Si no se aprende con lo que ocurrió en Venezuela, no se aprende con nada.
Editorial #522 – La experiencia ajena

Sería lógico pensar que después de la tragedia venezolana de las últimas dos décadas, no serían necesarios muchos más argumentos, por lo menos en la región, para que todos tengan claro que el socialismo destruye naciones.

Desgraciadamente no es así. Increíblemente, hoy todavía hay quienes por ceguera ideológica o intereses de algún tipo, siguen promoviendo las ideas de izquierda que tanto daño le han hecho al mundo a lo largo de la historia y siempre con el mismo final: la miseria total.

Además de Cuba, Venezuela y Nicaragua, donde el modelo se ha transformado en un conglomerado criminal, vemos también lo que ocurre en México y Argentina, donde los actuales gobiernos insisten en el camino socialista.

Como ejemplo la más reciente decisión del gobierno argentino que, por decreto, congeló  las tarifas de internet, telefonía fija, de celular y TV paga y los declaró como “servicios públicos y esenciales”. No habrá aumentos por lo que resta del año y las futuras subas deberán hacerse con autorización del Estado.

Esta decisión trajo los peores recuerdos para quienes ya pasaron por lo mismo hace no mucho tiempo, como los venezolanos, que contaban con importantes y eficientes empresas que cuando comenzaron a ser víctimas del control estatal, desmejoraron su servicio hasta terminar nacionalizadas y destruidas.

Otros países, como Brasil, Chile, Ecuador y Bolivia, que hasta hace poco también se encontraban en manos del Foro de Sao Paulo, encontraron la salida y hoy disfrutan frágiles libertades. La amenaza está siempre latente, como ocurrió sorpresivamente en Chile con una inmensa destrucción y violencia en sus calles el año pasado y en Bolivia hace pocos días, con criminales bloqueos que impedían que el oxígeno llegue a los hospitales llenos de enfermos de Covid-19.

Brasil y Ecuador, también enfrentan permanentes boicots y perturbaciones encabezadas por los expresidentes Luis Ignacio “Lula” Da Silva y Rafael Correa, respectivamente.

Colombia es un caso aparte. Es un país que logró encontrar una vía institucional y próspera después de muchos años de violencia. Sin embargo, hoy tampoco está libre de la amenaza socialista. Así lo prueba la más reciente encuesta de Invamer, en la que  Gustavo Petro, quien representa el proyecto chavista en ese país, lidera la intención de voto para elecciones de 2022 con 32,9% de la preferencia electoral. El segundo, Sergio Fajardo, tiene 19,9%.

El Socialismo del Siglo XXI es la peor pandemia que le ha tocado vivir a nuestras naciones. Muchos creen, con razón, que si no se aprende con lo que ocurrió en Venezuela, no se aprende con nada. Sin embargo, quienes creemos en la libertad, la democracia y la república, no tenemos otra alternativa que seguir alertando sobre lo que tantas veces parece obvio.

Conscientes, además, de que en este caso, la experiencia ajena parece ser más ajena que nunca.

 

Miguel Velarde
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