Bobby Comedia, la energía del humor venezolano
Por Mónica Duarte
@M0n1k1ta
El humor a través de su forma indirecta y jocosa de reflejar la realidad se ha vuelto uno de los espacios de refugio para la crítica social, pero también para dispersarse y olvidar ese duro día a día al que nos solemos enfrentar. La gracia de la comedia es una forma fresca y creativa de mostrarnos a la Venezuela que vivimos y en la que queremos vivir. Como ciudadanos de este país estamos acostumbrados a reírnos de lo que nos pasa como forma de evasión por lo que el reto que se les impone a los comediantes nacionales es fuerte. Sin embargo, saben cómo sorprender y sacar carcajadas de las caras más serias y tristes.
Bobby Comedia es uno de estos fabulosos comediantes de la “nueva generación” que está dispuesto a hacerle frente a las adversidades del país para llevar un show de risas y sonrisas que permita mirar las cosas de una forma más positiva. Aunque la carrera de este humorista no se detiene en las tablas, Bobby ha sabido llevar lo mejor de su chispa a la televisión, la radio, la improvisación e, incluso, los hospitales. Guayoyo en Letras tuvo el inmenso placer de conversar con él y poder compartir con ustedes los detalles detrás de sus mejores proyectos, sus chistes más cotidianos, y hasta su mirada seria de la situación política del país ¡Disfruten!
Guayoyo en Letras: ¿Cómo comenzaste en la comedia?
Bobby Comedia: siempre me gustó contar chistes, desde pequeño, pero era malo, nadie se reía solo una de mis primas. Pero algo empezó a pasar que los chistes empezaron como a fluir y en un momento, ya para finales del colegio, en 5to año, ya daba risa. Ya en todas las fiestas terminaba contando chistes, era mi marca. A las 12:30 am o 1:00am decían “Bobby, te toca y yo arrancaba a contar chistes hasta las 2am. Así fue en la universidad también, yo era el cuenta chistes. Luego, como que te va llamando, te intriga. Veía la serie “Sainfield” y decía ¿Qué es esto? Veía lo que hacía Laureano Márquez, Emilio Lovera y me parecía finísimo.
Y tuve la suerte de que apareció un taller de humor. Allí conocí a Reuben Morales, que era otra persona a la que le llamaba la atención el Stand Up, agarrar el micrófono y empezar a contar cosas. Nos unimos, nos conocimos y empezamos a escribir. Laureano organizó una noche de comedia en un restaurant y de los 30 que estábamos en el curso 6 nos quisimos presentar. Nos presentamos y el día que se rieron de lo que yo había escrito dije esto es lo mío.
G.L.: ¿Fue entonces en ese momento cuando lo viste como una carrera profesional?
B.C.: Más como un hobby, pero sí me dediqué. El día que me pagaron por primera vez por hacer eso dije “lo voy a hacer de manera profesional”.
G.L.: ¿Qué persona te inspira a la hora de realizar una presentación?
B.C.: Me gusta mucho la forma y entrega de Laureano y Emilio, como comediantes. Pero en mi material, me inspiro en mi esposa que es la musa. Mi día a día, lo que me pasa, mi hijo, mi familia, el banco, el supermercado, lo que me sucede en todo el recorrido de mi casa desde que salgo, hasta que llego y me acuesto, de eso escribo.
G.L.: De todos los proyectos en los que has estado ¿Cuál te ha gustado más?
B.C.: Yo hago radio, televisión con “Misión Emilio”, he hecho improvisación, teatro de personaje y comedia parada con un micrófono. Lo que más me gusta es la comedia Stand up contando mis chistes, mis cosas, es lo que más disfruto. Y en ese recorrido hice un espectáculo que me encantaba que era “El efecto chicharra” con Cesar Muñoz e Iván Aristiguieta, que eso fue un placer haber compartido con dos amigos que trataban al humor con la misma manera que lo hacía yo, con tanto cariño, creo que ese es uno de hitos que siempre voy a recordar. Pero lo que estoy viviendo ahorita con un colectivo que se llama “El Banquito” es lo que más me ha gustado, somos 11 comediantes que nos ayudamos, nos damos tips, que tratamos de corregir las rutinas, es un equipo de comediantes que enfrentan el humor de forma profesional.
G.L.: También has participado en Improvisto, cuéntanos cómo llegaste allí.
