En la nave de Bomboyash (primer viaje)

Por Laura Andreina Rodríguez

larodriguez@guayoyoenletras.com

@IsLarv

 

 

 

Dicen que la música une a las personas, Bomboyash es testigo fiel de esto. Seis músicos que parecieran ser muy diferentes han logrado crear canciones que ensamblan de una manera armónica sus diferentes personalidades e inclinaciones musicales poniendo a bailar a más de uno. Iván Dávila (voz principal y guitarra) y Samuel Little (bajo) iniciaron un camino musical que los llevó a conocer a Mauricio Rivas (batería) y a Orlando Pérez (guitarra) quienes, a pesar de tener ya una banda, decidieron unirse a ellos. Andrés Márquez (teclado) y Brayan Silva (percusión) se fueron integrando tras un proceso de transformación que los llevó del Rock Alternativo a esta fusión con influencias funk y latinas que hoy en día representa a Bomboyash y del cual nació “Penélope”, una de sus canciones más virales que al primer día de publicación contó con más de 1.000 reproducciones en Sound Cloud, ratificándoles que iban por el camino correcto. Iván y Orlando se tomaron un café con Guayoyo en Letras mientras nos contaron cómo fue todo este proceso y lo nuevo de Bomboyash.

 

Guayoyo en Letras: ¿Cómo se les ocurrió el nombre Bomboyash?

Iván Dávila: El nombre Bomboyash se nos ocurrió porque un amigo estaba terminando con la novia y él dijo: “bueno, nada, sino le diré arrivederci y ya”, entonces yo le dije: “sí, bom voyage” como “buen viaje” ¿sabes? Y le dije: “ya va, ¿y si le pongo así a la banda?”, a él le pareció un buen nombre y, luego, en uno de los ensayos se lo dije a los de la banda, a ellos también les gustó burda la idea y nos quedamos con eso. En base a ese nombre hicimos todo el concepto con el que estamos trabajando en la banda.

 

Nosotros, cuando ya teníamos el nombre de Bomboyash, estuvimos ensayando unos cinco o seis meses, muy poquito tiempo, nuestro primer toque fue en el Colegio Santiago de León, luego nos metimos en el Intercolegial Nuevas Bandas y obviamente no ganamos porque estábamos demasiado nuevos. Igual fue una experiencia chévere porque tocamos en el Centro Cultural Chacao.

 

 

G.L.: ¿Ustedes se inclinaban por un rock pesado o siempre tuvieron esa influencia latina por ahí?

Orlando Pérez: No, era simplemente lo que salía. Nos poníamos a tocar cualquier cosa, teníamos una idea, la íbamos desarrollando y lo que salía al principio era como algo más sucio, por así decirlo, hasta que llegó “Penélope”. Empezamos a montar “Penélope”. Empezamos a montar “Penélope” y nos gustó burda y dijimos: “esto suena genial, no como el desastre de lo que hemos venido haciendo”. De ahí en adelante dijimos: “tiene que ser esto.”

 

G.L.: Entonces, ¿”Penélope” nunca llegó a sonar rocker?

I.D.:Nosotros, en broma, la tocamos a veces rockeada pero fue porque nuestro tecladista es medio metalero, bueno, tuvo una época de metalero. Entonces, se pone a gritar y tocamos “Penélope” con distorsión y ese tipo de cosas. “Penélope” no nos costó tanto grabarla y la canción tuvo éxito pero estábamos buscando cambiar de productor.

 

O.P.: Y nuestro manager, en ese momento, nos dio el número de Claudio Ramírez. Él vino a la tierra para hacer eso. (Risas)

 

I.D.: Claudio Ramírez es el vocalista de Los Humanoides y el primer productor de La Vida Bohéme. Cuadramos con él y ahí fue cuando nos dimos cuenta de la inversión de dinero que íbamos a tener que hacer para grabar con él. Claudio se llegó a un ensayo cuando todavía éramos Bomboyash en bruto, las cinco canciones que puedas escuchar en Sound Cloud en ese momento eran como un diamante en bruto, las escuchó y dijo: “bueno, sí, podemos trabajar. Lléguense a mi estudio tal día”, nos llegamos y yo creo que con Claudio empezó toda la magia.

 

G.L.: ¿Creen que Claudio Ramírez de alguna forma los aterrizó en el negocio de la música?

I.D.: Más o menos, yo le digo zen zei, él nos ha enseñado pero no nos ha dicho como que “tienen que hacer esto y esto” sino con el ejemplo de las cosas que hace. Él al principio nos dejaba por nuestra cuenta. Yo creo que su mayor influencia sobre nosotros fue el hecho de que él produjo las canciones, él las convirtió. El mejor ejemplo es: agarró un diamante en bruto y lo convirtió en algo genial. Nos ayudó a quitar clichés de las canciones, a que la canción no fuera tan repetitiva.

 

O.P.: Todo lo que es producción, arreglo de canciones, él lo hizo y lo hizo de maravilla. Aprendimos un montón de cosas de él.

