Efemérides en Venezuela
Por Alfredo Yánez Mondragón
@incisos
El abril de los infiernos
Una gesta independentista, una manifestación multitudinaria que obligó una renuncia presidencial, una elección cuestionada, un diálogo que nunca fue; y ahora una radicalización que da una vuelta de tuerca a los controles
En Venezuela el mes de abril se ha convertido en la efeméride por excelencia. Ya no solo por la gesta independentista de la corona española que marca al 19 de este mes como el primer paso para esa transformación; sino por los sucesos ocurridos tanto en 2002, con la salida de Hugo Chávez del poder, luego de una multitudinaria manifestación cívica que llevó al máximo representante de la fuerza armada –de ese entonces- a admitir que el presidente había renunciado a su cargo, y más recientemente por la elección (Aún con sombra de duda) en 2013 de Nicolás Maduro como presidente, y por la reunión del oficialismo y la oposición, en cadena nacional, en 2014.
Este año no se salvará de su conmemoración, a la luz de las más recientes declaraciones desde el gobierno. Lo que se vivió en la Cumbre de las Américas en Panamá, la semana pasada, más las declaraciones de Maduro y su entorno en función de la radicalización de la revolución; sin dudas tendrá repercusiones en el futuro cercano, y de mediano plazo.
Diversos analistas coinciden en señalar al 11 de abril de 2002 como el parte aguas de la historia de Venezuela, desde la perspectiva del “chavismo”. Sin aquel suceso, resultaría inexplicable la fuerza del arraigó de Chávez en un pueblo que le veía como un semidiós. Por ello, y solo por ello, se escogió al 14 de abril de 2013 como la fecha para que los venezolanos escogieran al sucesor de Chávez.
Aquel domingo de abril, bajo el paraguas de la selección de Chávez en cadena nacional del 8 de diciembre de 2012 (a solo dos meses de su reelección) a favor de Nicolás Maduro, la gente salió a votar, en el marco de las irregularidades denunciadas y constatadas por los pocos observadores internacionales.
Tras una votación muy cerrada y luego del pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE), Henrique Capriles candidato apoyado por la Mesa de la Unidad Democrática, con el respaldo de los demócratas del país le dijo a los venezolanos que la proclamación de Nicolás Maduro sería espuria. Aquella noche, Capriles le llamó presidente “Mientras tanto”, e inició una faena de protesta que le duró poco.
Con medio país con miedo a “celebrar” la “victoria” de Maduro, y la otra mitad dispuesta a reclamar los abusos cometidos durante la jornada electoral; Capriles llamó a los venezolanos a manifestar su “arrechera” contra las cacerolas y bailando salsa.
Una querella nacional, ante los organismos denunciados por parcialidad, diluyó entre los venezolanos la esperanza de un cambio a pocos meses de la muerte de Hugo Chávez. Lo que ocurrió luego fue repliegue y resignación.
Las elecciones municipales de diciembre de 2013 terminaron por derruir la esperanza opositora. Capriles intentó convertir esas elecciones locales en un plebiscito que cuestionara la falla de origen de Maduro; pero la estrategia falló. La abstención sumada a la ventaja abusiva de los recursos del Estado en favor de la parcialidad política que detenta el poder destruyó la tesis del arrinconamiento por la vía electoral sectorizada.
Así las cosas, en enero de 2014, en medio de una sensación nacional de apatía y sumisión; Leopoldo López y María Corina Machado plantearon una propuesta democrática, pacífica y constitucional denominada “La Salida”; cuestionada por el gobierno; y también por sectores de oposición que la etiquetaron de “inmediatista” y “divisionista”.
Buena parte del descontento represado en el país, tras la ambigüedad en la defensa de los resultados electorales de 2013, se hizo sentir. El occidente andino (En Mérida y Táchira) marcó una pauta que creció en otras regiones. La represión se magnificó, al punto de contar más de 40 muertos, que el gobierno y algunos sectores opositores, achacan a disconformidad social manifestada en las protestas de calle.
Eso llevó al gobierno a buscar alternativas de solución y en ese sentido consiguió en los buenos oficiantes de la Unasur y el Vaticano, a promotores de un diálogo que con multitud de cuestionamientos, montó puesta en escena en Miraflores (sede del Gobierno) la noche del 10 de abril de 2014.
Una vez más representantes de la oposición visitaban Miraflores. Alcaldes y gobernadores ya lo habían hecho con anterioridad, varias veces declararon que por las razones fundamentales de la República estaban dispuesto a reunirse con quien fuera y donde fuera. La excepción fue Voluntad Popular (Partido que tenía –y tiene- a su coordinador nacional, Leopoldo López, en la cárcel por pensar distinto al gobierno) y María Corina Machado, dirigente nacional.
Así las cosas, abril ya conmemoraba el primer paso de la independencia, un fallido intento de rebelión popular, una elección a destiempo, y un diálogo que nunca fue.
Para 2015, abril llegó en medio de las expectativas por la Cumbre de las Américas. El gobierno venezolano aprovechó un decreto del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el que se “sanciona” a siete funcionarios por sospechas de corrupción y violación de Derechos Humanos para armar una campaña de respaldo cimentada en el nacionalismo.
Ni la campaña ni el lobby montado en su entorno sirvieron de mucho. Maduro llegó a Caracas sin haberse convertido en el centro de la atención de la cumbre (más allá de los rumores de un doble y del papel secundario una vez más ante la evidencia de la relación entre Cuba y EE UU.).
La tensión económica aumenta. Los inventarios se vinieron a menos; las colas frente a los expendios lucen interminables y abril aun cuenta algunos días para terminar. Desde diciembre de 2014 se viene anunciando el aumento de la gasolina; y no falta quien diga que habrá alguna medida adicional que ayude al gobierno a hacer más llevadera la crisis.
Entonces ya no será por la gesta épica, ni por las elecciones, ni por un diálogo fallido. Ahora, en 2015, abril va a terminar representando la efeméride del corralito viajero, pues arreció el control de cambio con los “cupos” de divisas, e incluso del corralito alimenticio; pues algunos alimentos de primera necesidad solo podrán adquirirse en las redes de distribución del gobierno.
Para algunos en el mundo, abril es primavera. Para otros; aunque no llueva; es el peor de los inviernos; que no por casualidad, fonéticamente está relacionado con infierno.
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