Solo dos pasos más
Por Jorge Olavarría H.
@voxclama
Todo amante de los acertijos conoce (alguna variable) de éste: Estás perdido en el desierto y te topas con los hermanos Mustafá. Sabes que la leyenda señala que uno de estos beduinos gemelos siempre miente y el otro siempre dice la verdad. Siendo un extranjero e apóstata, los hermanos solo te permiten una pregunta y luego siguen su camino. ¿Qué pregunta les haces?
Este acertijo es apropiado porque refleja diferentes premisas y niveles con los que toda encuestadora debe trabajar. NO puedes hacer más de una pregunta (no desperdicies la oportunidad tratando de descifrar cual es cual). Los dos hermanos saben el camino, tienen información de vida o muerte y sus naturalezas son lo que son (no trates de negociar, implorar o convertirte a su religión). Y uno siempre miente. El otro siempre dice la verdad.
(En alemán rápido es schnell.)
Lo otro es que tú sabes que con la pregunta adecuada, recibirás la información que buscas. En este caso esa información es una orientación. Es, la verdad. La única premisa que se escapa a la logarítmica cínica de las encuestadoras es que la respuesta en si no te salvan la vida (o te mantienen el cliente). Es lo que haces con ellas. El cliente en este caso ni siquiera quiere oír la verdad para saber o corregir el rumbo. El cliente ya sabe la verdad. Que se la reiteres es solo un porcentaje de la faena encomendada (y muy bien $$ pagado). La otra parte es perversa. Requiere sagacidad y descaro. Es qué se puede hacer para que el deslave de la verdad no los arrase. Cómo limpiar y transformar de forma creíble la data, la verdad, para que el cliente en el poder pueda seguir manipulando al sufrido y tolerante pueblo traicionado (y de ser posible apaciguar a sus parásitos en las Américas, el Caribe y el mundo entero, seguir mendigándole a los chinos, rusos, iranés y, en breve, conservar el poder.) Una pelusa.
Ese era el encargo, mucho más grave y perverso, que asumió Hinterlaces hace un año, por lo que condujeron—Un estudio de análisis situacional del país. Pero ese jeroglífico de la manipulación sirve para reflejar la típica capacidad de maniobra de las encuestadoras asalariadas. La encuesta terminó anunciado que había en curso —seis (6) matrices de opinión negativas tratando de posicionarse en la opinión pública. Anunciaban que era parte de “un plan de desestabilización emocional y neutralización social”. Quizá por arrogancia costumbrista o por servilismo, la encuesta en efecto era (es) un verdadero análisis situacional del país. Los planteamientos fueron (y son) un barómetro profético que tenías que saber leer porque estaba invertido, y precisamente, era y ES una referencia de la insania semiológica que nos ha aturdido por tantos años. Señalado por Huxley y Orwell y llevado a la praxis por personajes como Joseph Goebbels, Edward Bernays y Leo Stauss las “verdades” incómodas nunca se admiten y las mentiras nunca se cancelan del todo. Las dos se tuercen.
El primer argumento de la encuestadora acusa la creación de la matriz de opinión falaz de que “El modelo fracasó”. De hecho, así es y es interesante cuando una encuestadora trata de crear o darle pautas a la dolarizada maquinaria propagandística del Estado para crear matrices de opiniones de las matrices de opiniones cocinadas por la oposición sobre matrices de opinión. Pero todo venezolano pensante YA sabe que—lo que dice Pedro de José describe mejor a Pedro que a José.
En efecto, en todos los niveles, EL MODELO ¡fracasó! Como ha fracasado en todo el globo (desde que se implementó por primera vez en 1917). Es (fue) un experimento que suena noble, repito, pero produce liderazgos que inevitablemente se degeneran en depravación, corrupción, destrucción y canibalismo (pululan sobre todo con hipocresía, manipulación y mentiras). No con cinco ni con cincuenta años, el socialismo NO cumple ninguno de sus nobles objetivos porque no puede. Un gobierno sin poder y recursos no puede gobernar. Un gobierno con limitado poder y suficientes recursos, puede lograr ser honorable y eficaz. Un gobierno con poder y recursos ilimitados, es inevitablemente, una catástrofe… (Súmale a esto un perfil vitalicio recubierto de impunidad… y tienes una monstruosidad degenerada en deidad revolucionaria fascista. O nacionalsocialista.)
Lo que se autodefine como un “modelo de inclusión social” ahora vemos que por “inclusión” se refiere a los más execrable elementos en la sociedad—arribistas sin capacidades en las más altas esferas, militares corruptos, colectivos, narcotraficantes, secuestradores, pranes y delincuentes cuyas concepciones se enmarañan con las de la jerarquía política quienes han conocido “una etapa de mayor desarrollo productivo” y de “nuevas oportunidades”, de recursos, poder, impunidad e invencibilidad como no la han conocido oligarquía o monarquía alguna.
