Por qué y cómo anular a un “radical”

Por Werner Corrales Leal

@wernercorrales

 

 

 

Breve manual de buenas prácticas democráticas en temporada de elecciones…

 

El jueves pasado me sorprendió en mi casa la llamada telefónica de un joven, quien identificándose como “estudiante de la escuela de estudios políticos de la UCV”, me invitaba a responder a una encuesta que supuestamente hacía como trabajo académico de su carrera. Después de dar respuestas positivas a sus preguntas introductorias, si yo conocía lo que es el movimiento estudiantil y si recordaba “las protestas violentas del año pasado”, el entrevistador entró propiamente en materia. “¿Sabía Ud. que ‘La Salida’ ni siquiera fue conocida en los barrios populares?”; ¿Sabía Ud. que ‘los disturbios violentos que organizó La Salida’ le sirvieron al gobierno de Maduro para ganar tiempo y fortalecerse?”. Llegado este punto le pregunté al joven el nombre del profesor a quien debía entregar los resultados de su investigación y me dijo: “estudios políticos” ¿Pero de qué materia? y me respondió “finanzas”. Al comentar el incidente a varios amigos me enteré de que la iniciativa telefónica viene rodando desde hace más de un mes.

 

No se trataba simplemente de una encuesta con preguntas sesgadas sino de una patraña casi pueril pero muy deshonesta de marketing electoral, que emplea afirmaciones falsas o no comprobadas pero supuestamente bendecidas por la UCV, para inducir la descalificación política de ciertos líderes e iniciativas. Una “trampita” de marketing para desprestigiar a los candidatos democráticos que son apoyados por líderes que no están alineados al  “pensamiento uniforme opositor”, es decir, anular a “los radicales” con vistas a las venideras elecciones parlamentarias.

 

Esta práctica maligna, que no es aislada, no merece ser respondida con planteamientos éticos, a los que no son sensibles los “demócratas” que participan de ella. Corresponde más bien responderla con el sarcasmo de una propuesta metodológica que sí sabrán apreciar, que los ayude a identificar sin errores y anular a los “radicales”, pero que además aclare bien ante toda la ciudadanía qué tienen ellos en mente cuando le endilgan a alguien el mote de “radical”.  

 

¿Por qué es importante detectar y anular a los “radicales”?

No hay mejor respuesta a esta pregunta que un exudado que logramos recoger en el foro imaginario “Oposición Responsable y Radicalismo en Venezuela” que auspició recientemente  en Caracas la Asociación de Columnistos, Aplaudidores y Beatíficas Adulantes (ACABA). Se trata de una selección de intervenciones del panel en el que participaron el periodista africano Hassan Ngeze, cronista especializado en tolerancia, y el Dr. Joseph Goebbels, experto alemán en comunicación de democracia, paz y verdad, figuras en cuyo pensamiento se inspiran en todas sus acciones públicas los miembros de la asociación convocante.

…“La labor maligna de un ‘radical’ socava la disciplina y la uniformidad de pensamiento que son indispensables en la Oposición. Y lo que es peor, el mensaje ‘radical’ le impide al ciudadano común concentrarse en las únicas ideas que deben ocupar su mente: en primer lugar votar por encima de todas las cosas, incluso sus propias necesidades y aspiraciones físicas y espirituales, y en segundo término ser sordo a las voces disidentes que plantean protestas. Las protestas solo conducen a la irritación del gobierno, a quien necesitamos de buen humor para que nos beneficie con unas elecciones limpias”… “No hay nada más perturbador para un movimiento democrático pluralista que sentir el zumbido insistente de un ‘radical’ que pretende propagar sus opiniones disolventes y embaucar a los jóvenes inexpertos. Y el problema se transforma en un reto de salud pública, ante el cual es necesaria la acción extirpadora, cuando los ‘radicales’ proliferan, como pareciera estar sucediendo en Venezuela”…  

 

Rasgos que permiten detectar de manera segura a un “radical”

Por fortuna para la democracia responsable, los “radicales” son fáciles de detectar porque no tratan de ocultar lo que piensan, pareciera no preocuparles cómo los ven los demás. He aquí dos rasgos y una serie de indicadores dentro de cada uno de ellos, que son infalibles para una identificación positiva.