B.C.: Yo los fui a ver porque Reuben Morales, siempre va a aparecer en mis cuentos, me invitó a ver improvisto. Yo había visto alguna vez un afiche en el ateneo, eso fue hace como 8 años, estarían ellos empezando y me llamó la atención. Cuando los vi, casi lloro de la excitación me pareció una de las mejores cosas que había visto y dije “yo tengo que estar ahí”, salí y busqué al director. No solo yo, mucha gente le decía eso, entonces él me dijo que harían un taller y me metiera a ver. Me metí en el taller, luego el grupo quedó fallo porque unos se fueron y me invitaron a formar parte. Eso lo hice justo cuando me estaba casando. Mi esposa me odió por eso, porque hice el taller, 3 semanas de lunes a viernes todas las tardes, mientras ella estaba organizando la boda yo juagaba con mis amiguitos a improvisar. Y, de hecho, hago la primera temporada de improvisto y a la segunda semana me caso, me fui de luna de miel una semana y volví para seguir. Estaba tan fiebrúo que en todo el viaje improvisábamos, en la playa nos poníamos a inventar historias de improvisación y hacíamos personajes.
G.L.: ¿Y cuál crees que es la mayor diferencia entre Improvisto y los shows de Stand up?
B.C.: En Improvisto una juega con unas herramientas, herramientas de creación de personaje, cómo llevar historias, etc. Y, la adrenalina que hay en escena, la diversión que existe al jugar con un grupo de amigos en una tarima mientras la gente te está viendo es demasiado emocionante. Pero allí el guión no está escrito. La diferencia directa con el stand up comedy es que el guión está super preparado, todo lo que uno hace en tarima, uno aparenta que no lo está pero es parte de show. Y luego, cuando está súper preparado en tarima parece que es una improvisación, pero después de que lo sabes hacer muy bien.
G.L.: ¿Has formado parte de Doctor Yaso?
B.C.: Colaboré con Doctor Yaso de una forma pasiva, informativa, y participé en uno de sus calendarios. Digamos que soy un amiguito de Doctor Yso pero no he estado dentro de la familia como un payaso de hospital. Tuve la experiencia de trabajar un día con ellos, y es increíble el trabajo que hace Doctor Yaso, pero no he tenido la dicha de ser recurrente en las visitas.
G.L.: ¿Y cómo llegas a hacer radio?
B.C.: Primero que nada fui escritor. Siempre tengo la suerte de que una gente se fue del país, otra se estaba muriendo, al otro le dio dengue, entonces se quedaron sin escritores en “El show de la mañana” en la mega y estaba pasando por ahí, conocía a alguien que por causalidad era uno de los escritores me preguntó si quería participar y me metí. Me dijo “¿Sabes escribir?” y yo “Sí” (risas) y arranqué. Comencé a escribir para radio, conocí muchísima gente en La Mega, me quedaron unos puentes muy finos, luego el programa termina. A los dos años regreso a hacer unas participaciones en un programa que se llamaba “Apaga la tele”, y luego la radio me ofrece hacer el espacio que se llamaba “Los 10 de Bobby Comedia, el programa de radio más corto del mundo”.
G.L.: Háblanos de la experiencia en Misión Emilio
B.C.: Emilio, Laureano, Claudio Nazoa principalmente, y luego tengo que agregar a Amílcar Rivero, cuatro comediantes establecidos en Venezuela, nos han abierto las puertas innumerables veces. Algo muy noble de su parte porque no tendrían por qué hacerlo y siempre han sido espléndidos con nosotros. A Emilio le aparece esta oportunidad de volver a la TV, llama a sus cuatro amiguitos con los que le gusta hacer televisión: Alexander Noguera, Héctor Vargas y Amílcar Rivero, y deciden llamar a jóvenes que les gusta su trabajo para que tengan esa oportunidad y allí nos llaman directamente a nosotros.
G.L.: ¿Qué te dejó esa oportunidad de la televisión?
B.C.: Primero, que el resultado es difícil controlarlo por la cantidad de personas que están en el camino. Desde la escritura, maquillaje, lo que se graba, la edición, la censura, entonces lo que sale al aire no siempre es lo que uno quiere que salga, que no es lo mismo que pasa en un Stand Up. En la comedia pasa lo que yo hice, lo que yo dije es lo que se escuchó. Aprendes también a trabajar con eso. Y aprendes de unos profesionales increíbles, que generan unos personajes geniales, trabajan desde sus casas y llegan con todo desarrollado, o la habilidad de aprenderse un guión en la escena. Creo que aprendí con unos profesionales que admiro y eso lo agradeceré siempre.