 

I.D.: Ahorita, con las canciones nuevas que hacemos, nosotros decimos: “¿qué haría Claudio?”. Es como una manera distinta de ver la composición de las canciones a raíz de Claudio. Nosotros nos contactamos con Claudio en diciembre, empezamos a grabar en enero y teníamos pensado que saliera el LP en marzo o abril y el LP lo tuvimos en junio, julio. Se demoró demasiado por todo el problema del país, entonces, en todo ese tiempo, nosotros tocábamos mucho, ensayamos burda. Yo siento que hicimos un trabajo bastante bueno.

 

G.L.: ¿Cómo manejan ustedes el tema del gestionamiento de la banda?

I.D.: Nosotros no tenemos manager. Nos autogestionamos. Twitter lo manejamos nosotros, Facebook también. Nuestra estrategia de llegar a cualquier sitio es demasiado directa. Nosotros estrenamos nuestro EP en La Mega y fue por eso, conseguimos el número, yo llamé, me dijeron que sí, fuimos a estrenar “Gorila” y luego a estrenar todo el disco completo. Las entrevistas que hemos conseguido han sido de esa manera.

 

O.P.: También han sido relacionadas con nuestra reciente participación en el Nuevas Bandas.

 

G.L.: ¿La decisión de participar este año en el Festival Nuevas Bandas viene dado por la experiencia previa del Intercolegial?

O.P.: Más o menos. No tan directamente, pero sí.

 

I.D.: Nosotros dijimos: “este año es el Nuevas Bandas ¿seremos lo suficientemente buenos para entrar?”. Mandamos la canción y quedamos en el Circuito Caracas. Es importante que hayamos logrado pasar del Intercolegial al Nuevas Bandas grande en un año nada más porque la mayoría de las bandas tardan entre tres a cuatro años para pasar de ser una banda de colegio a ser una banda profesional. Yo ya considero que nosotros somos una banda profesional.

 

G.L.: A raíz de toda su experiencia con el Festival Nuevas Bandas, ¿creen que deberían haber en el país otras ventanas para el talento emergente?

I.D.: Sí, definitivamente. Yo no quiero ser malagradecido con la fundación porque hemos tenido experiencias finas ahí, pero también es como chimbo que, por así decirlo, haya una sola organización en esto. Sería fino que hubiese más gente que hiciera lo mismo, aunque justamente el Festival FILA, nosotros tocamos ahí. Nuestro bajista ganó como mejor bajista ese año. Pero, sí, definitivamente hacen falta más ventanas. Yo me siento conforme con el Nuevas Bandas, pero el hecho de que sea una sola institución encargada de esto hace que se genere este tipo de situación como el sesgo del jurado y ese tipo de cosas.

G.L.: ¿Cuál es el siguiente paso para Bomboyash?

I.D.: Nuestro próximo enfoque es tocar en todos los sitios que podamos y darle full rosca al LP que me parece que es un material muy bueno, que toda la gente que lo escuche le puede medio gustar. Es una música bastante accesible. Ahorita vamos a empezar a grabar temas nuevos, no estamos apurados ni nada pero como tenemos varios temas nuevos, los vamos a grabar, los vamos a tener ahí como debajo de la manga y en el momento indicado los sacaremos.

 

G.L.: ¿Creen ustedes que sus letras pueden tener un doble sentido? ¿Es intencional?

I.D.: Sí, a veces es intencional y a veces no. Lo que pasa es que todo empezó con “Penélope” porque tiene varias interpretaciones: la interpretación doble sentido y la interpretación de que se trata de un personaje de la Odisea de Homero que es Penélope, la esposa de Odiseo. Todo empezó ahí, y de ahí en adelante, con “Luna” se marcó más la cuestión. Esa letra la hice yo súper explícita y salió así, de resto es como una especie de marca nuestra. Con toda honestidad, las letras tienen doble sentido intencional en ciertas oportunidades y hay veces en las que yo no me doy cuenta. Por ejemplo, en el coro de “Luna” la gente me decía: “¿un polvo de estrellas? ¿Cómo vas a decir eso en una canción?” y eso yo no me había dado cuenta que tenía doble sentido hasta que me lo dijeron. Lo único malo de eso es que a veces nos comparan con Los Amigos Invisibles.

 

G.L.: ¿Cómo ha sido la compenetración de ustedes como banda en vista de que la mayoría no tenía una relación de amistad previa sino que se conocieron prácticamente hace poco?

I.D.: Una vez tuvimos un rollo con Mauricio. Ese ha sido el único que hemos tenido. Tuvimos un toque y fue muy malo, la única canción buena fue “Penélope”. Entonces, nuestro baterista quedó demasiado picado y se quería salir. Después que se le pasó su pataleta y él es el que está más metido en la banda, en el grupo de whatsapp escribe como cada cinco minutos. También hay veces que nos ha tocado vernos todos los días en la semana, a mí no me importa, yo pudiera verlos a ellos todos los días, pero, de repente, Andrés se fastidia y dice: “¡qué fastidio verlos a ustedes todos los días!” (risas). Pero yo creo que, en general, todos nos llevamos muy bien. Hemos sabido acoplar nuestras personalidades y nuestros gustos musicales para que la cosa sea mejor. No es fino que no te lleves bien con los que estás haciendo esto.

 

 

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