantidad de los carros que participaban en éstas carreras, recibían mantenimiento en el taller de Don Ernesto.
Sin duda alguna les presento con mucho respeto y admiración a una verdadera Institución del automóvil y el automovilismo venezolano, un hombre por cuyas manos pasaron automóviles de alta gama como laboriosas manos de éste artista, que de no ser por sus manos de relojero, su corazón de León y su cerebro de cirujano, empaquetados en una braga de mecánico no rodarían ni un metro, un hombre que sonó dentro de y fuera de nuestras fronteras, tanto como para que si uno en los mejores años de éste gigante de la automoción, uno dijera que era venezolano, la respuesta que uno recibiera fuera “Yo en Venezuela conozco a Piovesan!”
Con ésta humilde y breve reseña rindo tributo a éste pilar del automovilismo, en éstas mismas líneas extiendo mi simpatía a sus familiares y amigos.
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