NUESTRA LUCHA ES DEMOCRÁTICA
Por Andrés Abreu
Venezuela está compuesta por 23 estados y un Distrito Capital, a su vez estos se componen por municipios, siendo estos 335 en total. Los municipios son gobernados por un alcalde, a quien corresponde el Poder Ejecutivo, y un Concejo Municipal, integrado por concejales, al cual le corresponde el Poder Legislativo. Tanto el alcalde como los concejales son electos por un período de cuatro años.
Luego de diversos cambios de fecha, este 8 de diciembre los venezolanos tendremos la oportunidad de elegir alcaldes y concejales de cada uno de los municipios mediante una elección universal, directa y secreta llevada a cabo, como es costumbre, por el Consejo Nacional Electoral.
El Consejo Nacional Electoral es el mismo órgano que llevo a cabo las elecciones presidenciales del 14 de abril, elecciones en las que resultó ganador el actual presidente Nicolás Maduro Moros. Sin embargo, Henrique Capriles, candidato presidencial de la oposición, no reconoció los resultados de dicha contienda, interponiendo una impugnación a los mismos ante el Tribunal Supremo de Justicia.
En esta oportunidad la oposición se enfrenta a un gran reto, el cual más allá de ganar cierto número de alcaldías es el de derrotar la abstención que tendrá su base en la desconfianza al árbitro electoral por los resultados del 14 de abril. La realidad en la cual nos encontramos es que la gente desea un cambio, desea que se resuelvan los problemas que padece día a día; en estos momentos a la gran mayoría no le importa quienes son los candidatos de la oposición para las alcaldías o por quién tiene que votar este diciembre.
Evidentemente es un reto llamar al electorado a que acuda masivamente a los centros de votación a votar por los candidatos a alcaldes y a concejales cuando aún no se han esclarecido los resultados de una elección presidencial que, según los líderes de la oposición, ganó Henrique Capriles. Es una labor titánica lograr que más de los casi 7 millones 400 mil personas que votaron por la candidatura opositora voten, como parece querer y creer la MUD, por los candidatos opositores a cada una de las alcaldías.
¿Es el voto la vía para lograr el cambio que se desea en el país? En las actuales condiciones el voto no es la única herramienta, en cada elección nos enfrentamos no solo a los candidatos del oficialismo sino también a un árbitro parcializado, un órgano arbitral en donde la imparcialidad parece haber quedado engavetada en el escritorio de alguno de los rectores. La protesta, en cambio, puede ser la forma para lograr los objetivos; la protesta constante, organizada y sobretodo de iniciativa ciudadana.
Muchos son los comentarios en las redes sociales criticando al liderazgo opositor porque se ha olvidado de la calle. Pero, ¿Por qué esperar que el liderazgo convoque una manifestación? Los afectados por las acciones de este gobierno somos todos los ciudadanos que, sin duda alguna, si nos organizamos podemos realizar manifestaciones de calle sin necesidad de contar con una convocatoria de los líderes de la oposición. Es más, estos líderes seguramente se unirían a estas protestas convocadas desde la base, por los ciudadanos.
Sin embargo, no se puede permitir que caigamos en el mismo juego de las elecciones parlamentarias de 2005 en las cuales, por no confiar en el árbitro electoral, la oposición se abstuvo dejando el camino libre a la fracción oficialista que finalmente obtuvo la totalidad de los escaños de la Asamblea Nacional. En estos momentos, perder las alcaldías teniendo la mayoría de las gobernaciones en contra generaría un altísimo costo para la oposición.
En la concentración realizada el fin de semana en Los Ruices, Henrique Capriles dijo: “Yo nunca voy a dejar de votar ni de expresarme porque no le voy a regalar al gobierno mis derechos, los derechos se pelean y se ejercen”. Sufragar es un derecho, derecho que le costó a los venezolanos de hace algunas décadas que fuera directo, secreto y sobretodo universal. Hoy en día todos los venezolanos mayores de 18 años que estén inscritos en el Registro Electoral pueden ejercer este derecho, ¿Por qué dejar de hacerlo? La lucha democrática implica el voto, implica salir a votar aunque se desconfíe del árbitro.
Ante la desconfianza es necesaria la contundencia, es necesario que más personas salgamos a votar, es necesario que la coalición opositora se refuerce con más electores. También es necesario exigir ciertas condiciones, condiciones que ya han sido exigidas anteriormente pero que no han sido cumplidas en su totalidad; continuar protestando por estas exigencias, para que sean atendidas.
Las expectativas de la Mesa de la Unidad Democrática son ambiciosas, en el mejor escenario se desean lograr 7,5 millones de votos para ganar 168 alcaldías que representan el 50% de las mismas y el 56% de la votación, dejando una brecha de 12% a favor de la oposición. También se espera ganar 1.100 concejalías en más del 90% de los municipios.
Las herramientas están en las manos de todos y cada uno de los ciudadanos que creemos en un cambio, que creemos en que una mejor Venezuela es posible. Estas herramientas son la protesta y el voto, una no es más importante que la otra, si creemos en la democracia debemos ejercerla aún con el viento en contra nuestra. Llegó la hora de que levantemos nuevamente nuestro ánimo y salgamos a defender lo que es nuestro, la lucha no es algo de un día ni de una elección; la lucha es diaria y es en la calle y en las urnas.
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