G.L.: Ahora que lo mencionas, ¿crees que la censura en la radio y en la tv ha coartado el humor?
B.C.: Es una desgracia, el humor siempre va a buscar la vuelta para decir las cosas pero es una desgracia. La censura es algo terrible, es un insulto al venezolano, a la libertad y es algo que estamos viviendo. Y la autocensura, tenemos un miedo a decir cosas porque puedes ir preso o que te pase algo. Entonces, es un cáncer que estamos viviendo y esperemos que luego de una quimioterapia fuerte podamos erradicarlo de raíz.
G.L.: ¿Consideras que te autocensuras en tus Stand Up?
B.C.: En algunos casos sí, sobre todo cuando es lago corporativo, porque las empresas tienen que el tema político es algo que asquerosamente está dividiendo al país, entonces hay que controlar un poco la política. Porque tienes gente que puede ser de oposición o que apoya al gobierno, así que en esos casos sí me he tenido que autocensurar.
G.L.: ¿Cómo te la llevas con la política?
B.C.: La verdad no hago mucho humor político, no tengo esa habilidad y no es lo que más me gusta hacer. La política la enfrento como ciudadano, soy abiertamente opositor, trabajo en pro de una política constructiva del país pero eso como ciudadano, en el día a día. En tarima, si bien pregono algunas actitudes constructivas mi línea no es política.
G.L.: Tenías un proyecto llamado “Vamos a escucharnos” ¿Eso todavía sigue?
B.C.: Sí, pero eso yo lo enfrento como ciudadano. Vamos a escucharnos es una actividad que nace a raíz de los sucesos de febrero, cuando tuvimos que cerrar los teatros porque sentíamos que el humor no era apto para ese momento, y nos conseguimos con 3 personas maravillosas, 3 profesores de la pastora que llevan su punto de vista de la situación y que son muchas cosas que en mi caso no había visto y que mucha gente no había visto.
G.L.: ¿Cómo los consiguieron?
B.C.: Son casualidades y causalidades, estábamos reunidos en casa del gerente del teatro y la profesora particular de su chamo estaba ahí, le dijimos “¿Qué te parece lo que vamos a hacer?”, que eran unos talleres, nos dijo que era más de los mismo y le preguntamos qué haría ella, y ella misma nos propuso esto, vamos a contar las cosas que suceden Venezuela, o puntos de vista que no se habían escuchado, pongamos a hablar gente no ha hablado. Y yo sirvo de línea conductora, y de convocatoria para llevar gente, pero ellos cuentan un poco cómo era Venezuela en 1998, por qué llega este líder carismático al poder, cómo evoluciona eso, cómo se siente los sectores populares hoy en día y cuáles podrían ser los puntos de esperanza para encaminar al país hacia un mejor futuro. Eso está parado hasta cierto punto pero hemos hecho algunas cosas puntuales, ya no es una convocatoria semanal, pero nos han llamado por separado y juntos y hemos hecho presentaciones privadas o a grupos más pequeños.
G.L.: ¿Cuál es la mejor anécdota o experiencia que has tenido haciendo humor?
B.C.: Lo más horrible fue una boda evangélica donde me presenté, yo le dije al chamo “Que no estén muy borrachos” y él me contesto que no tomaban. Cuando dije el primer coño y la mamá se salió del salón creo que fue uno de los momentos más duro que he vivido. Ninguna persona se reía, la gente me veía con cara de odio. Al lado mío estaba el DJ que me ponía el sonido y era el único que se reía, se escuchaba una risa aislada a mi lado y todos los demás viéndome con cara de asco. Fue una experiencia maravillosa pero horrible. Y lo mejor que he vivido han sido la “Tarde de risas azules” con los estudiantes en el Aula Magna de la UCV, que es el público más difícil y más emocionante que hay, porque son 2500 pubertos deseosos de sangre y de que fracases, están a la expectativa sin control, gratis, desesperados por matarte como en Roma en un Coliseo. Y, cuando lo logras con ellos y haces un buen show es lo más emociónate que hay, 2.500 personas aplaudiendo y gritando tu nombre a la vez es lo mejor.
