Gloria Cuenca: A Venezuela le espera un futuro radiante
La presencia de Gloria Cuenca transmite conocimiento, experiencia y sabiduría. Periodista, profesora de la Universidad Central de Venezuela y escritora, ha sido crítica del comunismo desde que cambió de visión debido a su pasión por el periodismo.
Guayoyo en Letras, tuvo la oportunidad de realizarle una entrevista que se desglosa en tres partes que dan a conocer sobre su vida personal, profesional y su opinión sobre el país.
Periodista, esposa, madre y profesora:
Procedente de una familia de clase media alta y de padres abogados, Gloria Cuenca inició su etapa universitaria siguiendo el legado de su familia al estudiar Derecho en la Universidad Central de Venezuela (UCV), pero había una pasión por el periodismo que la motivó a estudiar esta carrera a pesar de la desaprobación de sus padres; en una época en la que ésta profesión era considerada masculina, su curso estaba integrado por 70 estudiantes, de los cuales solo tres eran mujeres.
En su carrera como periodista ha incursionado en la prensa, la televisión y la radio, en la actualidad es columnista de opinión del diario Ultimas Noticias y El Regional del Zulia.
Profesora universitaria por 50 años en la UCV, ha expresado que así como ama el periodismo ama la docencia y lo más gratificante de este oficio ha sido el afecto, el amor y la retroalimentación de sus alumnos.
Cuenca compartió años de su carrera junto a su esposo, el periodista ya fallecido Adolfo Herrera, quien fue un pilar fundamental en su vida y con quien procreó dos hijos, Marianela y Adolfo Luis, quienes le han dado la dicha de ser abuela de seis nietos.
G.L.: ¿Su esposo fue una parte muy importante de su vida y de su carrera?
G.C.: Estuve 49 años de casada, nos casamos de 23. Pasé más tiempo con él que con mi familia. Además teníamos áreas que nos fascinaban, a él le encantaba el periodismo, a los dos nos gustaba la política, amábamos la universidad, entonces teníamos una cantidad de áreas en conjunto. Adolfo sabía mucho de música, yo no sabía nada de música desde el punto de vista teórico pero me encanta la música, la clásica, la popular, me gustaba bailar… entonces aquello era de una intensidad asombrosa en nuestra relación, con toda esa cantidad de cosas que nos vinculaban y por supuesto la ausencia de él es terrible para mí.
G.L: ¿Alguna vez hubo una complicación entre ser mamá y su profesión?
G.C.: Hubo momentos duros y difíciles pero yo me fajaba. Y hay una cosa que siempre pensé y lo sigo pensando, es mucho más fácil ser profesora titular que ser una mamá exitosa, eso sí es bravo. Yo me fui dando cuenta de que estando en la universidad yo tenía muchas posibilidades de ampliar mi crecimiento y mi desarrollo justamente para ayudar a mis hijos.
G.L.: ¿Cuál es el mensaje que suele darle a sus alumnos de periodismo?
G.C.: Primero les digo “¿Ustedes están claros que esta no es una profesión para hacer dinero? Esta es una profesión que es un servicio público que requiere de cada uno de nosotros una entrega, una pasión muy grande”. Y en segundo lugar, el periodista es un pedagogo, porque en este país hay una enorme cantidad de personas que todos los días lo único que hacen es oír radio o ver televisión.
G.L.: ¿Qué la apasiona hasta el día de hoy del periodismo?
G.C.: ¡Todo! ¡Todo el periodismo me gusta! Desde el periodismo político, el más trascendental, del científico hasta el periodismo de farándula. Yo no dejo que ninguno de los ámbitos del periodismo me parezca lejano o que no valen la pena. Yo creo que el periodismo es bellísimo todo y ser periodista es una cosa maravillosa.
De regreso de la revolución:
“De regreso de la revolución” es su libro más polémico, que va a cumplir un año desde que fue publicado, donde la profesora narra la historia de cómo se convirtió en comunista y cómo y por qué dejó de serlo. Ha sido un libro controversial y que ha dado mucho de qué hablar ante el panorama político de Venezuela.
La profesora Cuenca dejó el marxismo en el año 1979 aproximadamente y durante muchos años se encontró en la disyuntiva de si explicar o no por qué había dejado el comunismo, hasta que Venezuela se encontró en el estado político de los últimos años, consideró que no podía esperar más, debía escribir y publicar un libro sobre eso; sostenía como razón principal el sentimiento de culpa de que en su país, siendo ella periodista y una persona que adora el periodismo, la libertad de expresión y que siempre ha luchado por eso, estuviese auspiciando un régimen que odia el periodismo y que en la práctica verdaderamente lo elimina y todo el mundo que trabaja en medios es un propagandista.
El evento decisivo que la hizo dejar el comunismo fue un viaje a China, en el que tuvo la oportunidad de compartir con colegas periodistas de la nación asiática. Se presentó un tropiezo de ideas cuando la profesora preguntó qué era un periodista para ellos. Cuenca presentó la definición de que un periodista es “Un combatiente por la libertad de expresión, un crítico de la gestión de poder y un vinculador del mensaje desde el público hacia los sectores de toma de decisión política”. Mientras que los colegas chinos respondieron que “En China y en los países socialistas el periodista es un propagandista de la nueva ideología, el marxismo, el leninismo y el pensamiento Mao”. Este acontecimiento sorprendió de tal forma a la profesora que después del encuentro, le informó a su esposo que ya no podía ser comunista.
