Debemos construir mejores naciones que las que hoy tenemos
Editorial #510 – Los más vulnerables
Estamos acercándonos al ojo de la tormenta. Después de varias semanas de un largo y desgastante aislamiento, todo parece indicar que recién ahora la región enfrentará los 15 días más difíciles de la pandemia; el “pico”.
Las cifras no mienten. Las muertes en México, por ejemplo, casi se han duplicado en dos semanas. En el Gran Buenos Aires, Argentina, la zona más poblada de todo el país y económicamente la más activa, los contagios se han quintuplicado en los últimos días. Incluso Chile, que se había destacado por el gran número de testeos que realizó, se ha visto obligado a retroceder en algunas medidas de flexibilización debido al repunte de casos. Brasil, por su parte, ya supera los 500.000 contagios y se acerca a las 30.000 muertes.
Los números son terribles, independientemente de las medidas más o menos estrictas que cada uno de los países adoptó. Sin embargo, también debe preocuparnos la pandemia económica y de hambre que viene. La efectividad de la cuarentena en materia de salud está siendo puesta a prueba en este momento, de lo que no queda duda es que su impacto en la economía será devastador.
El Programa Mundial de Alimentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) advirtió la semana pasada que “si no se toman medidas, 10 millones de personas más podrían ser empujadas a la pobreza y el hambre en 11 países de la región”.
De igual forma, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advirtió recientemente que la región sufrirá “la peor recesión de su historia”, y la semana pasada, junto a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alertaron que la crisis dejaría unos 11,5 millones de nuevos desempleados.
Lo más grave de lo ocurre es que hablamos de países que ya enfrentaban dificultades económicas y sociales significativas. El nuevo reto que pronto deberán encarar, ni bien pase lo peor de los contagios, será la tormenta económica. Algunos gobiernos cometieron el grave error de plantear el falso dilema entre “salud o economía”. Están a pocos días de verse obligados a admitir que en realidad esta inesperada batalla se trata de salud Y economía.
Si algo ha demostrado la pandemia es que siempre son los más vulnerables los que peor la pasan. Incluso en los países de discurso más populista y demagogo, en los que los gobernantes llegaron al poder en hombros de los más necesitados, también serán ellos los más afectados por la pandemia sanitaria ahora, y por la económica muy pronto.
El Covid-19, como cualquier otra crisis, siempre afecta más a los desamparados: a los pobres, a los viejos, a los niños, y esta es la prueba contundente de que nuestras naciones han fracasado.
Es por eso que no hay tiempo que perder y es ahora, todavía en medio de la pandemia, que tenemos que empezar a pensar en la pospandemia. No en cómo reconstruiremos los mismos países desde los escombros, sino en la forma de construir mejores naciones que las que hoy tenemos.
Y que en el futuro, ante la próxima crisis, no sean los mismos los condenados a una mayor miseria y sufrimiento: siempre los más vulnerables.
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