G.L.: ¿Cuál es la clave de hacer una presentación exitosa?
B.C.: Cliché, trabajo. Trabajo. Escribir, corregir, presentarse, escribir, presentarse, corregir. No hay una fórmula para llegar más rápido, hay que hacer 2.000 millones de shows y allí vas a pulir tu trabajo. Es una carrera de resistencia porque al principio no te va tan bien, la gente no te conoce, nadie te va a ver a ti. Cuando menos sabes es que más tienes que demostrar, cuando ya sabes mucho ya no tienes que demostrar tanto. Hay que aguantar las pelas al principio, presentarse mucho y con los años te va a traer una buena carrera.
G.L.: ¿Cómo definirías tu forma de hacer humor?
B.C.: Rápido. Porque voy muy rápido con mis chistes y soy muy enérgico. La energía en tarima es algo que me representa.
G.L.: ¿Cómo ves el futuro de las presentaciones de humor en Venezuela? ¿Crees que todavía vale la pena?
B.C.: Ahora es que vienen cosas buenas. Cuando nosotros arrancamos existían los capos de la comedia, Emilio, Laureano, El Conde del Guacharo, los que uno conocía, y no apareció más nadie porque no se sabía como hacer, nadie sabía que eso se podía hacer. Y arrancamos nosotros, éramos 6 personas, hoy en día hay muchos más. Lo que viene ahorita es muchos comediantes o gente que va a experimentar con el humor y va a aparecer gente muy buena, con muchísimo nivel, que va a representarnos en el mundo entero con una comedia de altísimo nivel.
G.L.: En todos estos años que llevas haciendo comedia ¿Cómo ves el público? ¿Crees que ha cambiado y ahora está más exigente?
B.C.: Siempre va a ser exigente. Pero la culpa nunca es del público, ese es un consejo que le doy a la gente que a mis talleres o trabaja conmigo, el comediante tiene que hacer reír a ese público. No es que es más difícil o más fácil, tienes que ver como resuelves las adversidades y adaptarte para hacer reír a la gente, ese es tu trabajo. Di lo que quieras y que la gente se ría, tu trabajo es hacer reír ¡hazlo!
G.L.: ¿Qué nuevos proyectos tienes?
B.C.: Como siempre crisis-oportunidad. La situación cambiaria por un lado, la reducción de espacios, la censura, nos ha abierto una oportunidad, por no decir que nos ha obligado, a buscar otras cosas. Este año empecé a conectar con personas y comediantes en otros países y empecé a abrir puertas en otros lugares, estuve en Chile, Bogotá, Panamá y ahora voy a México y Miami. Para ir sembrando un poquito de lo que yo hago allá y el año que viene explotarlo un poco más. Entonces, hacer cosas afuera es como el proyecto, con un copilado de los shows que he hecho, el lomito de mis presentaciones, algo latinoamericano que sirve para todo el público, que se llama “El diablo es mujer”.
Café con…
G.L.: ¿Qué endulza tu café?
B.C.: Stevia y ver sonreír a mi bebé ahorita me tiene enfermo.
G.L.: ¿Qué lo amarga?
B.C.: La injusticia, cuando alguien con más poder y más fuerza humilla alguien que tiene menos poder.
G.L.: Un momento del día para tomarte un café.
B.C.: A las 7:00am. En lo que paro al bebé, lo pongo al lado de la mamá. Le doy el tetero y yo me voy a la sala a tomarme el mejor café del día.
G.L.: Una canción para acompañar un buen café.
B.C.: Te quiero igual de Andrés Calamaro.
G.L.: Un libro para acompañar un café.
B.C.: Comedy Bible, la biblia de la comedia, de Judy Carter.
G.L.: Un lugar donde tomarse un buen café
B.C.: En la sala de mi casa, y en San Luis hay una cafetería pequeñita que no va nadie, y espero que no quiebre porque es maravillosa.
G.L.: Alguien con quien te gustaría compartir un café.
B.C.: Bill Cosby.
G.L.: Si tuvieras que definirte como un café ¿Cómo serías?
B.C.: Café negro, sin azúcar. Entre expresso y guayoyo.
Pueden seguirle la pista a Bobby en sus redes sociales:
Instagram: @BobbyComedia
Twitter: @BobbyComedia
bobbycomedia.com
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