G.L.: ¿Qué la motivó a ser comunista?
G.C.: Hubo varias cosas, uno: a mí me angustiaba mucho ver a la gente pasar trabajo, conversaba mucho con los compañeros de curso y veía que había gente que pasaba realmente muchas necesidades; eso es un factor que me impulsa. El segundo factor es que yo me hago una adulta el 1960, una década que es de rupturas en el mundo; ahí ocurrió por ejemplo el proceso del Black Power, que fue el poder negro, la aparición de Martin Luther King, la pastilla anticonceptiva con todas sus implicaciones para la liberación femenina y la liberación de muchos países; entonces todas esas cosas me fueron revolviendo.
A todas esas cosas se anexó que mi hermano mayor Raúl, se enfermó muy gravemente de la mente (esquizofrenia y paranoia) y mientras que aquí, en Estados Unidos y Europa les decían a mis padres que eso no tenía cura, cuando mi papa fue a Moscú, ellos le dijeron que sí tenían la cura. Los médicos soviéticos le dijeron a mi hermano “usted tiene que pasarse aquí como tres años. Nosotros le quitamos la enajenación a los pacientes pero si se devuelven al mundo capitalista de donde es usted, se va a volver a enfermar”. Mi hermano dijo: “yo prefiero seguir enfermo a quedarme aquí”, entonces él se devolvió. De alguna manera yo sentía que si se hacia la revolución mi hermano dejaba de estar enfermo, a lo mejor lo podían venir a tratar los soviéticos aquí… ese conjunto de factores incidieron a que yo me apegara a esa ideología de una manera tremenda.
G.L.: Ya no es comunista, ahora se considera demócrata o ¿de alguna otra ideología?
G.C.: Yo soy una persona demócrata progresista, ni si quiera me considero de izquierda porque se ponen bravos los chavistas cuando digo eso, que el que no es de izquierda es de derecha y no, yo tampoco me siento de derecha. Yo siento que soy una persona demócrata y creo que tanto en la derecha como en la izquierda hay cosas buenas que hay que sacar y que hay que utilizar. Pero esa etiqueta de “izquierda” de “derecha”, no tiene ningún significado para mí.
G.L: La juventud parece que siempre se siente atraída hacia el comunismo, ¿Por qué cree usted que sucede eso?
G.C.: Bueno porque como decía Jorge Luis Borges, el que no ha sido comunista a los 18 años es porque no tiene sensibilidad, pero el que lo sigue siendo a los 40 es porque es un gafo. Yo creo que a los jóvenes les gusta la utopía, les gusta vivir en ella y pensar que pueden transformar el mundo y cambiar las cosas. El joven tiene sueños, cree en esos sueños y los quiere realizar, y bueno el camino de la utopía comunista es muy lindo pero el punto está cuando caes en cuenta que todo eso es mentira.
G.L.: ¿Qué mensaje le podría dar usted a esos jóvenes que creen en esa utopía?
G.C.: Lo más importante es revisar a la luz de la conciencia qué pasó en el mundo que ninguna de esas cosas funcionó, por qué se acabó la Unión Soviética, por qué China para prosperar tuvo que dar esa voltereta y volverse capitalista económicamente, qué pasa en Cuba que Fidel Castro dijo en la televisión que el modelo cubano no le servía ni a Cuba, y ahorita están negociando con Obama… ¡Es que el modelo no funciona! y eso se acabó en el mundo porque no sirve. Entonces ser capaces de ver la situación objetivamente, con conciencia, es mi máxima recomendación. No dejarse llevar por unos o por otros, sino pensar ¿qué está pasando en este momento en este país? ¿Cómo estamos viviendo? ¿Venezuela se merece esta situación? Hay que ser capaz de abstraerte y ver la realidad, darte cuenta de lo que está pasando.
Venezuela en la actualidad:
G.L.: ¿Qué opina de las diferentes propuestas para salir del gobierno? La renuncia, la constituyente, el revocatorio y la enmienda.
G.C.: Todos los caminos conducen a Roma, yo creo que no son contradictorios la renuncia, la constituyente, el revocatorio y la enmienda, que se debe andar funcionando en esos cuatro caminos, pero lo importante es que nos mantengamos unidos y desechemos la violencia. Yo pienso que el político, sobre todo en nuestro país, en estas circunstancias, debe ser un pedagogo de la democracia.
G.L.: Usted ya ha visto que sí hay países que han podido salir del comunismo y progresar, ¿Qué futuro le ve usted a Venezuela?
G.C.: ¡Nuestro futuro es radiante! Nuestro futuro va a ser una maravilla. Cuando salgamos de esta situación, me preocupan los valores, la ética, esa parte que ha sido muy descuidada en estos casi cuatro lustros, pero no tengo la menor duda de que a Venezuela le espera un futuro radiante, porque es un país prodigioso en materias primas, suelos, la calidad de su gente y una vez que el venezolano haya aprendido como son las cosas, las dificultades que hemos tenido, etc., estoy convencida totalmente de que el país va a ser una maravilla.
Pueden seguir a la profesora Gloria Cuenca a través de su cuenta de Twitter @editorialgloria y adquirir su libro en la librería Alejandria II, el pasillo de la UCV, en la Universidad Católica Andrés Bellos y la librería Entre Libros en los Palos Grandes.
Lectora empedernida interesada en temas de política, economía y sociales.
fmora@guayoyoenletras.com
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