Aunque no sea cierto
Por Beatriz Muller
No, yo no soy Neruda, por eso no me gusta cuando callas ni cuando estás como ausente,
porque entonces desapareces, y no oyes, y tu voz no me toca.
Es como que tus ojos me hubieran borrado,
y quisiera que con un beso me dibujaras la boca.
Yo no hablo mucho del alma, porque si lo hago me salen versos desesperados,
y el aire se carga de sombras, y emergen formas vacías.
Criatura sin dueño, llena esas formas vacías,
y colma las ganas que siento de tenerte entre mis cobijas.
Insisto, no soy Neruda y no me gusta cuando callas ni cuando estás tan distante.
Estoy como quejándome, inconforme y sin orgullo.
Y sé que oyes mis reflejos, y entonces me alcanza una lanza:
no dejes que mis silencios sean crueles como los tuyos.
Déjame seguir escribiendo aquel poema de amor
y las más de veinte canciones desesperadas como un chillido.
Eres como una fruta verde: dura y perfumada.
Tus ganas se vuelven de piedra, y de nada me sirven los martillos.
Definitivamente no, no me gusta cuando callas ni cuando estás como ausente.
El cabello se me enreda y ando poco olorosa, como si hubiera muerto.
Una letra al menos, para armarte en una palabra.
Y para creerte dentro de mis párrafos aunque no sea cierto.
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