 

Los “radicales” son negativamente indisciplinados y desordenados. No les gusta que les peguen, no creen  en líderes mesiánicos, no aceptan ser tratados como niños que no entienden, rechazan que algún cogollo pretenda tomar decisiones a nombre de ellos sin haberlos consultado y no le obedecen al líder cuando él baja la línea de usar solamente palabras que estén en la Constitución. Un radical suele ponerse de mal humor cuando lo invitan a una manifestación y esta comienza, transcurre y concluye con una salsa democrática, es decir, no comprende que la alegría es un rasgo de los demócratas (¿o es de los republicanos?). Amigo lector, si nota uno de estos indicadores del rasgo “indisciplina y desorden”,  está frente a un “radical”, si nota dos cuídese de sus reacciones porque puede hablarle fuerte si  quiere darle órdenes a lo militar. Y si ves tres rasgos en él o ella, mejor eche a correr; seguramente se enfrenta a un joven con madera de “líder radical” y esos son los más peligrosos.

 

Los “radicales” promueven medios irresponsables y no tradicionales para el juego político. Por ejemplo, un “radical” tenderá a pensar y decir que este régimen no es democrático y que por eso no hay que pedirle que “gobierne” ni que rectifique porque no lo hará. Seguramente querrá que la política deje de limitarse al marketing electoral y el populismo rentista, y en cambio pedirá que se oriente por valores y propuestas que reflejen una Visión de País. Un “radical” se atrevería a hacer cosas como desconfiar del CNE y denunciar sus marramuncias, o apoyar que se invite a Venezuela a expresidentes de otros países para que generen opinión internacional que nos ayude a salir del régimen,  y hasta serían capaces de celebrar que 33 exmandatarios hayan suscrito la injerencista Declaración de Panamá… Y no puedes confundirte en tu juicio si ves que alguien apoya las elecciones pero propone que la Oposición cometa el desaguisado de promover protestas simultáneamente. No, no te equivocas si juzgas de “radical” a algún opositor  cuya conducta muestra un solo indicador parecido a cualquiera de éstos.   

 

Y la sección de la asesoría que más esperan mis amigos… ¿Cómo liquidar a los “radicales”?

Está claro que siendo demócratas convencidos no planteamos aquí nada que restrinja la elección del método de “liquidación de radicales”. No hay una solución única sino una variedad tan amplia como la imaginación del ejecutor y las opciones disponibles en el mercado. Un solo consejo nos permitimos dar y es que se apliquen soluciones finales que no dejen huellas detectables; en otras palabras, que sean “a prueba de Luminol”.

 

Solo a título de ilustración invitamos a nuestros lectores a visitar varios blogs y periódicos on-line, revisar los TL de las cuentas de Twitter súper conocidas de varias figuras de la asociación que antes mencionamos, la ACABA,  y las columnas de un diario centenario de circulación nacional, que con razón cerró sus páginas para “radicales”. En esos espacios podrán apreciar la más variada gama de merecidas calumnias, chismes y conspiraciones contra “radicales” de todo pelo.

 

Finalmente, a quienes tengan la posibilidad de ser invitados a entrevistas de canales de TV abierta en Venezuela, les recomendamos emplear el método que ha puesto en boga un caraqueño Alcalde de Oposición, que no lo inventase él sino un Secretario General Eterno,  procedimiento conocido en la Dirty War Literature como “sapea a un radical”. Este modo tiene la ventaja de que uno  usa la entrevista para denunciar al “radical” por su participación en un supuesto “golpe”, pero mantiene las manos limpias, porque la captura y las torturas no las ejecuta uno sino el gobierno. 

 

Vuelta al mundo real: una crítica de los métodos

Es muy evidente la incoherencia ideológica y ética de quienes diciéndose democráticos y pretendiendo rechazar el sectarismo del gobierno, persiguen violentamente el pluralismo en su propio seno y pretenden enlodar a “los radicales”, aplicando la etiqueta a toda persona que piense o proponga vías distintas o complementarias.   No veo una gran diferencia entre el “pensamiento único socialista” y la perversa pretensión de tener un “pensamiento único opositor” del cual nadie pueda desviarse so pena de enfrentar un pelotón de fusilamiento de imagen.

 

No es posible construir una democracia aplicando métodos antidemocráticos incluso contra quienes tenemos los mismos objetivos de libertad. Ni siquiera contra los jerarcas chavistas es legítimo emplear las calumnias que a diario vemos contra María Corina Machado, Leopoldo López, Antonio Ledezma y otros “radicales” opositores.

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