La implosión de Marx
Por Jorge Olavarría H.
@voxclama
La oposición está ascendiendo en la estima popular. Eso es algo por lo que deberíamos alegrarnos. Pero también es algo que nos debería alarmar. Primero, este fenómeno no tiene nada que ver con ellos aunque ultimadamente sean ellos los “favorecidos”-por decirlo así.
En la MUD han estado muy ocupados moviendo fichas políticas devaluadas y oxidadas mientras se disponen a regresar a caminos ya andados. Nos están encauzando hacia una nueva emboscada y con gran arrogancia se niegan a escuchar y atender las advertencias. Nuevamente. Cuando una tendencia política está dispuesta (y hasta parece ávida) en ajustar sus principios a las arbitrariedades tiránicas del régimen, uno se pregunta si alguna vez fueron en verdad “principios” o solo eran lemas publicitarios.
Y dado esto, tan desprovistos de coraje, sin contenidos morales y valores que pudieran sacar a este país de un populismo colectivista paternalista y atrofiante… temo que los liderazgos de reemplazo regresen a la adoración de la vanidad y el poder al servicio de favoritismos, revanchismos y pequeñeces. Así nunca tendremos una ciudadanía con valores democráticos. Siempre estaremos amenazados con el regreso de un nuevo líder carismático capaz de despertar instintos primitivos o de aprovecharse de la ignorancia y el resentimiento que generan la injusticia y la pobreza para, nuevamente, pisotear las libertades en nombre de la justicia social.
No podemos permitir que se repita un “ganamos pero perdimos” o un “..sacamos más votos pero somos miyoría” o un “tiempo de Dios”. Un verdadero liderazgo adapta las circunstancias a sus ideales, no ajusta sus ideales a las circunstancias. Pero tenemos tanto tiempo acostumbrándonos a las arbitrariedades del régimen que ya ni las vemos como lo que son. Medimos el impacto en la opinión pública de las estrategias suicidas de régimen en vez de oponernos, contrarrestar y tener un bastón moral del cual aferrarnos.
Quitarnos las cadenas del colectivismo populista no es fácil. Heredamos 500 años de altruismo católico, 200 de paternalismo republicano incluidos 40 años de circos electoreros y ahora nos hundimos con 16 años de nacionalsocialismo falaz; colectivista y revanchista. Guiados por esas escuelas de hipocresía y paternalismo, NO es fácil pedirle a los políticos que crean en el potencial individual, en la gente. Con solo la legitimidad de la superioridad bruta han avasallado a la sociedad en vez de enaltecerla hacia la autonomía. Nos han manejado en vez de gobernado, indoctrinado en vez de educado.
No es fácil tratar de constituir este criterio como nunca fue fácil convencer a un marxista porque, al final, los argumentos base de esa doctrina son nobles. Son un compendio de plagios de antiguos testimonios justicieros, humanistas, decentes, a favor del pueblo depauperado, la justicia social, la distribución de las riquezas, los medios de producción en manos de Estado (y todo para detener/evitar el horror que testimoniara Marx y Engels en una Inglaterra que revolucionaba la industria e reinventaba el avasallamiento y la explotación). Los izquierdistas hablaban de dignidad, de darle a cada quien según su necesidad y pedirle a todos que aportaran según sus capacidades. Qué sublime palimpsesto de la doctrina cristiana! Con argumentos altisonantes, ilustrados, que pulsan la entereza y acallan los privilegios de los ricos y poderosos, aquietan los resentimientos e intentan o dicen querer desmontar tanta desigualdad. Pero son falacias por utópicas.
En la Unión Soviética lo que el sistema marxista instauró en nombre de igualdad y la justicia social fue probablemente uno de los sistemas más desiguales y arbitrarios conocidos en la historia. Lo que si nivelaron fue el arribismo pero los parámetros para llegar a las alturas del poder no eran precisamente los más humanistas. Instauraron un sistema colectivista que sospechaba de todos. Que le temía al individuo. No creía en la gente. Necesitaron crear estados policiales, esclavistas y paternalistas. Se requirió medio siglo para que surgiera un liderazgo pragmático capaz de entender que la utopía marxista había fracasado.
La implosión del comunismo en la Unión Soviética (y en todos sus satélites, incluyendo a Cuba) produjo una cadena de eventos cataclísmicos que todavía no se han calmado del todo, cuyo mensaje no debe ser olvidado. Es sencillo: el Marxismo y todos sus derivados, (incluido el socialismo del siglo XXI), sencillamente no funciona. Cuando se devasta la autonomía individual de producir, enriquecerse, crecer, aprender o de perseguir cualquier meta, se acaba con lo más sagrado y los más motivador que hay en cada persona. El liderazgo marxista Chino (igual que sus satélites) se dieron cuenta de esta realidad y prefirieron salvar sus pellejos desmontando lo que a sus padres y abuelos les costó tanto montar. La falacia marxista de incalculables esfuerzos y mares de sangre derramada es hoy una paradoja existencial que vive el país más vorazmente capitalista del planeta. Marx se revuelca.
Del mismo modo, en Venezuela, el marxismo trasnochado que nos impuso un carismático militar golpista, ya llegó a su término. Se acabó. El recuerdo del encanto de la ideología no atenúa el realismo. Ya con el modelo extinguido, la oposición le debe a la sociedad no dar muestras de hipócrita UNIDAD sino de entereza. Demonstrar que pueden acudir a ese raro valor que han tenido personajes como Granier y Brito –quienes estuvieron dispuestos a perderlo todo. De ese despertar del valor cívico de la sociedad insumisa y sus hijos, los estudiantes golpeados, torturados, todavía presos.. De ese arrojo ejemplar que mana de los líderes como María Corina, Ceballos, Leopoldo, Ledezma… que han sido perseguidos, acosados y encarcelados no por algo que hayan hecho sino –como los judíos en la Europa ocupada por los Nazi—, POR LO QUE SON.
Se llama integridad. Y no se negocia.
Asusta.
- Lo que hay que saber sobre la declaración de ley marcial en Corea del Sur - 4 diciembre, 2024
- Bitcoin, imparable: a cuánto puede llegar su precio en medio del “efecto Trump” - 24 noviembre, 2024
- El extraño caso del hombre que estuvo desaparecido 30 años, reapareció con la misma ropa y no recuerda qué le pasó - 2 septiembre, 2024