Sin duda se había logrado y se aprovecharon de un respaldo popular importante, especialmente de las poblaciones depauperadas que han recibido migajas (literalmente) a cambio de una sumisión vergonzosa. Pero ese es parte del entramado. Si logras hacer creer en un porcentaje de la población que las faltas y crímenes propios vienen de otros, de tus enemigos, aparte de librarte de la responsabilidad implícita, tienes un justificativo adicional para la opresión, persecución, represión, o por lo menos la acusación infundada y el insulto.
El siguiente punto retorcido anuncia la creación de la matriz de opinión para hacernos creer que un gobierno de revelo haría inevitable la “aplicación de medidas neoliberales”. Esta senda es típicamente Marxista. Es insistir en estimular la aprensión del regreso del ancien regime, de los agentes extranjeros, el imperialismo, la contra, la burguesía, la cuarta o como quiera que se le llame a quienes destronaron, decapitaron o fusilaron en nombre del pueblo pisoteado o hambreado. En este argumento, sin embargo, destacadamente conceden alguna medida de pragmatismo porque el estudio de Hinterlaces declara que el régimen admite que—“la situación económica venezolana es crítica y requieren medidas para afrontarla.” Y luego añade y complace diciendo que, por el contrario, el Gobierno busca “liberar las fuerzas productivas, diversificar la economía, estimular el emprendimiento y promover las exportaciones”.
¿Hu? Ya va…esto implicaría… ¿devolver lo que expropiaron, nacionalizaron, estatizaron o como quiera que llamen el robo metódico (y legalizado) de lo ajeno por el Estado?
Ese aspecto se merece otra observación: Manifiestamente admite que estamos en “crisis” pero infiere un sentido, una necesidad casi tribal de aglutinarse en torno a conceptos abstractos, como siempre lo hace; alrededor de la memoria del líder supremo, la revolución, la patria. En un segundo plano, si se trascribe del experimento cubano, admite el fracaso del modelo socialista y casi podemos creer que pudiéramos ser tan estúpidos y aceptarlo. Como quienes están dispuestos a abandonar todas las paradigmas ideológicas (que costaron tantas vidas y sufrimiento) a cambio de que los marxistas permanezcan en el poder –centralizado, policial, antidemocrático, vitalicio y absolutista. Esto se describe en una sola frase: hipocresía existencial.
Si acaso, lo único que tiene de meritorio el socialismo (monárquico) Norcoreano, (el único satélite comunista que se niega a seguir el modelo chino, vietnamita, etc.) es su testarudez en negarse claudicar mientras sus vecinos/hermanos al sur han construido una de las economías más pujantes del planeta (la 5ta), ellos se están muriendo de hambre pero se niegan a ceder y darles libertades a sus ciudadanos. Esto se describe en una sola frase: locura marxista.
La siguiente temática que la encuestadora imputa no merece mayores observaciones. Hace un año era una matriz de opinión manipulable pero ya no. Eso de que es falso—“Venezuela está al borde del default”. Aquí solo hace falta explicar lo que es un default: es cuando alguien (en este caso un país) no puede cumplir con sus obligaciones… este régimen no está al borde del default, ha estado revolcándose en él desde hace diez años al menos (digo diez y no dieciséis porque los primeros años son de gracia para que tengan el tiempo de implementar sus nuevas políticas, reestructurar instituciones, etc).
Más de 20mil asesinatos al año es estar en default con la sociedad. Haberse robado, dilapidado y regalado el caudal más cuantioso de dinero, (una cifra google) suficiente para demoler todas las urbanizaciones/barrios del país y edificarlas de nuevo, y ni siquiera han resuelto a los damnificados del 99… ¡eso es default! La montaña de dinero que le deben a empresas extranjeras y gobiernos (muchos de los cuales los han cabroneado todos estos años), eso no es default. Eso es irresponsabilidad pura y simple. Como perder los ahorros de la familia en una apuesta. “…se quiere hacer ver que el país no puede honrar sus compromisos de deuda, cuando en realidad tiene suficientes ingresos en divisas para garantizar las importaciones y saldar sus compromisos en el exterior”.
“Viene una explosión social” es la matriz con la que Hinterlaces advierte que se busca hacer creer que la nación “está al borde de un estallido social”. La guerra por la independencia tenía mil veces menos argumentos para el uso de la violencia y los agravios del régimen colonial eran mil veces más sutiles de que tenemos hoy. El “Caracazo” que tanto han enarbolado como justificativo para el golpe (pospuesto) de Chávez, fue un evento menor comparado con las bestialidades que han cometido en estos quince años. Lo que es sorprendente es la pasividad de la sociedad del nuevo milenio. Hemos tolerado tantos y tan graves abusos a la dignidad. Si acaso, algunos activistas y defensores de sus derechos, han estado dispuestos a morir de hambre antes de salir a matar. No somos ese tipo de sociedad. Si acaso, tanta gente ha preferido irse del país a mendigar derechos ciudadanos que dejamos perder en casa.
