Emprendimiento venezolano es un juego de estrategia

Por Paola Marcano

 

 

 

Cada año, millones de personas ponen a prueba sus proyectos socioproductivos a lo largo y ancho del territorio nacional.

 

Los riesgos de fracaso para el emprendedor se incrementan debido a la situación económica de Venezuela y a la ausencia de políticas públicas que lo respalden. Sin embargo, la actividad emprendedora en el país ha redefinido su razón de ser.

 

El entorno venezolano actual ha propiciado el desplazamiento de la idea de emprendimiento por oportunidad, la de emprendimiento por necesidad, de acuerdo con los criterios de estudio del Monitor Global de Emprendimiento para el cálculo la Tasa de Actividad Emprendedora.

 

En un escenario socioeconómico en el que la inflación acumulada hasta noviembre del pasado año alcanza un 60,1%, según las últimas cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela y donde la escasez reina en las calles, la posibilidad de emprender se vuelve una necesidad. “Las crisis siempre van a ser espacios que van a estimular la creatividad y por ende el emprendimiento, pues donde hay problemas y necesidades es justamente donde la gente busca resolver”, sostiene Julio Gómez, egresado del IESA.

 

Una inflación traducida en precios exorbitantes hace de la tarea de emprender una lucha de la cual no todos salen airosos. “Alquilar un local ahorita está imposible, mucho menos comprarlo. Las negociaciones son a partir de 200 mil bolívares y actualmente nosotros no contamos con un capital inyectado. Incluso encuentras negociaciones en dólares”, cuenta Yalexis Díaz, quien junto a su esposo, Jesús Rangel, decidió iniciar el proyecto de una agencia de pasapalos, respaldados por la Asociación Civil Por la Caracas Posible.

 

Desde la perspectiva de Ángel García Banchs, director de Econométrica, los nuevos empresarios venezolanos deben enfrentarse a un país con un alto riesgo jurídico y una importante incertidumbre cambiaria, en el que las condiciones del entorno son inestables.   Como una estrategia para sortear estas y otras dificultades del entorno actual en materia de emprendimiento, Carlos Falcón, profesor universitario y experto en Desarrollo del Talento Humano, considera oportuno “eliminar la mayor cantidad posible de personas que puedan intervenir en la cadena de producción. Mientras más corta pueda ser desde la obtención de la materia prima a la comercialización, podrás controlar mucho más” para minimizar los factores de riesgo.

 

Para Falcón, no es suficiente el deseo de ver nacer y crecer su negocio, es indispensable una formación previa en la que éste adquiera conocimientos en materia de mercadeo, administración, relaciones públicas, manejo de los recursos legales, pues, en principio “toca ser todero”.

 

Visitas al Registro

En Venezuela, constituir una empresa, firma personal o institución jurídica de cualquier índole “conlleva a una cantidad considerable de visitas al Registro, pagos de aranceles y tasas, contratación de abogado y contador, muchas copias de cada papel, idas constantes al banco y, sobre todo, una alta dosis de paciencia y perseverancia”, explica Eloisa Valles, Presidenta de Así se Emprende y Directora de EmpreMedia.

 

Durante los últimos diez años, Venezuela se ha posicionado como uno de los países con mayor oferta de propuestas emprendedoras que buscan incrementar el bienestar de las comunidades, pero al mismo tiempo, registra una alta tasa de mortalidad de empresas nacientes, dado que cerca del 80% de las iniciativas no logran subsistir pasados los tres años y medio de operaciones o consolidarse como verdaderas generadoras de empleo estable; fenómeno que fue detectado en 2009, por el reporte del Monitor Global de Emprendimiento.

 

“Mientras los tiempos sean más cortos, tú como estado estás garantizando de alguna manera la actividad emprendedora en la gente, porque los estás motivando a hacerlo. Si tú le pones más trabas y dilatas el proceso va a llegar un momento en que el emprendedor se rinde y abandona la tarea”, sostiene el especialista en Desarrollo del Talento Humano.

 

Lo jurídico contempla, además, una serie de limitaciones y condiciones para los nuevos emprendedores. “Al principio yo pensé que era mejor una cooperativa porque tiene muchas facilidades, no tienes que pagar impuestos y eso nos favorece porque no tenemos los recursos (…) Sin embargo, la cooperativa te impone un tope. Puedes generar ganancias solo para sobrevivir, para estar bien, pero no puedes crecer económicamente, expandir tu negocio y abrir sucursales”, dice Rangel.

 

Según Marielangela Valladares, directora de la Academia Wayra Venezuela, emprender es “un riesgo que se debe tomar en cualquier momento de nuestras vidas, y debes estar preparado para el trabajo arduo”. Y aunque, en general, el emprendimiento es una actividad sin garantías de éxito, persistir es una herramienta clave, en cualquier lugar del mundo donde se quiera iniciar un proyecto económico independiente. El emprendimiento venezolano es, sin duda, ejemplo de esa persistencia.

 

Problemas de fondo

Venezuela carece de políticas públicas desarrolladas en función de estimular, generar y promover una cultura emprendedora en el país, concuerdan distintos expertos venezolanos. “Estamos formando pura mano de obra, estamos formando gente para que vaya a trabajar en empresas, en organizaciones que ya están constituidas no estamos formando a gente para que cree sus propios negocios”, sostiene Falcón.

           

Cuando se revisa la estructura organizacional de las máximas instituciones gubernamentales en materia de Educación y Proceso Social del Trabajo, se evidencia efectivamente que sus acciones no están planteadas en función de promover una cultura de emprendimiento empresarial. Esta función parece estar implícitamente delegada a las organizaciones privadas no gubernamentales, que por iniciativa propia han unido sus esfuerzos para consolidar la actividad emprendedora en el país. Así, el Sistema Nacional de Emprendimiento agrupa más de cien empresas e instituciones privadas para la promoción del emprendimiento como agente de inclusión que contribuye al desarrollo de la producción venezolana y creación de nuevos trabajos.

 

Pese a las dificultades del entorno, desde la perspectiva de Gómez, el venezolano debe mantener siempre una actitud positiva frente a nuevos escenarios socioeconómicos y aún más, estar consciente que por más cuesta arriba que las políticas públicas hagan la tarea de emprender, no es posible que la asfixien. Una situación que “juega en doble dirección porque justamente al intentar atacarlo, la gente busca sobresaltar esas barreras. No puedes lograr cohibir a una persona que busca emprender, de resolverse la vida, cuando tú como estado no le estás dando ninguna opción”. Falcón se suma a esta postura y añade que “la herramienta más importante que debe tener un emprendedor es aprender a pensar de manera analítica y estratégica”.

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