Mejor prevenir que lamentar
Editorial #470 – Elecciones y democracia
«Perder unas elecciones es normal en una democracia, lo malo es perder la democracia en unas elecciones». La frase la cita en su artículo más reciente en La Nación de Argentina el conocido periodista Jorge Fernández Díaz. No le pertenece, Fernández aclara que el aforismo es de un profesor español y no alude a los argentinos.
Sin embargo, su uso es por demás apropiado el día en el que los argentinos acudieron a las urnas para participar en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) para elegir a los candidatos que representarán a cada partido en las elecciones presidenciales del próximo octubre. Éstas fueron unas PASO con mayor importancia de lo habitual, ya que solo había un candidato por partido, por lo que en realidad se convirtieron en una gran encuesta nacional.
Los argentinos y en la región sabemos que no son unas elecciones más. Después de doce años de kirchnerismo y cuatro de gobierno de Mauricio Macri, la mayoría tiene claro que a pesar de las dificultades del presente, volver al pasado sería catastrófico. No necesitan ser adivinos, Venezuela ha servido como ejemplo para muchos países de la región de cómo se puede terminar si se elige mal.
Irónicamente, a veces no es suficiente. Veinte años después de tragedia chavista, que ha llevado al país a vivir la peor catástrofe humanitaria en la historia de nuestra región, todavía hay lugares en los que la gente elige, con su voto, el peor de sus destinos. Acaba de ocurrir en México, con la elección de Andrés Manuel López Obrador. Pocos meses después, son evidentes los signos de que pocos presidentes se parecieron tanto a Chávez –en sus formas y en sus ideas- como AMLO.
Además de Argentina, este año también se enfrentarán a ese dilema Bolivia y Uruguay. En ambos casos, gobierna el Socialismo del Siglo XXI, pero la gente tendrá en los próximos meses la posibilidad de cambiar la ruta o, por el contrario, con su voto sellar su propia tragedia.
Perder unas elecciones es normal en una democracia, lo malo es perder la democracia en unas elecciones. Es totalmente cierto. Quizá lo único que le faltó decir al profesor español al que Fernández Díaz alude es que, cuando eso ocurre, recuperar luego la democracia a través de elecciones es una tarea casi imposible.
Mejor prevenir que lamentar. Si lo sabremos en Venezuela.
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