De hecho, la encuestadora señalaba en una especie de complacencia post-coital: “Por el contrario los venezolanos siguen esperanzados, aún en medio de los problemas. Apuestan a la paz y a la estabilidad. Rechazan la violencia y el caos”. (No sé si nos acaban de llamar sumisos y cobardes…o pacientes y tolerantes) Sea como sea, preferimos morir antes que matar. Huir antes que luchar. (Sin berrinches, vamos en fila para llegar al precipicio. Y cuando hay un berrinche, es porque alguien se coleó.) En todos los seres vivos está latente el instinto de “luchar o huir” (flee or fight). No hace falta explicar cual predilección abunda en el ADN colectivo. (…arreglen sus pasaportes o sus mangos.)
Además, sea dicho, las reacciones (más que las acciones) de la OPOSICIÓN, sea por estupidez, incapacidad, incoherencia, miedo o intereses oscuros, han sido vergonzosas. Hablan pero no actúan. Chillan pero no se plantan. Salen a explicar cualquier reacción social como una imprudencia… extemporaneidad…el tiempo de Dios…y todo eso.
Si quienes necesitan nuestro apoyo político están tan aturdidos que a menudo están dispuestos a volverse justificadores/aliados/alcahuetes del régimen, ¿qué se le puede pedir al ciudadano del medio? Pedir una acción libre de riesgos es como esperar al tiempo perfecto (que es de Dios). Sencillamente no existen. Quien quiere actuar conseguirá maneras. Quien no quiere actuar conseguirá excusas.
Luego la encuestadora advierte frente al riego de la mentira —“Estamos al borde de un colapso económico”. Y refuta esa matriz alegando que “Maduro implementa acciones económicas para elevar los niveles de abastecimiento de alimentos, estimular la producción local, establecer precios justos, garantizar el uso correcto de las divisas para importaciones en general y detener la sangría de divisas”.
“Maduro debe renunciar”… Con esta matriz, afirma Hinterlaces, se pretende “sobredimensionar la crisis económica y avivar el descontento para producir angustia neuróticas que desencadenen una ruptura social”. Para la empresa de análisis el objetivo es “provocar la salida violenta y atropellada del presidente Nicolás Maduro”.
La renuncia es la salida ideal. Es improbable, cierto, pero no es ni infantil, ni engañado. Es pacifista y civilista. Y es, la historia nos recuerda, algo basado en sensatez. Si se le dio el poder, se le puede exigir que lo devuelva… Pero, está bien, aunque sea poco probable que renuncie, la petición en si pudiera volverse un clamor incontenible. Una respuesta, una queja, una súplica en las colas, contra los abusos y respondiéndole a la incapacidad inaguantable.
Es allí donde se requiere UNIDAD. De lograrse colocar la renuncia sobre la mesa, se neutralizaría el verbo colaboracionista (MUD y Capriles) dispuestos a dialogar salidas a la “crisis” cuando la crisis es el régimen. Se cancelaría el deseo mágico que nos aturde y paraliza. Se anularía el verbo de mendigos. Se alzaría la credibilidad de la oposición. Se agitaría la creatividad pacifista de quienes pudieran optar por la violencia porque no ven otras salidas. Se pasaría a exigir/negociar solo la renuncia…cómo y cuándo pero más nada.
Este régimen se fundó sobre mentiras. Su precursor era un militar erudito en el arte del camuflaje, el secreto, la maniobra, la estrategia, el artificio, la emboscada…que en términos civiles se llama: mentira.
Tenemos entonces: (Sorpresa, gracias al barómetro invertido de Hitlerluces de hace un año.)
1. El modelo fracasó (rotundamente)
2. Estamos apenas estrenando el colapso económico (sin precedentes)
3. Pudiéramos estar en medio de una explosión social (hasta hoy aplazada)
3. Venezuela = default (¿a alguien le sorprende que nos hayan arruinado?)
4. Aplicación de medidas “neoliberales” (¿incluirá regreso de la libertad y la propiedad privada?)
6. Maduro DEBE renunciar… (De no hacerlo puede que termine deseando haber nacido en Cúcuta.)
…estas no son matrices de opinión delirantes. Solo son crudas verdades.
Y –para terminar, si te encuentras los hermanos Mustafá y ya sabes cuál es cuál… (No es difícil, uno tiene un alto cargo en una empresa expropiada, ahora al servicio del régimen, y el otro tiene una encuestadora)…entonces, deja de preguntarles cuál es el camino.
Solución: ¿Hacia dónde apuntaría tu hermano gemelo si le pregunto el camino?…
El que siempre dice la verdad sabe que el otro siempre miente y me señalaría el norte. El que siempre miente sabe que el otro siempre dice la verdad y me apuntaría hacia el norte.
La salvación, entonces, la salida, queda al sur.
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