Palabras sueltas
Por Ariana Carolina
Decidí soltarlo.
Ese día quise ayudarme a cerrar un ciclo.
Costó mucho más que un suspiro tomar mi decisión de superarte y eso significaba deslastrarme de ti, a través de mí.
Todo lo que generaste quise soltarlo. No me importó desnudarme ante los demás y que vieran lo que sentí. Era parte del plan: quedar en evidencia. A final de cuentas, ya no importaba. Ya había dado todo por acabado. Te había perdonado. Con mucho dolor, pero lo había hecho. No dejé de quererte -hasta hoy es imposible hacerlo. Por eso ya era un capítulo terminado y por eso solté esa parte del libro.
Lo admito. Una pizca de mí intuía la aparición de mi reflejo cuando, efectivamente, apareció. Apareciste.
Fue tan extraño. Fue tan inverosímil. Fue inefable.
Ya me había decidido. Lo soltaría.
El panorama cambió, pero seguiría soltándolo. Las razones son distintas, pero seguiré soltándolo, porque hoy poco me importa quedar en evidencia, ni ante los ojos de multitudes ni ante los tuyos.
Había confundido el cierre del capítulo con el del libro.
Qué dicha me da haberme equivocado.
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