Lo que mal comienza…
Por Alfredo Yánez Mondragón
@incisos
La candidatura frustrada de Isabel Pereira es un precedente a tomar en cuenta. Algunos creerán que se trata de un capricho, de una bravuconada, de una pataleta del “grupito de siempre”. Ojalá que tuvieran razón, y que las aristas que se asoman no sean más que la visión pesimista de quien está curtido en consecuencias de ambiciones y cálculos en función de intereses secundarios.
Abrogarse, en función de argumentos político electoralistas, una representatividad de maletín; y validar, desde el chantaje, esos mismos argumentos, indica lo mal que andamos.
María Corina Machado dijo que su organización no se prestaría a ser factor de división. Los electores del circuito 2 del estado Miranda tendrán en sus manos la decisión; que no será otra que ratificar lo que hasta ahora ha sucedido. Aún así, diera la impresión de que eso que sucederá, no va a ser representativo del sentimiento del país.
El país ha sufrido por décadas de la tiranía de las mayorías. Se les ha llamado de múltiples formas. Alguna vez las etiquetaron como “aplanadoras”; y eso es precisamente lo que está a punto de ocurrir.
Esos mismos que están muy felices porque el mismo “grupito de siempre” no se salió con la suya, están validando la concreción de una nueva aplanadora, de una nueva aplicación de las mayorías anti argumento.
Las proyecciones de Freddy Guevara, como diputado a la Asamblea Nacional pueden resultar auspiciosas; habría que ver si alguien se atreve a compararlas con las que tendría Pereira; pero algo más hay que agregar sobre el tema; la habilidad para enfrentar a “aliados” en una materia tan sensible -en términos de un régimen electoralista- a fin de que como en los enfrentamientos del tenis o el mundial de fútbol se eliminen entre ellos; resultó “perfecta”.
Pero, ¡que broma con los peros!, el ejercicio anecdótico probablemente no termine allí, en una decisión que deja por fuera a una venezolana con sobrados méritos. Lo ocurrido se mantendrá y profundizará en el tiempo.
Quienes creen que tienen el poder, lo ejercen en función de su chantaje unitario. Lo imponen mediante la muy bien dirigida manipulación y la sonríen como si se tratara de auténticos beneficios para la gente.
Una vez más insistiré en que los recientes documentos aprobados por los partidos políticos que hacen vida en la Mesa de la Unidad Democrática fueron sometidos a una dura prueba esta semana pasada, y lamentablemente -más allá de las alocuciones y rabietas de los voceros- no lograron pasarla.
Sin embargo, esas pruebas no serán las únicas. Ahora es cuando habrá momentos para leer, revisar y reaccionar respecto a los eventos que se irán dando. Desde convocatorias multitudinarias sin respuesta, hasta imposiciones avaladas por un descontento creciente, que algunos genios del cálculo insisten en equiparar con intención de voto, o peor, con simpatías por la nueva “aplanadora”.
Veremos entonces cómo termina, esto que pareciera que mal comienza.
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